Donald Trump incrementó el miércoles sus ataques contra su exasesor de Seguridad Nacional John Bolton, cuyas confidencias complican los llamados del presidente estadounidense para ser rápidamente absuelto en el juicio político en su contra en el Senado, sin llamar a nuevos testigos.
El inquilino de la Casa Blanca atacó a Bolton, a quien despidió en septiembre, al señalar que el exasesor le «rogó» tener ese trabajo pero que había mostrado «muchos más errores de juicio» en su desempeño.
«Fue despedido porque, francamente, si lo hubiera escuchado, ya estaríamos en la Sexta Guerra Mundial, y sale e INMEDIATAMENTE escribe un libro desagradable y falso. Todo clasificado de Seguridad Nacional», tuiteó el mandatario.
Poco después, la Casa Blanca respaldó las diatribas de Trump en Twitter y dijo que el manuscrito, que se titula «The Room Where it Happened» («La habitación donde sucedió»), no puede ser publicado tal cual fue presentado debido a que contiene información clasificada, tras ser sometido a un proceso de revisión que se aplica a cualquier empleado de la sede del Poder Ejecutivo que escriba un libro.
El texto de Bolton, conocido por sus posiciones beligerantes, socava una de las principales líneas de defensa de Trump en el juicio político, tras ser acusado por la Cámara de Representantes de abuso de poder y obstrucción al Congreso.
Los demócratas afirman que Trump congeló ayuda militar a Ucrania durante dos meses en julio para presionar al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a iniciar una investigación sobre Joe Biden -su posible rival en los comicios presidenciales de noviembre- y su hijo Hunter, involucrando así ilícitamente a una nación extranjera en la política electoral estadounidense.
Según trascendidos de prensa, Bolton detalla en su libro que el presidente quería congelar la ayuda militar a Ucrania hasta que Kiev abriera esa pesquisa.
La divulgación de contenidos del borrador por el diario The New York Times en la noche del domingo tuvo el efecto de una bomba, pues aluden al corazón de la acusación contra el presidente.
También fortaleció a los demócratas, que desde hace semanas piden convocar a Bolton y a altos funcionarios de la Casa Blanca como testigos en el juicio, algo a lo que Trump y sus partidarios se oponen enérgicamente.
Bolton dijo estar preparado para testificar si el Senado emite una citación
«Ponerle fin»
Las posibilidades de que el juicio político contra Trump culmine con una destitución es prácticamente imposible, pues el oficialismo republicano cuenta con una mayoría de 53 votos contra 47, y se requieren dos tercios (67 votos) para lograrlo.
Sin embargo, a menos de 300 días de las elecciones presidenciales, se espera obtener información embarazosa contra el candidato en su reelección.
En el cierre de su alegato el martes, la defensa del presidente pidió a la Cámara Alta que absuelva a Trump «lo más rápido posible». «Es hora de ponerle fin», dijo Pat Cipollone.
Los 53 senadores republicanos se han unido ahora en torno a su presidente, pero las revelaciones de John Bolton cambiaron el escenario.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, admitió el martes que no tiene suficientes votos en este momento para bloquear la demanda de testigos, para la cual alcanza con una mayoría simple.
Al experimentado estratega le quedan tres días para tratar de impedir que los pocos senadores republicanos moderados, incluidos Mitt Romney, Susan Collins y Lisa Murkowski, apoyen a los demócratas en una votación que se espera el viernes a última hora.
Batalla judicial
«Recuerden, republicanos, los demócratas ya tuvieron 17 testigos, ¡no nos dieron NINGUNO!», lanzó Trump el miércoles.
El senador republicano John Cornyn aseguró que era «inútil» llamar a más testigos.
En espera de una pronunciación sobre el tema, los senadores, obligados durante ocho días a seguir los debates sin intervenir, podrán formular sus preguntas el miércoles y el jueves a los representantes de la acusación y la defensa.
De acuerdo con las estrictas reglas del Senado, deberán presentar sus preguntas por escrito para ser luego leídas por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, quien preside este juicio excepcional. En el juicio político contra de Bill Clinton iniciado en diciembre de 1998 por mentir sobre su relación con la pasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky los senadores hicieron más de 150 preguntas. El mandatario demócrata fue absuelto en febrero de 1999