El consultor político republicano Roger Stone y exasesor del presidente Donald Trump fue sentenciado este jueves a más de tres años prisión por obstruir una investigación del Congreso de Estados Unidos, un caso que generó polémica por las intervenciones del mandatario en el proceso.
Stone, un veterano experto en comunicación y uno de los confidentes de Trump de más larga data, fue condenado en noviembre por mentirle al Congreso y obstruir una investigación en la Cámara de Representantes sobre si la campaña de Trump había conspirado con Rusia para tener una ventaja en las elecciones de 2016.
«La verdad todavía existe,» dijo la juez de distrito Amy Berman Jackson al dictar la sentencia en la cual se le impuso además una multa de 20,000 dólares a Stone.
«La verdad todavía importa. La insistencia de Roger Stone de que eso no importa, el orgullo que muestra sobre sus propias mentiras son una amenaza para nuestras instituciones más fundamentales, que son las bases mismas de nuestra democracia», dijo la magistrada.
Fiel a su estilo excéntrico, Stone llegó a la corte vestido con un sombrero de ala negro con una amplia sonrisa.
Stone no fue enviado a prisión de forma inmediata, pues la aplicación de la sentencia se verá retrasada mientras la jueza considera un recurso de la defensa para pedir un nuevo juicio.
Trump atizó la polémica sobre el juicio al considerar un error la recomendación fiscal de una pena de entre siete y nueve años de prisión contra Stone.
En los días siguientes, el Departamento de Justicia reculó y dijo que la recomendación había sido «excesiva», lo que llevó a la renuncia de cuatro fiscales.
Entonces el presidente volvió a Twitter para alabar la decisión del fiscal general, Bill Barr, de intervenir en un caso que, según dijo, que estaba «totalmente fuera de control».
La jueza del caso -que durante el proceso le prohibió a Stone subir contenidos a las redes sociales después de que publicó una foto de la magistrada con un signo que emulaba un tiro al blanco- criticó el jueves la forma del acusado de manejar sus comunicaciones.
«Al elegir Instagram y Twitter como sus plataformas, él entendió que estaba multiplicando el número de personas que iban a escuchar el mensaje, atizando la a opinión pública en contra de la fiscalía y del Tribunal», dijo la magistrada.
«Esto es intolerable para la administración de Justicia y la Corte no debería sentarse sin hacer nada y encogerse de hombros diciendo que esto es solo Roger siendo Roger», agregó la jueza.