Decapitaciones, crucifixiones y asesinatos en masa han servido para crear un sentimiento de terror y repudio en el mundo. El terrorismo es otra de las cartas que utiliza el Estado Islámico (EI) para enviar sus mensajes, por lo que la noche sangrienta que vivió París y las amenazas posteriores, han disparado las alarmas en el mundo occidental.
Christian Roman
París – Son las 21.20 horas, cuando un terrorista suicida activa su carga explosiva muy cerca de la puerta D del estadio Saint Denis, en donde se encontraba el presidente de Francia, Fancois Hollande.
Solamente dos personas mueren, pero era el inicio de una noche de terror que se prolongaría hasta la madrugada del sábado, con saldo de 129 muertos y 352 heridos.
Este ha sido el peor ataque terrorista que ha sufrido Francia en su historia y ha provocado que la Ciudad de la Luz, sirva de foco para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo en Siria y al norte de Irak, desde donde el grupo político-religioso Estado Islámico (ISI, por sus siglas en inglés) demanda el apoyo total del mundo musulmán a su causa.
Ellos utilizan en toda su dimensión el terrorismo, y ahora amenazan con llevar su guerra santa por todo el mundo. Tras atribuirse la responsabilidad de los ataques en París, Europa entera ha entrado en pánico, pero Estados Unidos tampoco escapa de sus amenazas, lo que ha elevado las alarmas de seguridad en las grandes capitales y ciudades, particularmente en Bruselas, Londres, Madrid y Washington, para citar las más nombradas en estos días.
Todos los aeropuertos han redoblado sus medidas de seguridad para impedir el libre tránsito de terroristas por el mundo occidental, pero, en realidad, ¿qué es realmente el Estado Islámico? ¿Cómo surgió? ¿Cómo opera y se financia?
Estado para el terror
Hace poco más de una década (2003), tras la invasión de una coalición encabezada por EE.UU. en contra de Irak, el jordano ya fallecido Abu Musab al-Zarqawi, creó el grupo radical Tawhid wa al-Jihad, y juró lealtad a Osama bin Laden. Más adelante formó un grupo de Al Qaeda en territorio iraquí, que se mantuvo durante la ocupación estadounidense como una fuerza insurgente.
En el 2006 muere Zarqawi, y Al Qaeda, muy perseguida por el mundo, crea una organización alterna que denomina Estado Islámico de Irak (ISI), que intenta dominar territorios y resiste las embestidas de las tropas estadounidenses, apoyadas por tribus sunitas, que no comparten la brutalidad de ISI.
Cuando parecía que el grupo se debilitaba, toma el liderazgo en el 2010 Abu Bakr al-Baghdadi, quien se une más adelante con el frente Al Nusra para luchar contra el régimen del presidente sirio, Bashar al Asad. Es en abril de ese año cuando Abu Bakr logra fusionar a milicias de Irak y Siria, y las bautiza públicamente como Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS).
Con notoriedad y respeto, ganado por el terror que impone, ISI se enfoca a finales del 2013 en Irak, aprovechando la división existente entre el Gobierno chiita y la minoría sunita. Es en diciembre de ese año cuando logra controlar la ciudad de Faluya, con el apoyo de los líderes tribales. El mundo tiene razones para temer.
Su golpe más importante lo dieron en junio pasado al tomar la ciudad estratégica de Mosul, la segunda del país, desde donde pretenden lanzar su ataque final en contra de Bagdad. Actualmente tienen control sobre varias decenas de ciudades, y han declarado la creación de un califato que ha tomado el nombre de Estado Islámico.
Pretensiones y poder
El grupo ha establecido el califato, que es una forma de Estado dirigido por un líder político-religioso, de acuerdo con la ley islámica (sharia). Controla territorios de Siria e Irak y reclama el apoyo del mundo musulmán. También ha prometido liberar a Palestina. Su demanda es que los musulmanes juren lealtad a la causa de su líder y ahora califa Abu Bakr-al Baghdadi. En pocas palabras, desea tomar el liderazgo del mundo musulmán.
Se estima que cerca de un millón de personas han sido desplazadas de Irak, la mayoría de ellas ha huido hacia Europa y no se descarta que entre esa ola de refugiados haya cientos de infiltrados de la organización terrorista, dispersos ahora en todos los países del continente.
La ambición del Estado Islámico no se detiene. Según estimaciones de inteligencia estadounidense, controla ya cerca de 42,000 kilómetros cuadrados entre Irak y Siria. Esto es casi igual al territorio de Bélgica, pero lo más importante es que controla campos de petróleo, represas y carreteras estratégicas. En su califato, ISI mantiene un estricto control sobre la población –estimada ya en ocho millones–, a la que impone la religión y cultura musulmanas más estrictas. Ninguna mujer puede caminar sin velo sobre la cara, por ejemplo.
