Texas se convirtió el viernes en el primer estado de Estados Unidos en declarar que no reubicará a los refugiados, respondiendo a la represión sostenida del presidente Donald Trump contra toda inmigración.
El gobernador Greg Abbott, un republicano, dijo al Departamento de Estado que Texas tiene que dedicar sus recursos «a los que ya están aquí, incluidos los refugiados, los migrantes y las personas sin hogar -de hecho, todos los tejanos».
«Texas ha destinado más de lo que debería a ayudar al proceso de reasentamiento de refugiados y es consciente de que otros estados están en condiciones de asumir estos esfuerzos», dijo Abbott en una carta dirigida al secretario de Estado, Mike Pompeo, y publicada en los medios de comunicación estadounidenses.
Texas, el segundo estado más grande de Estados Unidos en población, ha reasentado a cientos de miles de refugiados desde la década de 1980.
La administración Trump ha puesto severos obstáculos a la aceptación de los extranjeros que huyen de desastres y de la opresión, así como otros migrantes y solicitantes de asilo, y Abbott ha apoyado sus políticas duras.
En septiembre, el Departamento de Estado estableció que el país sólo podría aceptar un máximo de 18,000 refugiados en el año fiscal que comenzó el 1 de octubre, frente a los 30,000 del año anterior y el nivel más bajo en más de tres décadas.
En el año fiscal 2016, el último de la anterior administración del presidente Barack Obama, el país aceptó a 85,000 refugiados.
También en septiembre, Trump comunicó a los estados y localidades que debían dar un consentimiento explícito para reasentar a los refugiados, que según la administración con frecuencia se convierten en una carga para los servicios sociales.
Este viernes, poco antes de la fecha límite del 21 de enero establecida para la realización de esa declaración, el Departamento de Estado señaló que 38 de los 50 estados habían anunciado que estaban abiertos a reasentar a refugiados.
Según World Relief, una organización que se ocupa de los refugiados, otros cuatro estados también se comprometieron con el reasentamiento, y más de 90 ciudades y condados se declararon dispuestos a hacerlo.
Varios grupos de defensa de los refugiados han impugnado la decisión de Trump de otorgar a los estados y localidades la capacidad de prohibir la aceptación de refugiados, alegando que viola la Ley de Refugiados de 1980.
Los opositores demócratas de Texas fustigaron a Abbott por su decisión.
El gobernador ha dado muestras de «intolerancia y xenofobia», dijo el congresista Joaquín Castro.