Los temblores –sismos– en nuestro país, son cosa de todo el tiempo; los temblores políticos son también permanentes y a veces llegan con más fuerza, como esta semana.
Gonzalo Marroquín Godoy
Estamos terminando una semana de temblores. El miércoles en la madrugada fueron tres sismos, y uno de ellos muy fuerte (6.8 grados). No es extraño para los guatemaltecos, porque todos sabemos que los movimientos telúricos son cosa normal, y aunque los sobresaltos por lógica se presentan, los llevamos con una calma relativa y prudente.
Pero en el país de la eterna impunidad, vivimos también siempre con otro tipo de temblores, sustos y hasta temores, porque nuestra clase política vive provocando escándalos, intimida, persigue, saquea y, como si todo esto fuera poco, se organiza para hacer que el sistema de perversión que ha venido construyendo no se debilite y para eso ha iniciado una arremetida brutal contra aquellos que han luchado contra la corrupción.
Los temblores políticos y sus réplicas son producidos por la alianza oficialista, que se ha dado a la tarea de iniciar una gran ofensiva contra fiscales, exfiscales y jueces que luchan contra la corrupción y la impunidad o lo han hecho en el pasado. Varios de ellos fueron capturados, sin ningún fundamento, y enviados a prisión bajo una tortura sicológica, pues comparten prisión con personajes que ellos antes procesaron.
La jueza Erika Aifán –con siete antejuicios– sigue siendo el blanco preferido de la fiscal general, Gloria Porras, pero cada vez tiene mayor respaldo de jueces, organizaciones internacionales y la prensa independiente, tanto nacional como internacional.
La diferencia de los temblores políticos, es que esta vez sus efectos no solo fueron para los opositores, sino que también se sintieron en Casa Presidencial y en el edificio de Gerona, sede el MP.
En efecto, dos medios de comunicación extranjeros, El Faro y CNN, pusieron su atención en Guatemala, el Gobierno, y el asalto de la alianza oficialista al sistema de justicia, y dejaron al desnudo y mostraron –como también lo ha hecho la prensa independiente del país– la forma en que ha venido actuando en el país y el grado de podredumbre al que hemos llegado.
Tal fue la zarandeada que recibieron, que ni Alejandro Giammattei ni Gloria Porras, se atrevieron a responder a la invitación para una entrevista en CNN con Fernando del Rincón, quien expuso públicamente al gobernante guatemalteco, de quien lamentó que no tenga palabra, luego de mostrar un video en el que Giammattei le prometía en una entrevista en 2019, que siempre le daré la cara.
El primer temblor llegó del vecino El Salvador y del periódico electrónico El Faro. Destapó la existencia de un caso que se venía investigando en la FECI antigua –la buena, no la comparsa de la corruptela–, según la cual, Gammattei habría recibido Q20 millones de firmas constructoras para financiar su campaña electoral.
En la nota del medio se mencionan detalles, nombres de las constructoras y se vincula todo con el exministro José Luis Benito, el mismo que está preso y es investigado por varios casos, pero especialmente por los Q122 millones en efectivo que se encontraron en una casa alquilada por él en Antigua.
Benito habría sido el intermediario y pretendía quedarse en el ministerio para el que fue nombrado por Jimmy Morales. Finalmente, él no fue confirmado en el cargo por Giammattei, pero si se cumplió con darles a las empresas mencionadas los contratos de construcción. En resumen, porquería, porque finalmente se trataría igualmente de un soborno.
Y por supuesto, para tanta porquería en el camino, se tenía que contar con la fiscal general, que termina desarticulando el único reducto que quedaba de la lucha anticorrupción: la FECI. Sacó primero a Juan Francisco Sandoval, luego desbarató la estructura existente y ahora se dedica a perseguir a los perseguidores de los corruptos.
En los dos programas que del Rincón dedicó a Guatemala, se hizo ver la forma en que ella ha operado para obstruir la justicia en Guatemala. Más claro no canta un galllo, como reza el refrán popular.
Pero los temblores políticos que esta vez movieron las estructuras de la alianza oficialista, no se limitaron a los medios de prensa, pues también hubo mensajes muy claros de parte de la comunidad internacional, que mostró su preocupación –y hasta indignación– por la forma en que se ha procedido en el acoso hacia a los operadores de justicia independientes.
Por último, una alerta de lo que puede convertirse en un sunami la próxima semana. Resulta que se ha sabido que en el edificio de Gerona están preparando todo para que doña Porras presente su papelería para pelear por su reelección. Eso sería una afrenta para los guatemaltecos, que deberían –finalmente– despertar para luchar por su país. Los temblores –sismos– seguirán de manera aislada, no así los temblores políticos, que seguirán día a día… no me cabe duda.