El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció un mitin furioso y con ocasionales obscenidades este martes en el estado de Florida, su nueva residencia oficial, adonde llegó para celebrar unas festividades de Acción de Gracias ensombrecidas por la amenaza de un juicio político.
En el mitin en Sunrise, al norte de Miami, Trump lanzó duros insultos contra sus enemigos políticos, calificó a los demócratas de «depravados» y afirmó que en Washington lo estaban atacando porque él había puesto en evidencia «un sistema disfuncional».
Como es su costumbre, el presidente dedicó su furia a la prensa y calificó a los periodistas de ser «unas de las personas más corruptas del mundo». El ataque consiguió que las miles de personas de la multitud dirigieran sus insultos y abucheos a los medios de prensa que cubrían el evento.
Mientras los demócratas planifican la próxima fase en el proceso de investigación para un juicio político en su contra, el evento en Sunrise le sirvió a Trump para demostrar lo fiel que es su base republicana, con la que cuenta para mantenerse en el poder a lo largo de esta crisis política y luego, en las elecciones de 2020.
«Los demócratas radicales están intentando dar vuelta a la última elección porque ellos saben que no pueden ganar las próximas eleccioneS», dijo Trump, a lo que la multitud respondió cantando «¡cuatro años más!, ¡cuatro años más!».
Los demócratas de la Cámara de Representantes parecen proclives a enjuiciar a Trump bajo cargos de abuso de poder, porque el presidente supuestamente presionó a Ucrania para que abriera una investigación por corrupción sobre uno de sus potenciales rivales demócratas para 2020, el demócrata Joe Biden.
Incluso si el Senado, de mayoría republicana, lo absuelve -cosa que se espera-, esto de todos modos convertiría a Trump en el tercer presidente que pasa por un proceso de destitución.
Pero el presidente espera vengarse ganando las elecciones y Florida es un estado crucial en este esquema.
Trump recientemente identificó este estado como su residencia legal, que antes estaba fijada en su Nueva York natal.
Fuera del anfiteatro, decenas de manifestantes protestaron contra la presencia del presidente y elevaron uno de los célebres globos «bebé Trump», mientras el mandatario celebraba lo que los organizadores calificaron como una «fiesta de bienvenida» al nuevo vecino.
«Florida está cansada de sufrir por sus promesas rotas», dijo la presidenta del partido Demócrata en Florida, Terrie Rizzo, en un comunicado. «Esto no es un mitin de bienvenida, sino una fiesta de despedida».
Tras el mitin, Trump se retira a su resort y club de golf Mar-a-Lago, en la costa atlántica de Florida, para pasar allí el feriado del Día de Acción de Gracias el próximo jueves.
A primeras horas de la tarde, todavía en Washington, el mandatario republicano había cumplido la tradición de indultar a dos enormes pavos, que son el plato principal de estas festividades.
Lo flanqueaba su esposa Melania, quien acababa de ser abucheada en un discurso sobre los peligros de las drogas en la ciudad de Baltimore.
«Esperamos su participación»
Mientras tanto, en la invernal Washington, los demócratas seguirán trabajando en el eventual juicio político.
El Comité Judicial de la Cámara de Representantes, que se ocupa de la investigación, anunció este martes que iniciará la próxima fase el 4 de diciembre e invitó a participar en ella a Trump y a sus abogados.
«El Comité espera su participación en la investigación por juicio político», escribió Jerry Nadler, presidente del Comité Judicial, en una carta al presidente.
Estas audiencias abordarán las bases históricas y constitucionales para un juicio político y determinarán si las supuestas acciones de Trump ameritan que el Comité emita cargos de destitución, añadió Nadler en su misiva.
El lunes de noche, los investigadores recibieron buenas noticias en ese sentido por parte de la justicia.
Una corte de apelaciones de Washington dictaminó que los asesores de Trump deben cumplir con las citaciones del Congreso en el marco de la investigación, contradiciendo las órdenes que dio la Casa Blanca a sus funcionarios de ignorarlas.
«Los presidentes no son reyes», escribió la jueza Ketanji Jackson en su decisión. «Nadie, ni siquiera el jefe del Poder Ejecutivo, está por encima de la ley».
El dictamen podría dar pie al testimonio de tres testigos fundamentales: el exasesor de seguridad nacional John Bolton, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, y el secretario de Estado, Mike Pompeo.
La administración de Trump apelará el fallo -que se aplica específicamente al ex abogado de la Casa Blanca Don McGahn- con la intención de elevarlo hasta la Corte Suprema.