- Las elecciones generales del próximo 25 de junio serán quizá las más complejas para Guatemala desde el regreso a la democracia hace casi cuatro décadas, afirman expertos, que vaticinan también poca participación y apatía en los electores.
Voz de América
MIAMI, EEUU — Guatemala se prepara para unas «complejas» elecciones generales en junio próximo, marcadas por la poca credibilidad en las instituciones políticas y la apatía de los votantes, según analistas y expertos cercanos al proceso.
El pasado 27 de marzo, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) guatemalteco, la máxima autoridad en materia electoral, dio inicio a los comicios donde se elegirán el presidente, vicepresidente, los 160 diputados del Congreso Nacional, 340 alcaldes y concejos municipales, así como los miembros del Parlamento Centroamericano.
Unos 9,3 millones de guatemaltecos han sido convocados a votar en el que «probablemente sea uno de los (procesos) más complejos desde el retorno a la democracia en 1985 para Guatemala», dijo a la Voz de América el coordinador del Departamento de Investigaciones Sociopolíticas de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales de Guatemala (ASIES), Jahir Dabroy.
El futuro de Guatemala
«En este proceso electoral los guatemaltecos decidirán las autoridades que estarán gobernando el país por el próximo periodo de cuatro años, explicó el portavoz del TSE, Luis Gerardo Ramírez.
Ramírez destacó que los guatemaltecos «que están empadronados y que acudan a las urnas tendrán esa responsabilidad y ese deber para seguir fortaleciendo la democracia y sobre todo delegar en las autoridades que elijan el destino del país para el próximo periodo».
A pesar de obstáculos como la pandemia de COVID-19, el TSE se encuentra en la segunda fase del proceso electoral y espera «realizar un proceso electoral satisfactorio para los guatemaltecos», afirmó a la VOA el vocero de la institución.
Ramírez recordó que el TSE le «entrega el proceso» a instituciones ciudadanas agrupados en órganos electorales temporales como las juntas electorales departamentales, municipales y las juntas receptoras de votos.
El TSE «no cuenta los votos, no inscriben los votos en las actas, son los guatemaltecos quienes conforman estos cuerpos electorales temporales. Lo que el TSE en este sentido hace es transmitir o trasladar estos datos que inicialmente son preliminares y que posteriormente se oficializan», señaló.
Proceso en tela de juicio
«Esperamos que el proceso electoral transcurra sin ningún tipo de contratiempo y se realice de acuerdo a lo planificado», indicó el vocero de la autoridad electoral guatemalteca, que ha llamado a los partidos políticos a hacer campañas «de altura» ante riñas y ánimos caldeados previo a los comicios.
La propia institución ha sido criticada por una supuesta falta de imparcialidad para dirigir el proceso electoral, específicamente porque la TSE tiene la potestad de aceptar o no las candidaturas presidenciales.
Las autoridades electorales en Guatemala han «adoptado un enfoque agresivo, intervencionista y aparentemente sesgado para determinar quién puede postularse para el cargo en primer lugar. Estas acciones son dañinas para la democracia de múltiples maneras», advirtió la analista canadiense Regina Bateson.
La profesora asistente del Colegio de Graduados de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Ottawa participó, junto a otros analistas, en una sesión de preguntas y respuestas auspiciada por Diálogo Interamericano, un think tank con sede en Washington.
«Este año, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) rechazó la candidatura de la candidata presidencial más emocionante y transformadora del país, Thelma Cabrera, y permitió que se presentaran otras con pasados cuestionables, como Zury Ríos y Sandra Torres».
Ríos es la hija del expresidente José Efraín Ríos Montt, que lideró uno de los períodos más sangrientos en la historia de Guatemala. Torres fue primera dama durante la presidencia de su entonces esposo Álvaro Colom (2008-2012).
«El resultado neto es que los guatemaltecos se quedan con la misma vieja lista de opciones poco inspiradoras, incluso menos confianza en las instituciones de su país y una democracia que se siente cada vez más como una fachada», sentenció la investigadora.
Para Bateson, aunque «se suponía que las elecciones de este año traerían un cambio positivo a Guatemala, pueden terminar reforzando la noción de que el país está gobernado por un ‘pacto de corruptos’, en lugar de por el pueblo”.
Sobre estos cuestionamientos, el portavoz del TSE remitió a la VOA a un pronunciamiento hecho por la autoridad electoral el pasado 14 de abril.
