El viento es frío durante el otoño en Hanoi, la animada capital de Vietnam, y con las temperaturas frescas un manjar local se abre paso en los mercados de comida callejeros, donde a los vietnamitas se les hace la boca agua con el «Cha Ruoi», una tortilla preparada a base de huevos y gusanos.
Se trata de un plato que también atrae a los habitantes de otras partes del país. Es la estrella en el animado casco antiguo de Hanoi, donde se suceden los puestos de comida callejera, una multitud de motos pasa de largo y la gente se sienta en pequeños taburetes de plástico para deleitarse con este y otros platos locales.
Aparte de recipientes con especias, los platos y las ollas, en otoño también hay contenedores por todas partes. En ellos retozan cientos de gusanos rojizos y verdes.
Los gusanos marinos llamados palolo miden unos cinco centímetros y primero deben ser cocinados para que pierdan sus pequeños tentáculos y su sabor a pescado.
Aademás de las tortillas de gusanos, en Vietnam hay otros alimentos muy exóticos en los menús. Por ejemplo, la ensalada de gusanos de seda, los grillos fritos o los huevos de pato fecundados.