Se acelera la carrera por la vacuna contra la COVID-19

Con más de 100 proyectos iniciados y una decena de ensayos clínicos, el mundo espera poder contar dentro de unos meses con una vacuna eficaz contra la COVID-19, una enfermedad que desencadenó una investigación masiva en un tiempo récord.

Estos son los últimos datos y desafíos relacionados con la fabricación de vacunas contra el coronavirus SARS-Cov-2, causante de la pandemia de COVID-19 que provocó la muerte de casi 300,000 personas.

«Un imperativo global»

«El desarrollo rápido de una vacuna para prevenir la COVID-19 es un imperativo global». Como otros especialistas, el estadounidense Barney S. Graham, del Centro de Investigación de Vacunas (Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, NIH) considera crucial la batalla de las vacunas en la guerra que libra el planeta contra la COVID-19.

Responsables internacionales como el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también se mostraron convencidos de ello: una vacuna segura y eficaz sería «la única herramienta que permitiría una vuelta del mundo con una sensación de normalidad». La vacuna «salvaría millones de vidas» y permitiría ahorrar «miles de millones de dólares», subrayó en abril.

Más de 100 proyectos en marcha

Habida cuenta del interés global que despiertan, tanto a nivel sanitario como económico, el número de proyectos para fabricarlas no deja de aumentar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) había registrado a finales de abril 76, cinco de los cuales en fase de ensayos clínicos. Ahora ya contabiliza 110, ocho de ellos en fase de ensayos clínicos (a 11 de mayo).

La London School of Hygiene & Tropical Medicine indicó que, por lo menos, se están llevando a cabo 157 proyectos de vacunas anti-COVID, once de los cuales, en fase de ensayo clínico.

Diferentes enfoques

La OMS clasificó el centenar de proyectos en curso en ocho categorías distintas, que se corresponden con tipos de vacunas probadas o experimentales.

Se trata de las clásicas vacunas del tipo «vivas atenuadas» o «inactivas», vacunas llamadas «subunitarias» a base de proteínas (con un antígeno al sistema inmunitario, sin partículas virales).

También se iniciaron proyectos de vacunas de tipo «con vector viral», que utilizan técnicas punteras para fabricar virus cuyo único objetivo es provocar una reacción inmunitaria en el ser humano; y otros de vacunas «de ADN» o «de ARN», que son productos experimentales que utilizan fragmentos de material genético modificado.

El fracaso también es una opción

La exploración de múltiples pistas aumenta las posibilidades de que la empresa se salde con éxito.

«El hecho de que haya muchos tipos diferentes de vacunas alienta la esperanza de que encontremos algo que funcione y que proteja», comentó la viróloga francesa Marie-Paule Kieny.

Pero «el camino hacia una vacuna eficaz es tortuoso y solo un puñado de vacunas podrán tener éxito», matizó la investigadora británica Sarah Caddy, de la fundación Wellcome Trust y de la Universidad de Cambridge.

¿Se descarta la posibilidad de que no se logre ninguna vacuna eficaz? «En investigación, nunca se descarta nada», contestó el director científico del Instituto Pasteur, Christophe d’Enfer, citando el ejemplo del VIH.

«Más de 30 años después de su descubrimiento todavía no se encontró ninguna vacuna» contra el sida, recalcó a finales de abril.

Aceleración sin precedentes

En este contexto, el anuncio de Sinovac Biotech, uno de los cuatro laboratorios chinos autorizados a realizar ensayos clínicos, de que estaba preparado para producir 100 millones de dosis de vacuna al año bajo el nombre comercial de «Coronavac» puede parecer un tanto precipitado, pues todavía no se ha probado que su vacuna sea ni eficaz ni segura.

Pero no es el único que ha acelerado el paso: el laboratorio farmacéutico estadounidense Pfizer ya indicó que quiere producir de 10 a 20 millones de dosis de una vacuna expermiental para finales de año.

En Francia, el Instituto Pasteur empezará los ensayos clínicos de su proyecto de vacuna más avanzado en julio y espera tener los primeros resultados en octubre, según la coordinadora, Christiane Gerke.

«En general, el desarrollo de vacunas dura decenas de años», comentó Barney S. Graham. «Tener vacunas aprobadas y disponibles para ser distribuidas a gran escala, para fines de 2020 o incluso 2021, sería algo nunca visto», agregó.

¿Distribución igualitaria?

AFP/Archivos / Nicolas Asfouri Un científico observa unas células de riñoón de mono durante la investigaciónd e una vacuna experimental contra el coronavirus el 29 de abril de 2020 en un laboratorio de Sinovac Biotech en Pekín

Si se obtuvieran resultados positivos rápidamente para las primeras vacunas, la cuestión que se planteará inmediatamente será sobre su utilización y disponibilidad.

«La gran cuestión es saber cómo se utilizarán esas vacunas. Todo el mundo teme que se las apropien los países que antes hayan puesto en marcha las capacidades de producción en su territorio», dijo en la radio France Info Marie-Paule Kieny.

A finales de abril, la OMS organizó una reunión internacional para garantizar una «distribución equitativa de vacunas». En la teleconferencia participaron los jefes de Estado europeos pero ni Estados Unidos ni China estuvieron representados.

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