Cuando termine el confinamiento, es casi inevitable que hayamos ganado unos cuantos kilos de más, apuntan los expertos, aunque también creen que estar en casa es una oportunidad de oro para ponerse a cocinar.
«No sé si saldremos mejores de esta experiencia, pero sí saldremos más gordos», advierte la nutricionista Béatrice de Reynal, para quien es necesario actuar sin demora… comiendo menos.
«Todos vamos a pasar por eso», añade Julian Mercier, consejero culinario en deporte y salud. «Incluso yo mismo, tiendo más a recurrir al chocolate que a una manzana. Esto podría jugarnos una mala pasada», comenta.
El estilo de vida sedentario, la actividad física reducida a casi nada y la proximidad al refrigerador y sus tentaciones son un coctel explosivo para la silueta, una situación sin precedentes en un período tan largo.
«Ya teníamos miedo de una escasez [a causa del consumo desenfrenado] durante la guerra del Golfo o los períodos en que la gente se quedaba en casa luego de atentados, pero la gente tenía que ir a trabajar. Ahora tenemos una parte de la población que no trabaja y no se mueve», subraya Pascale Hébel, directora del polo de consumo del Centro francés de Investigación para el Estudio y Observación de las Condiciones de Vida (Credoc)
Comer menos
La cuestión del aumento de peso es ante todo matemática: en ausencia de casi cualquier actividad física, un adulto gasta entre 200 y 400 calorías menos cada día, apunta la dietista Jennifer Aubert. Por eso la necesidad de reducir las porciones y mantenerse en movimiento.
El período actual también genera mucho estrés –miedo a la muerte y a la enfermedad, problemas económicos– y la comida sirve de refugio. Y «al pasar tanto tiempo en casa, es fácil comer más de lo que uno debería», señala la Fundación Británica de Nutrición.
Las condiciones de vida, el aislamiento y el confinamiento familiar, también afectan la forma en qué comemos.
«Para aquellos que tienen hijos, para evitar preocupaciones, es más fácil hacer pasta a la boloñesa, que a todos les gusta, en lugar de luchar para que coman espinacas», dice Mercier.
Otro parámetro es el hecho de que no todos cocinan, explica por su parte Hébel, así como la falta de un buen espacio para cocinar en algunos hogares
De ahí una tendencia ya observada a recurrir a platos preparados, que desaparecieron de los comercios al inicio del confinamiento, inmediatamente después del arrasar con la pasta y el arroz.
¿Qué recomendaciones dan los expertos para evitar inclinar demasiado la báscula? Todos coinciden: organizar el día y los horarios de comidas para evitar comer a todas horas, hacer actividad física y cocinar tanto como sea posible.
Comida casera
El contexto también puede ayudar, afirma por su lado Jennifer Aubert. «No se puede salir, por lo que hay menos brechas y también más tiempo para practicar deporte en casa», añade. Como resultado, muchos pacientes pierden peso desde el inicio del confinamiento, asegura.
Para el chef francés Cyril Lignac, que organiza durante el confinamiento un programa muy popular «Tous en cuisine» (Todos a la cocina), en televisión, este período de encierro también es una oportunidad para «comer de modo sano y equilibrado».
«Entre todos rodajes en los que como dulces, los restaurantes donde pruebo platos o la preparación de mis pasteles, aprovecho para cocinar en casa y comer ligero, sin demasiado azúcar», admite a la AFP.
«Entiendo que nos sentimos cómodos en casa: miramos la televisión, leemos libros, y nos gusta comer algo, especialmente a mí. Pero me gusta mucho la idea de hacer cosas en casa (…) Este período es una oportunidad para enseñar a los niños y adolescentes a cocinar cosas simples», insiste.