La antigua líder ‘de facto’ de Birmania, Aung San Suu Kyi, fue nombrada para un segundo mandato como consejera de Estado por parte de un Parlamento paralelo integrado por miembros de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (NLD), a raíz del golpe de Estado dado la semana pasada por el Ejército.
Los parlamentarios electos de la NLD tras las elecciones de noviembre celebraron una sesión en desafío a la junta militar en la que han prorrogado hasta 2025 el mandato de Suu Kyi, quien se encuentra detenida por el Ejército desde la asonada, según ha informado el diario birmano ‘The Irrawady’.
- El golpe fue dado horas antes de que el nuevo Parlamento tomara posesión tras las elecciones, en las que un partido opositor vinculado al Ejército denunció irregularidades, si bien los parlamentarios de la NLD tomaron posesión posteriormente en una ceremonia informal y anunciaron que el organismo legislativo estaba en pie.
- Por otra parte, la NLD ha condenado «rotundamente» la represión policial contra las manifestaciones que se suceden en las principales ciudades del país asiático y ha apelado a la contención de las autoridades militares.
Violencia
«Instamos a las autoridades competentes a actuar inmediatamente e impedir que haya violencia de nuevo», dijo el partido este miércoles, en un comunicado en el que ha lamentado los abusos perpetrados por las Fuerzas Armadas sobre «personas desarmadas», informa la agencia de noticias Bloomberg.
Las autoridades registraron el martes las oficinas del partido de Suu Kyi en Rangún, en una intervención «inaceptable», según uno de sus diputados, Soe Lay.
Este legislador seguró a ‘Myanmar Now’ que las fuerzas de seguridad se incautaron de documentos y ha recordado que la Liga es «un partido político registrado oficialmente» y, por tanto, debe ser informado de este tipo de actuaciones.
Protestas
Las protestas contra la junta militar que se hizo con el poder el 1 de febrero, en detrimento del Gobierno controlado ‘de facto’ por Suu Kyi, se suceden desde el sábado en las principales ciudades. La junta ha impuesto la ley marcial y prohibido las reuniones de más de cinco personas, pero los manifestantes han vuelto a salir a las calles de las principales ciudades este miércoles.
En Rangún, la principal ciudad de Birmania, los manifestantes se han concentrado ante las embajadas de varios países, entre ellos las de China y Estados Unidos, y junto a las oficinas de la ONU, en un intento por llamar la atención internacional para que surja algún tipo de iniciativa que permita el retorno a una administración civil.
«Nuestro objetivo es llevar nuestro mensaje a líderes como Joe Biden y Xi Jinping, para que no apoyen ni interactúen con la junta militar», explicó Kyaw Soe Thu, estudiante de 22 años, a Bloomberg.
Este joven dijo no estar «preocupado» por la represión de las fuerzas de seguridad, a pesar de que el día anterior los medios independientes denunciaron el uso de gases lacrimógenos, cañones de agua e incluso fuego real contra los manifestantes en varias ciudades.
Pekín, entretanto, prefiere mantenerse al margen, a la espera de que «todas las partes en Birmania» puedan colaborar en aras de la «estabilidad nacional» y resolver sus discrepancias «dentro del marco constitucional y legal», en palabras del portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin.
Una manifestante en muerte cerebral
Además de en Rangún, las protestas también se han repetido en la capital, Naipidó, donde los manifestantes se han concentrado cerca del Mercado Central al grito de «No vayas a la oficina», en un claro desafío al mensaje del jefe de la junta, Min Aung Hlaing, para que los funcionarios permanezcan al margen de esta ola de movilizaciones.
El martes, una joven de 20 años habría resultado herida grave en Naipidó por la represión de las protestas. Según el portal de noticias independiente ‘The Irrawaddy’, se encuentra en muerte cerebral después de sufrir un impacto de bala en la cabeza, supuestamente cuando intentaba refugiarse en una parada de autobús de la intervención policial.
Thurein Win, uno de los asistentes a las marchas de este miércoles en Mandalay, ha denunciado en declaraciones a Bloomberg que la junta esté «intentando mostrar a los manifestantes como instigadores» de la violencia a través de los medios oficiales, por lo que ha llamado a evitar cualquier «confrontación». En el caso de Mandalay, solo el martes habrían sido detenidas unas cien personas.