Estos son los planes de Luis Enrique para Messi de cara al Real Madrid-Barcelona del próximo día 21
Algunos medios se suben al carro de Don Balón, que anunció la pasada semana en rigurosa primicia, que no se estaban cumpliendo los plazos previstos en la recuperación de Leo Messi y que su presencia en el clásico es absolutamente inviable. Messi lleva una semana de retraso en la evolución de su rehabilitación, la recuperación no se está produciendo de acuerdo a las previsiones de los médicos y la fecha del 21 de noviembre está demasiado próxima como para correr riesgos en el Bernabéu con su alineación.
Luis Enrique ahora mismo sólo tiene una obsesión: ganar el partido previo al clásico ante el Villarreal. Eso, suponiendo que el Madrid gane en Sevilla, le permitiría al Barcelona salir del Bernabéu dependiendo de sí mismo incluso en el caso de ser derrotado del coliseo blanco. Cuando se conoció el calendario, que obligaba al Barça a jugar en San Mamés, el Calderón, el Sánchez Pizjuán y Balaidos antes del clásico, quien más quien menos esperaba un panorama mucho más oscuro para el Barcelona del que existe ahora en la tabla clasificatoria, con el Real Madrid y el Barcelona empatados a puntos.
Y el hecho de que, a pesar de la irregularidad mostrada por el Barcelona, los dos grandes puedan llegar igualados al clásico, resta dramatismo al partido. Son sólo tres puntos que son recuperables en el Camp Nou y en una segunda vuelta en la que el Barcelona reicibirá en casa a todos los grandes. En estas circunstancias, Luis Enrique lo tiene claro. No va a forzar a Messi y le esperará lo que haga falta con tal de recuperarle al cien por cien.
Aún así, la idea de Luis Enrique es jugar con el suspense, llevarse a Messi a Madrid y generar pánico escénico en los rivales. Lo sentará en el banquillo para no dar pistas, pero no le hará jugar. Lo último que haría el técnico es forzar su reaparición en un partido de la exigencia del clásico y arriesgarse a que se rompa de nuevo por hacerle jugar 30 minutos que no resolverían nada.