El presidente de Bolivia, Evo Morales, se dijo este miércoles «casi segurísimo» de ganar en primera vuelta la reelección para un cuarto mandato, mientras en diversas regiones del país comienza una huelga general convocada por la oposición y comparada por el mandatario con un «golpe de estado».
«Yo estoy casi segurísimo de que con los votos de áreas rurales vamos a ganar en la primera vuelta» frente al candidato centrista Carlos Mesa, dijo el mandatario en una declaración desde la casa de Gobierno, cuando el cómputo oficial de votos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) apunta a un balotaje.
El mandatario izquierdista acumula un 46.03% de los votos frente al 37.35% de Mesa, cuando faltan por escrutarse alrededor del 3% de los sufragios válidos nacionales, según datos actualizados del TSE a las 08H25 locales (12H25 GMT). Para evitar la segunda vuelta, necesita un mínimo de 40% de los votos y una ventaja de 10 puntos porcentuales respecto al segundo candidato.
Morales denunció además que «está en proceso un golpe de estado», en aparente referencia a las protestas opositoras y la huelga indefinida anunciada a partir de este miércoles. «Quiero que sepa el pueblo boliviano, que hasta ahora humildemente soportamos para evitar violencia y no hemos entrado en confrontación», sostuvo.
Una ola de violencia estalló en diversas regiones tras los comicios del domingo y ha tenido como blanco las sedes de los tribunales electorales. La protesta de la noche del martes en La Paz congregó a miles de personas que gritaban «¡Fraude, fraude, fraude!».
El mandatario boliviano, a diferencia de sus dos períodos anteriores, no pudo lograr en primera vuelta el 50% más uno de los votos que lo reelegiría automáticamente y le haría además mantener el control del Congreso, allanándole el camino para aprobar leyes sin oposición.