El control territorial que ejerce le ha permitido convertirse en el grupo insurgente más rico del mundo. En sus inicios, eran personas individuales de Catar y Arabia Saudita, principalmente quienes les financiaban. Hoy en día, son una organización-Estado que tiene autonomía financiera, no solo por la producción petrolera, sino también por actividades que realiza, entre ellas extorsión, contrabando y secuestro.
Los miembros de ISI son yihadistas extremistas que interpretan el islam y reclaman ser los creyentes reales, con una visión que coloca al resto del mundo en una esfera en la que se pretende destruir su religión. Así justifican sus ataques en contra del mundo no musulmán.
La forma de atemorizar a sus enemigos en Irak y Siria, pero también a todo el mundo, son las decapitaciones y asesinatos en masa, bajo el principio de que hay que golpear la cabeza de los no creyentes.
La brutalidad en sus actos militares y de represión han sido tan criticados, que incluso el líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, ha advertido al califato que sus prácticas pueden aislarlos dentro del mundo musulmán, lejos de sus pretensiones de unirlo en torno a él.
Su número de combatientes, según diversas estimaciones, no supera los 50,000 hombres, pero todos ellos muy bien entrenados –muchos no son iraquíes ni sirios– y, aunque Estados Unidos asegura que solamente el 30 por ciento está por convicción, su fanatismo parece decir lo contrario.
Los atentados en la noche trágica de París se consideran una respuesta de ISI a la intervención patrocinada por la OTAN en Siria y el norte de Irak, principalmente en la zona donde ha surgido este califato. Algunos analistas expertos en los temas de la relación entre Medio Oriente y Occidente, estiman que lo que cabe esperar ahora es una escalada en las acciones militares en la zona –ya Francia reaccionó con fuertes ataques aéreos contra baluartes del Estado Islámico–, pero también que aumente la posibilidad de atentados terroristas.
Por la mente de los terroristas
Una pregunta que se hace la opinión pública de Occidente, es ¿qué pasa por la cabeza de los terroristas para sembrar así la muerte?
Expertos en la lucha antiterrorista y sicólogos han sido cuestionados en estos días para buscar una respuesta.
Ya en su momento, la Asociación Americana de Sicología advirtió que hacer este tipo de análisis desde lejos puede producir conclusiones erróneas. Sin embargo, existe un estudio realizado por la Universidad de Pennsylvania, basado en entrevistas a 60 terroristas, que saca como conclusión que se trata de personas enojadas, privadas de sus derechos o fanáticas religiosas, razón por la cual plantean y aceptan la imperiosa necesidad de provocar un cambio.
De acuerdo con otro estudio, del psicólogo Tom Pyszynski, estos elementos se esconden detrás de la religión y la cultura, que terminan siendo sus elementos protectores y los que les llevan a cumplir con sus misiones, muchas veces hasta suicidas.
Ninguno de los expertos que ha analizado las actitudes de los terroristas considera que padecen de alguna enfermedad mental, y tampoco las califican como psicópatas. En el caso de los islamistas, ellos llegan a inmolarse para dar su vida a Alá.
Esto último explica la razón por la que entre los comandos terroristas suelen haber varios que tienen como misión dar su vida en hechos de violencia, en buena medida, porque quieren también enviar un mensaje a las sociedades occidentales, de la causa que ellos han abrazado, defienden y por la que están dispuestos a morir.
Un video muestra a varias personas que salen por la parte trasera de la sala de fiestas Bataclan. Algunos transeúntes tratan de ayudar a los heridos.
La primera respuesta del presidente Hollande fue ordenar ataques aéreos sobre territorio del ISI.
Cronología
de LOS atentados en paris
21:20 h – Explosión en la puerta D del Stade de Saint Denis. Muere el terrorista que activa la carga y un transeúnte.
21:25 h – Tiroteos en el restaurante “Le Petit Cambodge” (calle Bichat) y el bar “Le Carillon”. 14 personas fallecidas en esos ataques.
21:30 h – Segunda explosión en la puerta H del Stade de France.
21:32 h – Explosión en Fontaine-au-Roi causa cinco muertos.
21:43 h – Un terrorista se hace explotar en el bulevar Voltaire.
21:48 h – Tiroteo en la terraza de un café situado en el cruce entre las calles Faidherbe y Charonne. 19 víctimas mortales.
21:49 h – Cuatro terroristas entran en la Sala Bataclan, donde se estaba realizando un concierto y empiezan a disparar contra el público. No hay cifra oficial de fallecidos, pero como mínimo, murieron 89 personas.
21:53 h – Tercera explosión en los alrededores del Stade de France.
00:20 h – La policia francesa entra en la Sala Bataclan.