¡De las críticas al compromiso social! Los ultras del fútbol alemán, a veces señalados por su agresividad, muestran su mejor cara durante la pandemia de coronavirus, dejando claro que su ‘fankultur’ es también una cultura de solidaridad y cooperación.
«Mucha gente sintió que teníamos que poner nuestros egos a un lado y juntarnos para ayudar a la colectividad», señaló a la AFP Clemens Knödler, líder de un grupo de ultras de Stuttgart, entre los primeros en haber anunciado iniciativas para ayudar a las personas más vulnerables durante la pandemia.
«Capo» de la tribuna popular, acostumbrado a encender a miles de hinchas los sábados, Knödler está estos días al frente de un grupo de 82 voluntarios que hacen la compra y buscan medicamentos para aquellos que no pueden salir de su casa.
Su grupo de ultras ya había abierto en los últimos años colectas de fondos para iniciativas locales, como ayudar a los sin techo, «pero una red así, con gente que no comparte para nada nuestra cotidianidad de fans del fútbol, para nosotros es completamente nuevo», señaló.
El proyecto actual tomó cuerpo en algunos días y rápidamente se extendió por la ciudad y sus afueras.
«Lo hacemos por nuestra ciudad y por nuestra región. Ayudar cada vez que sea posible forma parte integral de nuestra cultura ultra», detalla.
El ‘Muro Amarillo’ se moviliza
En Dortmund, el colectivo de la famosa tribuna sur, el ‘Muro Amarillo’, anunció al comienzo de la crisis una iniciativa similar. «Se trata de mostrarse solidarios y asumir nuestra responsabilidad social», indicó el colectivo en su página de internet.
«Significa concretamente que queremos ayudar a la gente que forma parte de los grupos vulnerables», añadió.
En otras ciudades del país también hay asociaciones de ultras que hacen cosas similares…. Con el mismo entusiasmo que hace apenas un mes tuvieron para ponerse de acuerdo y llamar ‘hijo de puta’ al millonario Dietmar Hopp, propietario del Hoffenheim, por su modelo opuesto al tradicional alemán, o al Leipzig, controlado por Red Bull.
Ambos clubes encarnan lo que los ultras odian: el predominio del dinero y la comercialización del fútbol, en detrimento del poder de los aficionados, asociados en Alemania en la gobernación de la mayor parte de los clubes.
Pero su compromiso social no ha nacido con la crisis del coronavirus. Tras años difíciles de ‘hooliganismo’, con la sombra de la extrema-derecha planeando en las tribunas populares, los fans alemanes están actualmente unidos mayoritariamente por valores positivos, a imagen del Sankt Pauli (Hamburgo), que ayuda a refugiados.
Lavado de imagen
«Apoyamos una ‘fankultur’ que contribuya a ayudar a la sociedad civil y a combatir el aislamiento social», señala Thomas Schneider, responsable de relaciones con los fans en la Liga de Fútbol Alemán (DFL), que acompaña desde 2014 iniciativas locales de lucha contra el racismo y la discriminación.
Desde hace tres semanas, los fans de los grandes clubes han dado ejemplo contra la pandemia del coronavirus. En muchas ciudades, en puentes urbanos o ante hospitales públicos, han colocado banderas para apoyar al personal sanitario y a los trabajos básicos que permiten que la sociedad siga en pie en tiempos de confinamiento.
«Sanitarios, ustedes son héroes» o «Panaderos, supermercados, cuidadores; Bochum vive gracias a ustedes», por ejemplo.
Otros grupos intentan aportar al tejido económico local. Los fans del Dortmund y del Union Berlín han participado en «días de partido virtual».
En un sitio web pudieron hacer una donación a su bar preferido en las proximidades del estadio, pagando normalmente el equivalente a unas cervezas y salchichas, para compensar la falta de ingresos de estos locales desde que se paró la competición.
El premio al más imaginativo es para el Borussia Mönchengladbach, club que ha propuesto a cada fan realizar un cartón de su efigie a tamaño natural por 19 euros para instalarla en las gradas del estadio, en el lugar que suele ocupar, cuando regrese el fútbol dentro de unas semanas, que será a puerta cerrada.
Esta iniciativa ha permitido a dos empresas locales cerradas por el coronavirus recomenzar su actividad.