- Una investigación del Federal Bureau of Investigation (FBI) ha desvelado una red criminal de apuestas ilegales que involucra a entrenadores, jugadores de la NBA y organizaciones del crimen organizado de origen italiano, principalmente vinculadas a la La Cosa Nostra.
Lo que se vislumbra como un escándalo monumental no es solo acerca de apuestas ilegales, sino de la simbiosis entre deporte de élite y crimen organizado. Que figuras tan reconocidas como un entrenador o un jugador estén implicadas resalta lo sistémico del problema.
La NBA se encuentra ante un momento crítico de introspección: ¿cómo asegurar que sus partidos sigan siendo una competencia justa y libre de influencias externas? Este caso podría marcar un antes y un después en la manera en que las ligas profesionales gestionan los riesgos de apuestas y corrupción.
Según los cargos públicos, la trama abarcaría dos grandes ámbitos: Apuestas deportivas con información privilegiada provenientes del mundo del baloncesto profesional.
Juegos de póker clandestinos y fraudulentos, con tecnología de trampas y participación de mafias italianas para su financiación y protección.
El caso ha alcanzado gran repercusión por varios motivos: la gravedad de las acusaciones, la presencia de nombres muy reconocidos, y el hecho de que toca directamente la integridad de una competencia profesional de primer nivel.

¿Qué se denuncia exactamente?
Apuestas deportivas con ventaja interna
Se acusa que algunos jugadores y entrenadores prestaron —o al menos facilitaron— información no pública que permitía a otros apostar con ventaja. Ejemplos: cuándo un jugador iba a descansar, cuándo un equipo no contendría al máximo, etc.
Uno de los puntos más señalados: Terry Rozier, jugador de los Miami Heat, habría estado implicado en un esquema de “prop bets” (apuestas sobre estadísticas, minutos, rendimiento individual) manejando resultados o salidas del juego para favorecer apuestas.
Juegos de póker amañados vinculados a mafias
En paralelo, se desarrolló una red de partidas de alto-nivel donde se engañaba a los participantes mediante dispositivos trucados (mesas con rayos X para leer cartas, barajadoras modificadas, gafas con tecnología especial).
Los organizadores habrían contado con la protección de familias mafiosas como la Gambino crime family, Bonanno crime family, Genovese crime family y Lucchese crime family.
Dentro de ese entramado aparece el actual entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, acusado de “poner su imagen” o colaborar como parte visible de la red.
Actores clave y sus roles
Chauncey Billups: figura estelar del baloncesto, hoy entrenador. Su implicación parece venir de dos frentes: usar su nombre para atraer jugadores a las partidas clandestinas, y supuestamente facilitar información privilegiada desde su rol de entrenador.
Terry Rozier: como jugador activo, se le imputa haber participado en apuestas basadas en su rendimiento o en el de su equipo, manipulando su propio papel para beneficiar esas apuestas.
Las familias mafiosas mencionadas: Gambino, Bonanno, Genovese, Lucchese. Su papel: financiar, proteger, lavar ganancias y obtener una parte de los beneficios de las apuestas o juegos ilegales.
Impacto sobre la NBA y el deporte profesional
La magnitud del escándalo plantea varias cuestiones que afectan tanto a los equipos como a la credibilidad de la liga:
Integridad competitiva: Si jugadores o entrenadores pueden manipular resultados o rendimientos para apuestas, se mina la base de confianza del aficionado.
Imagen pública: Una liga vista como limpia hasta ahora se ve sacudida por vínculos con el crimen organizado.
Riesgo legal y regulatorio: Las apuestas deportivas están reguladas de forma creciente en muchos estados de EE.UU. Y este caso muestra lo que puede ocurrir cuando se filtran grietas en esas regulaciones.
Reacción de la liga: Según reportes, la NBA ya ha tomado medidas —por ejemplo, suspensión inmediata de los implicados— y está colaborando con las investigaciones federales.
Factores estructurales que permitieron el caso
La expansión de las apuestas deportivas legales en EE.UU., que multiplicó las oportunidades de ganar dinero rápido y crear incentivos para infiltrar el deporte.
La tecnología utilizada para manipular juegos de póker (mesas con rayos X, dispositivos de lectura) muestra que la mafia había invertido y profesionalizado el esquema.

Roles de confianza dentro del deporte (entrenadores, jugadores) que tienen acceso a información privilegiada o pueden influir en rendimientos.
Falta de detección o prevención efectiva en algunos ámbitos del deporte profesional, lo que abrió oportunidades a conductas corruptas.
¿Qué lecciones quedan y hacia dónde avanza la investigación?
Mayor supervisión y transparencia en el entorno de apuestas vinculadas al deporte.
Procesos internos más estrictos en las ligas para vigilar cruces de intereses, apuestas de jugadores/entrenadores, regulaciones estrictas respecto a información privilegiada.
Colaboración más estrecha entre ligas deportivas, entidades reguladoras del juego, fuerzas del orden e investigadores para detectar patrones de blanqueo de dinero, manipulación de resultados o apuestas ilegales.
En lo judicial: los acusados enfrentan cargos graves, incluyendo conspiración de fraude electrónico, lavado de dinero, apuestas ilegales. Si se demuestra culpa, podrían derivar en penas elevadas.
