«¡Mantuvo Arizona segura!», tuiteó Trump tras ordenar su primera gracia como mandatario.
La Casa Blanca justificó en un comunicado que «el alguacil Joe Arpaio tiene 85 años y, tras más de cincuenta años de admirable servicio a la nación, es un candidato digno de un perdón presidencial».
La decisión provocó inmediatamente las reacciones negativas de la oposición demócrata y de activistas en defensa de los derechos de los migrantes, que acusaron a Trump –todavía vapuleado por sus comentarios sobre los disturbios racistas de Charlottesville– de atizar las divisiones en el país.
Pero el gobierno destacó que «la vida y carrera de Arpaio, que comenzó a los 18 años cuando se hizo voluntario del Ejército al principio de la Guerra de Corea, encarnan el servicio público desinteresado».
El exalguacil fue condenado a finales de julio por haber violado el mandato de un juez federal que prohibió sus patrullas discriminatorias y debía ser sentenciado en octubre.
Trump avanzó el martes que le concedería la gracia durante un multitudinario encuentro con simpatizantes en Phoenix (Arizona), en el que preguntó si Arpaio había sido condenado por «hacer su trabajo». El público, enardecido, le respondió con un sonoro aplauso.
«No lo voy a hacer esta noche [martes], porque no quiero crear controversia», declaró, pero «el alguacil puede estar tranquilo».
Arpaio, hijo de inmigrantes italianos, escribió en Twitter sentirse «increíblemente agradecido» con el presidente, de quien es un ferviente defensor, y dio a entender que su condena fue «un hechizo político» impulsado por miembros del Departamento de Justicia de la era Barack Obama.
También aprovechó para pedir a sus partidarios que donen dinero para financiar su defensa legal.
– «El color de la piel» –
Trump se ha visto envuelto en la polémica estas últimas semanas por su ambigüedad a la hora de hablar sobre la extrema derecha y los supremacistas blancos. Pero en este tiempo no ha dejado de atacar a la inmigrantes que cruzan la frontera con México.
Su perdón fue condenado con fuerza desde varios sectores, incluso desde su Partido republicano.
Trump «tiene la autoridad para dar este perdón, pero al hacerlo en este momento socava sus declaraciones sobre el respeto de las leyes, dado que el señor Arpaio no mostró remordimiento por sus acciones», dijo el Senador republicano por Arizona John McCain en un comunicado.
Otro senador de Arizona, el republicano Jeff Flake, escribió en Twitter: «En relación al perdón a Arpaio, habría preferido que el presidente hubiera respetado el proceso judicial y dejado que siguiera su curso».
«Joe Arpaio es un racista que persiguió durante años a la comunidad hispana. Tendría que haber cumplido su pena», afirmó por su parte el congresista demócrata Joaquín Castro.
De la misma forma opinó el representante demócrata Raul Grijalva, para quien el exsheriff «no merece el perdón. Toda su vida se ha comportado como si estuviera por encima de la ley. Ahora Trump le demuestra que tenía razón».
La poderosa organización de defensa de los derechos humanos Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés) estimó de su lado que el «presidente eligió la ilegalidad en lugar de la ley, la división en lugar de la unidad y el dolor en lugar de la recuperación».
UnidosUS, el mayor ente a favor de los derechos de los hispanos en el país, tildó el indulto de «obsceno».
«El sheriff Arpaio fue el instigador de un comportamiento racista y permitió la política de acoso y abuso en base al color de la piel en el condado de Maricopa», señaló su presidenta, Janet Murguia.
Arpaio aplicó durante casi un cuarto de siglo un mantenimiento del orden implacable en el condado de Maricopa.
Fue elegido alguacil por primera vez en 1992 y reelegido sistemáticamente cada cuatro años, hasta que perdió en los comicios de 2016.
Trump siempre lo consideró «un gran patriota estadounidense».