La pandemia de coronavirus ha sumido al mundo en un territorio inexplorado y dejado a la gente con un sentimiento de indefensión ante una amenaza de duración desconocida que podría infectar a cualquiera.
Durante el brote que suscita incertidumbre y está provocando una profunda crisis económica, social y sanitaria, un ejército de terapeutas ayuda a la gente a hacer frente a las brutales consecuencias psicológicas de la pandemia.
Solo en Estados Unidos, el virus ha afectado la salud mental de la mitad de la población, según una encuesta de Kaiser Family Foundation divulgada el jueves.
«La gente está experimentando niveles muy altos de ansiedad», dice a la AFP Sonya Lott, una psicóloga de Filadelfia que se especializa en tratar duelos, que es justamente lo que cree que está viviendo el mundo.
«Es el miedo a lo desconocido, ya que nunca antes hemos tenido una situación como esta», añade, describiendo una sensación de pérdida profunda en muchos niveles mientras la pandemia continúa su implacable marcha mortal alrededor del mundo.
«Lo único que hemos experimentado en Estados Unidos que se ha acercado a esta pandemia es el 11 de septiembre», dijo Lott, en referencia a los ataques terroristas de 2001 en Estados Unidos. «E incluso entonces, podíamos correr a casa, estar juntos y abrazarnos. Ahora ni en casa deberíamos estar abrazándonos».
Holly Daniels, psicoterapeuta y directora de asuntos clínicos de la Asociación de Terapeutas Matrimoniales y Familiares de California, que representa a 32.000 profesionales de salud mental, dice que ha visto un aumento significativo en el número de personas que buscan ayuda desde el brote del virus.
También ha habido un aumento en el número de llamadas a las líneas telefónicas de ayuda para suicidas, aunque todavía no hay estadísticas disponibles, agrega.
«Quedarse en casa es más seguro con el coronavirus, pero para muchos individuos el hogar no es un lugar seguro», afirma Daniels. «Las tasas de suicidio van a subir porque la gente está sola y aislada, y estar en casa es realmente una situación insegura para ellos».
Según ella, los terapeutas, que ahora tienen que realizar sus sesiones en línea por el coronavirus, están siendo muy cuidadosos para vigilar de cerca a sus clientes vulnerables y están usando redes sociales para compartirles recursos y orientación disponible.
Lado positivo
Tanto Daniels como Lott coinciden en que el mejor consejo para sobrellevar estos tiempos caóticos es mantenerse en el presente y hacer meditación, ejercicio y reuniones con amigos y seres queridos por aplicaciones en línea para aliviar la ansiedad.
«Trato de que las personas se mantengan tan cerca del ahora como sea absolutamente posible, en este momento tengo comida, en este momento a mis seres queridos a salvo, en este momento tengo un trabajo», dice Lott.
Limitar la exposición a las noticias en televisión y redes sociales también es una forma de calmar los nervios, según los expertos.
Pero a pesar de todo el pesimismo, Daniels asegura que la pandemia también ha tenido consecuencias positivas, como la oportunidad de enfrentar realidades emocionales como nunca antes.
«Hay una sensación de mayor intimidad, de camaradería», opina. «Espero que cuando todo esto termine, el resultado positivo sea que estemos un poco más evolucionados emocional y psicológicamente».
Kent Toussaint, un terapeuta de familia basado en California y que trabaja estrechamente con niños y adolescentes, dice que si bien la ansiedad de los adultos está desbordada, los más pequeños parecen manejar mejor la crisis.
«La mayoría de los niños con los que trabajo están menos preocupados por el virus, por infectarse», añade Toussaint, que dirige la organización Teen Therapy Center. «Están más enfocados en cómo está afectando sus vidas diarias».
Según él, los adolescentes pueden manifestar molestia por estar encerrados en casa o faltar a una práctica deportiva o a una fiesta con amigos, pero los niños más pequeños están disfrutando de la atención añadida de tener a sus padres en casa.
«Los niños se sienten menos estresados con la tarea porque hay menos… y luego con sus padres en casa, encuentran más tiempo para conectarse», dice Toussaint. «En medio de esta horrible situación puede haber un lado realmente positivo para las familias».