«Soy una mujer normal que no está interesada en tener relaciones con hombres». Así de tajante es Bonnie Lee, decidida a buscar la felicidad en solitario.
No está sola. Cada vez más surcoreanas rechazan las rígidas normas patriarcales y se han prometido que no se casarán nunca. Ni siquiera quieren tener sexo.
«Siempre he sentido que como mujeres tenemos más desventajas que ventajas cuando nos casamos», dice Lee, una profesional en la cuarentena que vive con su perro cerca de Seúl.
Incluso ha ido más lejos uniéndose al movimiento feminista radical «4B» o los «4 Noes»: nada de citas, ni sexo, ni matrimonio, ni hijos.
El matrimonio está en caída libre en Corea del Sur, donde las mujeres casadas trabajan fuera de casa, crían a sus hijos e incluso tienen que cuidar a los familiares del marido con escasa ayuda del Estado o de la comunidad.
«En el mercado del matrimonio, tu vida anterior o tu experiencia laboral no cuenta nada», explica Lee, que tiene dos maestrías.
«Por alguna ridícula razón, tener estudios superiores suele ser negativo. Lo que más importa como esposa potencial es si eres capaz de cuidar a tu esposo y a su familia», agrega.
Ha visto a amigas con alto nivel de estudios cómo destruían barreras profesionales pero con problemas en casa después de tener hijos.
Estas dificultades son el argumento de la exitosa película «Kim Ji-young, Born 1982».
Basada en una polémica novela feminista, el filme cuenta la historia de una coreana que dejó su trabajo cuando se casó para criar a los hijos casi sin ninguna ayuda.
Las mujeres le dan un 9,5 sobre 10 en los buscadores más populares. Los hombres no la han apreciado tanto ya que le dan una nota de 2,8.
«Escapar al corsé»
Un creciente número de mujeres le están dando la espalda a las expectativas tradicionales de una sociedad profundamente machista, donde las mujeres trabajadoras pasan cuatro veces más de tiempo haciendo las tareas domésticas que sus maridos.
Hace una década casi el 47% de las solteras pensaban que el matrimonio era necesario.
El pasado año, este porcentaje cayó al 22.4%, mientras que el número de parejas dispuestas a convivir hasta que la muerte las separe pasó de 434,900 en 1996 a 257,600.
No hay datos oficiales sobre el alcance del movimiento 4B, pero sus miembros dicen que tiene al menos 4,000 seguidoras.
Asimismo, un canal feminista en YouTube que está en contra del matrimonio y los hijos, tiene más de 100,000 suscriptoras.
Lee ha adoptado algunos principios de «Escapar al corsé», un movimiento que está contra los estrictos cánones surcoreanos de la belleza. Algunas adherentes han compartido videos que se han hecho virales mostrándolas cómo destrozan su arsenal de maquillajes.
Otros grupos están emergiendo al calor de la rabia que suscitó el descubrimiento de la epidemia de cámaras ocultas, cuyas víctimas suelen ser mujeres, y los casos de abusos que han salido a la luz con el movimiento #Metoo.
La gota que colmó el vaso de Lee fue la condena a cárcel, el año pasado, de un político progresista que se autoproclamaba feminista y violó a una asistente.
«Me di cuenta de que es un sistema que no puedo aceptar como mujer, y por ello cualquier encuentro con hombres –ya sea el matrimonio o simplemente salir con alguno– no tiene sentido para mi».
«Infantilizada y pizpireta»
Yoon Ji-hye, una YouTuber de 24 años, siente que lo que se espera de las surcoreanas es que sean «pasivas, infantilizadas y pizpiretas», además de atractivas para ser deseables.
También se ha unido a «Escapar al corsé» y se ha cortado el pelo y lleva la cara sin maquillar, rehuyendo la floreciente industria de la belleza del país.
«Solía pasar horas aprendiendo técnicas de maquillaje en videos de YouTube, y gastándome hasta 200 dólares en productos de belleza cada mes», recuerda Yoon, que vive con sus padres.
Ahora, también miembro de 4B, no echa de menos las citas ni el sexo. «Hay otras opciones y formas de gustarte a ti misma», dice.
Yoon está convencida de que la mayoría de los hombres coreanos en sus 20 o 30 años han visto los videos de las cámaras ocultas o incluso aquellos de tintes porno grabados cuando estaban en pareja y después divulgados por el despechado, por lo que es una razón más para no querer comprometerse con nadie.
«4B» y «Escapar al corsé» son las formas más radicales del feminismo que ha vivido Corea del Sur, según Shin Gi-wook, un sociólogo de la Universidad estadounidense de Stanford.
«Las cuatro categorías –matrimonio, maternidad, encuentros y sexo– suelen poner a las mujeres en una posición de subordinación con respecto al hombre y lo que está representado en el corsé es similar, que las mujeres necesitan buscar formas de complacer a los hombres», dice a la AFP.
Los efectos amenazan con causar un auténtico desastre en la situación demográfica del país.
El índice de fertilidad de Corea del Sur cayó a 0.98 en 2018, lejos del 2.1 que se necesita para mantener la población estable.
El gobierno predice que la población caerá de los actuales 55 millones a 39 millones para 2067, cuando la mitad del país tendrá más de 62 años.
Las autoridades tratan de fomentar los matrimonios ofreciendo beneficios y créditos hipotecarios con intereses bajos a las nuevas parejas.
Pero para Lee el futuro es femenino.
«Mi sueño es construir un edificio de viviendas solo para mujeres que planeen no casarse nunca», concluye.