“Las opiniones que han surgido tanto a nivel nacional como internacional derivan de una percepción que se reproduce desde la convocatoria a las elecciones el pasado 20 de enero, cuyo disentimiento público con lo actuado por el Tribunal Supremo Electoral abona en la libre expresión de opiniones que oxigenan la democracia», dice el comunicado.
«Esta dinámica eventualmente llega a generar tergiversaciones de la realidad, aduciendo aseveraciones que debilitan la institucionalidad electoral nacional”, agrega.
El TSE destacó que «esas voces disonantes y que tergiversan la realidad, hacen ver que se afecta particularmente a las personas y a las organizaciones políticas, sin embargo, lo actuado por el Tribunal Supremo Electoral se fundamenta en las leyes guatemaltecas”.
La Constitución guatemalteca prohíbe al presidente Alejandro Giammattei buscar la reelección. Su salida ha abierto la carrera presidencial a 23 propuestas de binomios presidenciales de 30 partidos políticos, recisó a la VOA Jahir Dabroy
Según el analista, casi todos los contendientes —no solo los presidenciales— se preocupan más por lo que pueden ganar cuando estén en sus puestos que en proponer un plan distintitvo. «No se diferencian mayormente en términos ideológicos. Pareciera ser que están mucho más enfocados en el tema de hacer negocios con el Estado o en todo lo que se puede hacer dentro del Estado que continúan volteando la vista a otros espacios», indicó Dabroy.
Dabroy subrayó que este puede ser un momento importante para que aparezca «alguna propuesta concreta que vaya más allá de un eslogan, de una cancioncita, de una fotografía».
ASIES forma parte de los observadores electorales independientes en el proceso.
Guatemala necesita «un plan a desarrollar por parte de una organización dentro, no solamente de la presidencia, sino que es muy importante la labor que se hace en el Legislativo y carecemos de propuestas programáticas para desarrollar por parte de los partidos políticos como agenda parlamentaria», destacó Dabroy.
Los principales candidatos presidenciales en Guatemala
A principios de abril, los principales candidatos de la carrera presidencial guatemalteca son Sandra Torres (UNE), Edmund Mulet (Cabal) y Zury Ríos (Valor), «todos políticos experimentados», dijo a Diálogo Interamericano la experta en estudios de paz y ciencias políticas de la Universidad de Notre Dame Joséphine Lechartre.
Un sondeo de CID Gallup en febrero arrojó que Zury Ríos y Sandra Torres lideraban la intención al voto, con 21% y 20%, respectivamente.
Según Lechartre, entre los temas que los candidatos enarbolan está «la ley y el orden contra el crimen organizado, el tema más querido por los votantes guatemaltecos, la acción anticorrupción y los programas sociales, incluido el desarrollo de infraestructuras básicas y mejores oportunidades laborales».
«El terrible estado de la economía, la corrupción endémica y las campañas de desinformación dirigidas al personal anticorrupción han erosionado significativamente el apoyo de los guatemaltecos a la democracia, y más de la mitad de los ciudadanos del país valoran más un nivel de vida digno que un sistema democrático saludable», detalló.
En este sentido, la favorita según la investigadora, sería Sandra Torres. Uno de los puntos de su campaña es la reactivación del programa social y se espera que parte del decisivo voto femenino vaya a Torres.
Apatía política
La lista de candidatos en Guatemala «representa la continuación de la ‘vieja guardia’ y de lo habitual en la política guatemalteca. Ninguno de los candidatos llevará al cargo el programa de reforma política, económica y social que el país necesita tan desesperadamente», opinó el exembajador de Estados Unidos en Guatemala, Donald J. Planty.
Esto podría explicar la apatía política y el probable alto nivel de abstencionismo que pronostica Dabroy.
«Pareciera ser que todavía no se despierta en la ciudadanía el encanto por un candidato porque regularmente estamos votando por figuras, por personas, más que por organizaciones políticas y proyectos políticos de país», indicó el politólogo.
En Guatemala «el grueso de los ciudadanos pareciera ser que está perdiendo la confianza en el sistema democrático porque estas personas que conforman la clase política no logran satisfacer las demandas de la ciudadanía y no se mejoran las condiciones de vida en general», explicó Dabroy.
«Eso lo podemos ver por ejemplo con el alto flujo migratorio que se tiene también de guatemaltecos en este caso intentando llegar a los EEUU», aclaró.