Histórico, aunque sin goles ni público… Las dos Coreas se neutralizaron (0-0) este martes en un partido sin precedentes en Pyongyang valedero para la fase de clasificación al Mundial de 2022, que apenas contó con testigos extranjeros.
En efecto, en el estadio Kim Il Sung no había ni aficionados ni periodistas extranjeros para presenciar este choque entre dos naciones técnicamente en guerra, que tampoco fue retransmitido en directo.
El único eco hecho público del partido -primer enfrentamiento en Corea del Norte en una competición masculina de fútbol- llegó procedente de la página de internet de la FIFA y de la Confederación Asiática (AFC), con permiso para divulgar una escueta información.
Así pues, los aficionados surcoreanos deberán esperar varios días antes de poder, quizá, visionar este partido que la AFC presentó como «uno de los partidos más esperados» desde hace años.
«Corea del Norte prometió dar a nuestra delegación antes de irse un DVD con todas las imágenes del partido», anunció en un comunicado el ministerio surcoreano de la Unificación, responsable de la diplomacia entre las dos Coreas.
La bandera surcoreana
Mientras tanto, la crónica deportiva destaca que Corea del Sur realizó sus tres sustituciones por dos de sus vecinos del norte.
Y que los dos equipos recibieron dos cartulinas amarillas cada uno.
La imagen del partido será en todo caso, por inaudita en Pyongyang, la de la bandera de Corea del Sur ondeando en el estadio, según las fotos difundidas en internet por la Federación Surcoreana (KFA).
En esas imágenes se podía apreciar asimismo como los potentes focos de luz artificial inundaban las gradas coloreadas, pero vacías.
Entre los escasos espectadores, el presidente de la FIFA Gianni Infantino, llegado el mismo día a Pyongyang.
«Es un gran placer estar aquí», afirmó a su llegada al aeropuerto, donde fue recibido por el presidente de la Federación Norcoreana, Kim Jang San.
El equipo surcoreano llegó el lunes, solamente acompañado por su seleccionador, el portugués Paulo Bento, y por el cuerpo técnico y directivo.
Antes de volar hacia Pyongyang, los surcoreanos tuvieron que dejar sus celulares en su embajada en China.
Comunicaciones limitadas
La conferencia de prensa de Paulo Bento la víspera del partido en el estadio Kim Il Sung, tuvo lugar en presencia de cinco periodistas norcoreanos y de dos miembros de la KFA.
Estos últimos tuvieron que regresar a su hotel para conectarse a internet y poder enviar un resumen a su federación.
El partido tuvo lugar en el marco de un incremento de los ensayos de misiles por parte de Corea del Norte, que además se levantó a comienzos de mes de la mesa de negociaciones con Estados Unidos en Suecia. Pyongyang descarta por el momento que se reactiven las conversaciones.
Lejos queda la efusividad de 2018, cuando el presidente surcoreano Moon Jae-in aprovechó los Juegos Olímpicos de Pyeongchang para romper el hielo y reunirse en tres ocasiones con el dirigente norcoreano Kim Jong Un.
Durante décadas, el Norte rechazó albergar partidos internacionales entre las Coreas, optando por trasladarlos a China.
El primero fue un partido amistoso en 1990 con el fin de promover la reunificación. Los dos equipos portaron entonces una misma bandera, en la que figura la silueta de la península.
Pero el primer partido de competición en Corea del Norte no fue hasta 2017, entre las selecciones femeninas.