- Han sido demasiadas décadas de intentos y frustración. Nunca como ahora, las puertas estuvieron tan abiertas, pero hace falta ganar dos partidos en calidad de local para decir… ¡Presente!
- En pocos días la “azul y blanco” conocerá su futuro y sabrá si tiene pasaporte para el Mundial 2026.
- La inteligencia artificial concede un 62% de posibilidades al seleccionado que dirige el mexicano Luis Fernando Tena.
Carlos María Salvado
(Especial para Crónica)
Guatemala está de nuevo al borde de alcanzar un sueño que ha perseguido por más de seis décadas: clasificar a una Copa del Mundo de fútbol. Una aspiración que ha acompañado a varias generaciones, que ha sobrevivido a dictaduras, crisis políticas, terremotos y decepciones deportivas.
Hoy, bajo la dirección técnica del mexicano Luis Fernando Tena, la selección nacional se encuentra en el tramo más decisivo de su camino rumbo al Mundial 2026, que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá.
Una esperanza encendida
La azul y blanco ha firmado una de sus mejores eliminatorias en los últimos años. Ha ido de menos a más, hasta depender de sí misma para asistir al torneo mundialista. Con un grupo sólido, disciplinado y ordenado, ha dejado atrás las irregularidades del pasado. Pero los números son fríos y el fútbol, implacable: Guatemala necesita ganar sus dos partidos como local —ante Panamá y Surinam— para clasificar de manera directa. No hay margen de error.

El país vive pendiente del balón. Las redes sociales se llenan de cánticos, análisis y supersticiones. En los mercados, los vendedores hablan de Tena como si fuera un santo patrono. Y en los bares, los goles de Rubio Rubín y Oscar Santis se celebran como presagios de algo grande.
Luis Fernando Tena, curtido en los torneos más exigentes del mundo, ha logrado algo que pocos creyeron posible: ordenar la casa y devolver la fe. Su discurso es mesurado, su tono paternal, y su método, casi quirúrgico. Ha trabajado la táctica y el espíritu. El jugador guatemalteco tiene corazón y sacrificio. Hay talento, solo falta creer que sí se puede, ha dicho en más de una ocasión.
LO QUE VIENE
Estos son los dos juegos pendientes y ambos debe ganarlos el seleccionado que dirige Luis Fernando Tena. Ambos juegos serán disputados en el estadio El Trebol.
- Guatemala vs. Panamá, 13/11, 20:00 horas
- Guatemala vs. Surinam, 18/11, 19:00 horas
TABLE A DE POSICIONES:
- Surinam – 6 pts. – +1 DG – 4 PJ
- Panamá – 6 pts. – +1 DG – 4 PJ
- Guatemala – 5 pts. – 0 DG – 4 PJ
- El Salvador – 3 pts. – -2 DG – 4 PJ
Ecos del pasado: los amargos casi
El camino hacia un Mundial ha sido una historia de ilusiones rotas. Desde 1958, Guatemala ha participado en 14 procesos eliminatorios sin conseguir el boleto soñado. Algunos dejaron huellas profundas en la memoria colectiva.
México 1970: bajo la conducción del uruguayo Rubén Amorín, Guatemala vivió su momento más brillante. En 1967 fue campeón de la Copa de Naciones de la CONCACAF, un título oficial que consagró a figuras legendarias como Edgar el Conejo Estrada, Hugo Peña y Manuel Escopeta Recinos –entre otros grandes del fútbol nacional–. Pero aquel torneo no clasificaba al Mundial. Tres años después, en las eliminatorias, se quedó a un paso.
Francia 1998: con Ever Hugo Almeida al frente, Guatemala rozó la clasificación. En una noche fatídica en el Estadio Mateo Flores, una derrota ante Costa Rica borró el sueño.
Corea-Japón 2002: con Carlos el Pescado Ruiz en plenitud, la selección vivió una generación dorada. El Pescado, carismático y letal, se convirtió en símbolo nacional, con goles imposibles y una pasión sin límites. Sin embargo, ni siquiera su récord goleador pudo romper la maldición.
Alemania 2006 y Sudáfrica 2010: fueron años de frustración. La selección cayó en la fase previa o en cuadrangulares donde los errores propios y la falta de jerarquía en momentos clave pesaron más que el talento.
El presente: bajo Tena, Guatemala juega con una identidad clara. El equipo ha ganado en solidez defensiva y capacidad táctica. No tiene figuras rutilantes, pero sí una base comprometida, con mezcla de experiencia y juventud.

