Thelma Aldana, Fiscal General y mamá a la vez

Thelma Aldana

Thelma Aldana, fiscal general y jefa del Ministerio Público

Fuera de las conferencias de prensa en las que pone en evidencia la desarticulación de estructuras criminales, y dejando a un lado su aspecto serio y templado, que la ha caracterizado como la fiscal de hierro; Thelma Aldana aborda temas referentes a su familia y cómo ha logrado avanzar a paso firme desde los tribunales de Quetzaltenango, lugar en el que principió su carrera siendo conserje. La Fiscal de hierro también hace un llamado a las mujeres para que se superen y alcancen sus sueños.

Álvaro Alay

aalay@cronica.com.gt

¿Cómo inicia su interés por las leyes y la justicia del país?

Recuerdo que mi mayor ilusión era entrar a trabajar a un tribunal, no sé desde qué momento, pero esa era mi mayor ilusión. Siempre me llamó la atención el derecho, las leyes y la judicatura, entonces comencé a estudiar derecho y empecé como pasante de un tribunal. Estando de pasante, hubo oportunidad de una plaza de conserje y yo inmediatamente la solicité.

¿Cómo fue su inicio en tribunales?

Recuerdo que fue un mes de febrero cuando me llegó un telegrama de Correos, porque no había otro mecanismo, del Organismo Judicial, en el cual se me notificaba que había sido nombrada como conserje del Juzgado de Familia en Quetzaltenango, ese fue uno de los días más felices de mi vida, porque ese era el lugar en el que yo quería estar.

La verdad es que no reparé si el puesto era de conserje o titular del Juzgado, no me importaba, es más, vi como una gran oportunidad empezar como conserje; además, era estudiante y mis papas no tenían una posición económica ideal que les permitiera mantener mis estudios. Entonces, vi la oportunidad de obtener un salario que me posibilitara continuar estudiando, y trabajar en un lugar en el que yo quería hacerlo.

¿Qué recuerda de los tribunales de Quetzaltenango?

Aparte de limpiar escritorios y recoger los procesos del escritorio de cada oficial, se los llevaba al juez, esperaba que los firmara y los devolvía, porque los oficiales no se podían parar para llevar sus procesos ante el juez, eso lo hacía yo, porque así era el sistema en esa época.

Además, tenía que coser los procesos, había un hilo y aguja especial, entonces me iba al archivo del Tribunal de Familia a coser mi proceso, pero lo leía, y todos me preguntaban por qué me tardaba tanto, pero mantenía el archivo con un orden impresionante y , si me pedían un proceso, yo sabía cuál era, porque ya lo había leído.

¿Después de haber presidido la Corte Suprema de Justicia y ahora el Ministerio Público, qué piensa de su paso en Quetzaltenango?

Creo que hice bien en aprovechar ese puesto para aprender, porque en una ocasión, uno de los oficiales no llegó y el juez estaba con el problema, porque las partes estaban ahí y había que hacer la audiencia y no había quien la hiciera. Me ofrecí, y me vio como quien dice: esta mujer no va a poder, pero ante la necesidad, me dijo que la hiciera, aunque no muy convencido.

Feliz de la vida me senté, hice la audiencia, talvez no la hice perfecta, probablemente tuve algún error, pero salió la audiencia y el juez realmente estaba feliz conmigo y no lo podía creer, porque mi oficio era limpiar y coser. Si uno aprovecha el puesto que tiene, no importa el nivel, logra aprender más para la vida.

¿Su carrera le ha demando tiempo, cómo compartió su vida familiar?

No me casé joven. Yo ya era abogada cuando me case, ya tenía pleno conocimiento de mis derechos y obligaciones; entonces, sí distribuimos con mi esposo las tareas, nunca he sido una mujer sometida, subordinada ni obediente, soy deliberante pero respetuosa, y esa misma mecánica aplico en mi vida privada. Él atiende sus cosas y yo las mías. Luego nacieron mis hijos, mi hija tiene 22 años y mi hijo 19, y créame que estudie tres veces la primaria, la mía y la de mis hijos, toda la primaria.

¿Tiene la Fiscal General tiempo para compartir con sus hijos?

