Una coalición improbable de ricos propietarios, militantes ecologistas y habitantes enojados ha visto la luz en la isla griega de Corfú para protestar tras el lanzamiento oficial de un complejo turístico de lujo en un bosque virgen y hasta ahora protegido.
La propiedad de Kassiopi, de un valor estimado de 120 millones de euros (unos 140 millones de dólares), está ubicada en el bosque de pinos Erimitis, en una de las zonas más preservadas de la isla cerca de las costas albanesas.
El fondo de inversiones neoyorquino NCH Capital, que obtuvo el título de propiedad en 2016, ha previsto construir un hotel de cinco estrellas con 90 habitaciones, residencias de lujo y un puerto para embarcaciones de placer.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitstotakis, ya se había ganado las críticas de los ecologistas por haber alentado inversiones en zonas naturales protegidas.
Entre esos proyectos está la exploración de hidrocarburos en el mar Jónico rico en fauna marina, así como la promoción de parques eólicos en las islas griegas.
Pero esta vez, el proyecto desagrada también a los ricos propietarios de Corfú.
«Un desastre total»
Durante su visita a Corfú el 11 julio para inaugurar el proyecto Kassiopi, Kyriakos Mitsotakis tuvo que enfrentar la sorpresiva oposición de uno de los propietarios más prósperos de la isla, el financiero británico Nathaniel Rothschild, miembro de la célebre familia de banqueros.
En dos tuits, Rothschild calificó al proyecto de «desastre total» que va a llevar a Corfú al «desarrollo masivo de los años 1970» y «no va a aportar nada a la economía local».
El financiero afirmó en esos mensajes que la costa preservada de Erimitis corre el riesgo de «destrucción» y que «es insensato que Mitsotakis defienda ese proyecto».
El financista británico Ben Goldsmith, hermano del ministro conservador Zac Goldsmith, es otro opositor de renombre.
El noreste de Corfú es un lugar de veraneo privilegiado de ricas familias como los Agnelli de Italia.
Un grupo de unos 200 propietarios británicos en la isla instó a Mitsotakis a que dé marcha atrás.
«Construir un hotel de este tipo, en este ecosistema preservado e histórico, con los daños que provocará en la fauna salvaje, el mar y el bosque natural, sería una afrenta para todos aquellos que se preocupan por el medio ambiente», escribió el año pasado la asociación de propietarios de Corfú al primer ministro griego.
Los firmantes advirtieron de una posible «desaprobación generalizada entre los amigos de Grecia en todo el mundo«.
La licitación para Kassiopi fue realizada por la agencia griega de privatizaciones en 2012.
Recibió luego el aval de los servicios arqueológicos y forestales del país y se impuso ante una docena de querellas en los tribunales.
El Consejo de Estado, el tribunal administrativo de mayor jerarquía en Grecia que se encarga de los contenciosos medioambientales, también aprobó el proyecto.
Los trabajos comenzaron en junio con la destrucción de un antiguo puesto de observación de la marina.
«Es bueno para Corfú»
Durante su visita, Kyriakos Mitsotakis estimó que el proyecto es «bueno para Corfú y para el país».
Agregó que Grecia «necesita» un turismo de alto nivel que «ponga en valor» el territorio y «respete» el medio ambiente.
El gobierno afirma que el proyecto creará 1,000 empleos durante la fase de construcción y otros 500 durante su funcionamiento.
Sobre 49 hectáreas, asegura que solo el 7% será construido, y que eso se hará con una arquitectura bioclimática y sistemas anti-incendio y de desalación de agua de mar para la irrigación.
Y los espacios verdes y la playa seguirán siendo públicos, precisó NCH Capital.