Cientos de personas acudieron el sábado 20 de febrero al campo de fútbol de Buluk, en la capital de Sudán del Sur, Yuba, para asistir al primer partido de la liga de fútbol femenino de la historia del país desde su independencia de Sudán hace ya diez años; un hito deportivo y un momento de alivio entre la tensión y la violencia política que sacuden al país más joven del continente africano.
- Aunque el país forma parte de la FIFA desde 2012, el camino del fútbol femenino en Sudán del Sur se ha visto marcado por las dificultades.
- A las crisis armadas que asolan el país desde hace una década –la Comisión para los Derechos Humanos en Sudán del Sur denunciaba la semana pasada «niveles asombrosos» de violencia en zonas como Jonglei, Gran Pibor o Equatoria Central–
- se suma el tradicional estigma contra la incorporación de las mujeres a los deportes en una cultura donde el matrimonio infantil es una práctica habitual.
«Tenemos ante nosotras el enorme desafío de cambiar una mentalidad entera, especialmente en aquellas regiones donde a las niñas de 15 años las casan con hombres ricos», lamenta la asesora de la FIFA para Sudán del Sur, Jean Sseninde.
«Después de eso, tienen prohibido cualquier práctica deportiva, lo que es algo realmente triste. Una mujer es capaz de hacer mucho más que quedarse en casa, quedarse embarazada o acabar casada», añade a Voice of America.
Camino al mundial
La puesta en marcha de una liga de fútbol femenina en Sudán del Sur implica también el comienzo de los procedimientos para elegir, de entre los ocho equipos que actualmente conforman el campeonato, a las integrantes de la selección nacional sénior de fútbol, las «Bright Starlets» (Estrellas brillantes) que desde hace una semana cuentan con Shilene Booysen –antigua ayudante del equipo estadounidense de las Houston Dash y del combinado femenino sudafricano– como nueva entrenadora.
«La liga femenina abre un camino a la selección absoluta, y facilitará el proceso de búsqueda y de elección de las mejores jugadoras», añade Sseninde.
La actual capitana del combinado nacional, Amy Lasu, considera un verdadero éxito la aparición de esta liga para desarrollar las aspiraciones de la selección absoluta. «En general, tengo muchas ganas de jugar con otros equipos, porque solo he podido jugar con los que hay en Yuba».
Sseninde valora también que la liga es el principio de un «efecto dominó» que va a alcanzar a todas las categorías. «La liga femenina va a impulsar el aumento de una cantidad de mujeres y niñas que juegan al fútbol en el país a todos los niveles, desde la liga nacional a los torneos de base, pasando por las escuelas y las comunidades», añadió.
Acto de socialización
Por su parte, el ministro de Cultura, Juventud y Deportes de Sudán del Sur, Albino Bol, enmarca la aparición de esta nueva liga en un contexto todavía más amplio: el de la restauración de la paz social en el país, bajo un frágil –y, en ciertos lugares, inexistente– acuerdo de paz entre el Gobierno de grupos armados, plagado de enfrentamientos interétnicos e intercomunitarios.
Las cifras de la guerra en Sudán del Sur son esquivas y hubo que esperar a 2018 para obtener el primer informe en condiciones sobre las víctimas de un conflicto en el que casi 400,000 personas han muerto desde la guerra civil que estalló en el país en 2013, dos años después de su independencia, según estimaciones del Centro de Salud en Crisis Humanitarias recogidas por el ‘New York Times’.
«La paz no se puede lograr si no estamos socializamos entre nosotros. La socialización entre nuestras tribus a través de la convivencia pacífica es lo que traerá, la paz y el deporte es una de las actividades sociales que puede conseguirlo, y de manera muy sencilla», explicó el ministro a Voice of America al término del encuentro disputado entre las Aweil Women y las Juba Super Stars, y que se saldó con la victoria de estas últimas por cero goles a dos, con Suzi Michael como la primera goleadora del torneo.