Es tiempo de calidad. Ellos siempre lo han sabido; por ejemplo, yo siempre he trabajado y además estudie un par de maestrías, ya teniéndolos a ellos, entonces recibía mis clases en la San Carlos, llegaba a mi casa y ellos avanzaban en lo que podían y me esperaban, después llegaba y me ponía a trabajar con ellos. Trabajaba con la niña, comía un poco y luego con mi hijo.

¿Qué cualidades de sus hijos son las que más aprecia?

Son nobles, son muy nobles, dedicados y sencillos.

¿Cuáles han sido los momentos más importantes en su vida como madre, más allá del momento en que dio a luz a cada uno de ellos?

Cuando empezaron a ir al colegio, fueron dos momentos impresionantes, llenos de alegría, temor de cómo les irá, si se adaptarán, preocupación, era una serie de sentimientos. Además de ello, los cumpleaños de cada uno, esperaba con mucha alegría sus cumpleaños para hacerles piñata y pastel.

¿Ha recibido numerosos reconocimientos internacionales por su trayectoria, ha podido estar en alguno de esos actos o momentos su familia?

No, siempre he estado sola cuando son internacionales. Les mando fotos y les comento, ellos están pendientes y saben lo que está sucediendo. De hecho, les comentaba a mis hijos que cuando fue el reconocimiento en España del Premio Jaime Brunet, estaba el Rector y los representantes de la fundación. Cuando me llamaron y me entregaron el Premio, el grupo de violinistas empezó a cantar y tocar Luna de Xelajú, ese momento fue realmente especial, muy especial, y no había nadie de mi familia.

Cuando es en el país, han estado en algunas ocasiones, no siempre, porque estudian y también tienen compromisos, pero cuando han podido, sí han estado conmigo.

Ser una Fiscal que está provocando cambios en el país y el sistema de justicia es importante para el país, ¿pero es importante también para ellos?

Mi hijo estudia su primer año de Licenciatura en cine, producción y emprendimiento. Recientemente me contó que en el Festival Ícaro —que fue en la Antigua, él estuvo trabajando en sus proyectos, porque estudia en Casa Comal— proyectaron una película sueca muy buena, pero no la pudo ver completa, solo algunas partes, me dijo que cuando entró la sala estaba completamente llena y vio que yo estaba en la pantalla. Le pregunte que qué estaba haciendo, y me respondió que no sabía, pero que la tiene (la película); esta es una cita pendiente que tengo con él para verla uno de estos sábados, aunque sea a la una de la madrugada, porque tiene sus estudios. Ese día vi alegría y felicidad en su rostro por haberme visto en la pantalla, porque es un tema de cine, lo cual le apasiona.

Ser mujer y exitosa no es fácil en una sociedad como la nuestra ¿qué les diría a las mujeres para que luchen por su superación?

Creo que es importante buscar los espacios para estudiar, porque una mujer, al igual que un hombre, que logra estudiar lo que le guste y trabajar en lo que se sienta bien, ya es una liberación y para la mujer con mayor razón.

Si una mujer logra estudiar cualquier tema, se desarrolla en lo que le gusta, logra una independencia y si llega a ubicarse en el campo laboral, mucho mejor, porque la dependencia económica hace de la mujer un ser subordinado y desafortunadamente muchos hombres se aprovechan de ese poder económico y controlan a la persona. Luego, la cultura es patriarcal, no se trata de ser feminista, es una cultura patriarcal la que impera en el mundo.

La diferencia es que en países desarrollados hay respeto hacia la mujer, mientras que en otros, como en Guatemala, hay un irrespeto total y absoluto a la dignidad de la mujer. La mujer debe luchar contra esa cultura patriarcal y esto se logra trabajando bien y ganándose los espacios.

Ahora los jóvenes forman familia cuando son mayores, ¿sueña con ser abuela?

Sí, ya lo miro cerca, pero no claro. A veces he pensado que peor si me voy a morir y no voy a ver nietos, pero es Dios y mis hijos quienes deciden, hasta ahora son jóvenes, pero no veo que estén pensando en tener hijos, esperaré que Dios me dé la oportunidad de ver a mis nietos.

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