El legado de El Pescado Ruiz
Si el fútbol guatemalteco tuviera un rostro, sería el de Carlos Humberto El Pescado Ruiz, el delantero que hizo llorar y vibrar a una nación entera. Con sus 39 goles en eliminatorias mundialistas, Ruiz mantuvo durante años el récord como máximo goleador en la historia de las clasificatorias FIFA, hasta que Cristiano Ronaldo lo superó recientemente, al llegar a 41 tantos.
Pero el récord de Ruiz tiene una mística especial: lo hizo sin haber jugado nunca un Mundial. Cada gol suyo era una súplica al cielo, un grito de pertenencia. En su despedida, en 2016, marcó cinco veces contra San Vicente y las Granadinas. Guatemala ganó 9-3, pero ya estaba eliminada. Ese día lloró medio país.
Me voy tranquilo, sabiendo que di todo por mi país. Ojalá algún día ustedes puedan ver a Guatemala en un Mundial, dijo entre lágrimas. Ocho años después, esa promesa todavía flota en el aire.

Tena y el presente: el método y la ilusión
Luis Fernando Tena, campeón olímpico con México en Londres 2012, llegó a Guatemala con un perfil bajo y un reto enorme. Su principal mérito ha sido construir un grupo unido. Apostó por futbolistas que militan en ligas menores pero con hambre, y ha devuelto al equipo la disciplina táctica.
Guatemala ahora defiende mejor, presiona con inteligencia y sabe sufrir. Ha aprendido a competir. En los entrenamientos en la zona 15, Tena repite una frase que sus jugadores ya convirtieron en mantra: “no somos menos que nadie, pero tampoco más: solo debemos hacerlo bien”.
El público lo percibe. En el Doroteo Guamuch Flores, los himnos suenan más fuertes que nunca. Las camisolas azules se confunden con lágrimas y esperanza.
Nueva camada: sangre fresca y sin complejos
Los nombres de Santis, Rubín, José Pinto, Alejandro Galindo, Óscar Castellanos y Aaron Herrera marcan un cambio generacional. Muchos de ellos nacieron cuando Guatemala ya llevaba décadas sin Mundial. No cargan con las viejas culpas, pero conocen la historia. Saben que un país entero espera.
El regreso de Nicholas Hagen, sólido en la portería, y la experiencia de Gerardo Gordillo en la defensa, complementan un grupo que por primera vez parece tener equilibrio.
El contexto regional: una oportunidad irrepetible
La ampliación del Mundial a 48 selecciones abrió una puerta que antes era impensable: la CONCACAF tendrá seis plazas directas y dos repechajes. Con México, Estados Unidos y Canadá ya clasificados por ser anfitriones, el camino es más corto que nunca.
Guatemala compite directamente con Panamá, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Jamaica y Trinidad y Tobago. Ganar los dos partidos que restan en casa es obligatorio y posible.
Un empate o una derrota, en cambio, dejaría a la selección solamente con opción de ir a repechaje y bajo presión.
Pronóstico: el sueño puede ser realidad
El algoritmo es frío, pero el corazón del fútbol no. Aun así, si combinamos estadísticas, rendimiento y calendario, el pronóstico es optimista:
Guatemala tiene un 62% de probabilidad de clasificar de manera directa al Mundial 2026. Para ello, debe ganar sus dos partidos como local en el estadio El Trebol.
Si empata cualquiera de los dos partidos, la posibilidad bajará al 28%, pero ya se depende de los resultados de Panamá y Jamaica.
Pero más allá de los números, el ambiente huele distinto. El país vibra, cree y se une. Tal vez sea el momento. Tal vez esta vez sí.
Epílogo: el Mundial que se juega en el alma
Guatemala ha aprendido que el fútbol es más que un marcador: es identidad, refugio y esperanza. No hay otro país que celebre un empate como una final ni que llore tanto una eliminación.
El sueño de llegar a un Mundial es, en el fondo, el reflejo de un pueblo que, pese a todo, sigue creyendo que los imposibles se alcanzan con fe y con trabajo.
Si el fútbol, como decía Galeano, es la única religión que no tiene ateos, entonces Guatemala es su templo… y Luis Fernando Tena, su sacerdote de turno, tiene la misión de convertir una eterna promesa en una bendita realidad.
