Pasé toda la noche durmiendo en el carro, porque no nos dejaban pasar ni regresar. Testimonio de una persona que iba de Guatemala a Quetzaltenango el lunes.
Gonzalo Marroquín Godoy
¿Deben tener seguro obligatorio los vehículos que prestan servicios públicos? Hay que ver el problema desde todas las aristas, pero sobre todo, hay que pensar en primer lugar en el usuario, que es quien paga por un servicio que, necesariamente, tiene que ser seguro y eficiente, algo que no siempre se cumple por la irresponsabilidad imperante en los gremios.
El 15 de enero, un picop con pasajeros volcó en Nentón, Huehuetenango y 17 personas murieron. Al día siguiente, un bus de pasajeros de la empresa Ana Lilian cayó en un barranco en la ruta Interamericana y 7 personas fallecieron. Los testimonios en ambos casos apuntan cómo culpables a los pilotos de esos vehículos de transporte público.
Busqué titulares de prensa sobre accidentes recientes. Veamos: Al menos 20 personas sufrieron lesiones y golpes en accidente de bus en Bárcenas; Diez personas resultan heridas en accidente de bus en la avenida Hincapie; Por exceso de velocidad autobús volcó en ruta Interamericana, hay más de diez heridos; Autoridades confirman que piloto de bus accidentado manejaba en estado de ebriedad; Bus que transportaba a 45 pasajeros vuelca en la ruta Interamericana y deja 17 heridos; Accidente de bus extraurbano deja dos muertos y varios heridos en Nahualá.
¿Qué no merece mejor trato la gente que utiliza este tipo de transporte? Ahora resulta que los transportistas se muestran indignados, porque se les quiere imponer un seguro obligatorio para terceros, lo que significaría que los usuarios tendrían –al menos–, alguna protección económica en caso de un accidente.
Dicen que no les salen las cuentas. No puedo afirmar si es cierto o no, pero escucho constantemente en la radio quejas a corresponsales de prensa de parte de los usuarios, porque los transportistas no respetan las tarifas autorizadas, y casi siempre viajan con sobrecargo, incluso en tiempos en los que había restricción en las unidades a causa del covid.
VIDEO: MUJER QUE RECLAMA SU DERECHO Y EL PILOTO NO SE DETIENE PARA QUE BAJE DEL BUS
Lo que sí estoy seguro es que ellos no se toman ni siquiera la molestia de contratar a pilotos calificados y muchas veces son patojos sin experiencia, abusivos, borrachos o simplemente personas desquiciadas que se ponen frente al volante como si fuera un carro de carreras.
Tristemente, las autoridades que deben velar por la seguridad de los pasajeros se hacen de la vista gorda y permiten todo tipo de burradas irresponsables –e ilegales– de parte de estos pilotos que son verdadero terror de las carreteras.
Los taxistas son otro gremio que debe entender que si las cuentas no les salen es porque no manejan bien su negocio. ¿Por qué los pilotos de Uber sí cumplen con tener seguro y pueden cobrar tarifas más bajas? Es lamentable, pero cierto, que los taxistas –que fueron fuerza importante en los bloqueos– no buscan para nada dar un buen servicio a los usuarios. Viajar en Uber es seguro, más barato y eficiente. El cliente se puede quejar del piloto si recibe mal trato o mal servicio.
Entonces, sin ver la punta de su nariz, estos señores se van a un paro con bloqueos abusivos que afectan la economía, pero también la libre locomoción de las personas, sean o no usuarios del servicio público. Escuché que trabajadores del ramo de salud no pudieron llegar a sus trabajos en pueblos de Sololá.
Estos bloqueos resultaron peores que otros, pues se prolongaron por dos días –hasta el momento de escribir este Enfoque–, lo cual causa más efectos negativos. Siempre se debe respetar la libertad de manifestación o de protestar, pero no se puede tolerar que para hacerlo se afecte al resto de la sociedad.
Además, es evidente que los dueños del transporte público van en contra de la razón. Saben que una aseguradora les exigirá que califiquen y seleccionen bien a su personal –o ellos mismos deben estar capacitados–, porque de lo contrario no se les concederá el seguro y no podrían circular.
El usuario debe ser el foco de atención para atender esta problemática. Ya suficiente tienen las personas que necesitan usar a diario el transporte público con viajar en vehículos en mal estado y en condiciones muchas veces inhumanas, para añadir que en caso de accidente nadie responde ante los daños provocados a personas e infraestructura.
Los empresarios del transporte extraurbano deben entender que son, de alguna manera, servidores públicos. Que deben ser responsables en el mantenimiento de los buses y en la contratación de pilotos. Mientras no cumplan con sus obligaciones –y una debe ser el seguro para cubrir los casos de accidente–, no merecen tener las respectivas licencias… y lo mismo aplica para otros tipos de transporte público.