El ministro de Salud de Francia, Olivier Véran, ha anunciado este jueves la suspensión de 3,000 trabajadores sanitarios ante la entrada en vigor de la vacunación contra la COVID-19 obligatoria el miércoles.
En una entrevista con RTL, Véran ha detallado que la suspensión de estos trabajadores tuvo lugar sobre un total de 2.7 millones de empleados y que, durante la jornada del miércoles, «se aseguró la continuidad de la atención» sanitaria.
La sanción ha afectado «principalmente al personal del servicio de apoyo» y «a muy pocas batas blancas», según el titular de la cartera sanitaria, que ha especificado que «una gran cantidad de estas suspensiones son sólo temporales». «Muchos habrían decidido vacunarse, viendo que la obligación era una realidad», ha añadido.
Renuncias
Asimismo, ha matizado que las autoridades han registrado «algunas decenas de renuncias» ante la entrada en vigor de la vacunación obligatoria, aunque ha defendido que las cifras de la vacunación en Francia «son mucho más (altas) de lo que hubieran sido» sin la obligatoriedad de la inmunización.
Por otra parte, Véran ha confirmado que la situación epidémica en Francia ha mejorado «considerablemente», algo que ha atribuido a la vacunación masiva, las restricciones y la implantación del pase sanitario. «La epidemia no ha terminado pero ha encontrado una velocidad de crucero», ha añadido, remarcando que las cifras de ingresos hospitalarios «están disminuyendo».
Por ello, ha avanzado la posibilidad de relajar ciertas restricciones, como la obligación de presentar el certificado sanitario en determinadas instalaciones. «Podremos eliminar gradualmente una serie de limitaciones, comenzando por las áreas más verdes», ha señalado.
Hasta el momento, Francia, que ha contabilizado más de 6.9 millones de contagios y 116,000 fallecidos, cuenta con cerca del 64 por ciento de su población vacunada completamente contra la COVID-19.