La mandataria brasileña Dilma Rousseff ha sido destituida de sus funciones definitivamente por decisión del senado. Con 61 votos a favor y 21 en contra el Senado ha decidido destituir a la jefa del Ejecutivo por crimen de irresponsabilidad fiscal.
Rousseff, primera mujer en alcanzar la presidencia de Brasil, había suspendida del poder en mayo por acusaciones de maquillar las cuentas públicas. Este miércoles no fue inhabilitada para ejercer algún otro cargo público por los próximos ocho años, es decir que si no se abre otra investigación puede aspirar a postularse a alguna función dentro del Estado.
Con esta decisión Michel Temer se convierte oficialmente en el próximo presidente de Brasil hasta 2018, cuando se celebran nuevas elecciones. La ahora expresidenta no fue señalada por corrupción, pero sí por alterar las cuentas del Estado y realizar préstamos sin autorización del Congreso tal cual lo establece la constitución de ese país.
Tal es el pesimismo en el Partido de los Trabajadores que ya está en marcha la redacción de un recurso para ser presentado ante el Supremo Tribunal Federal para intentar anular la decisión. Rousseff gobernó Brasil desde 2010 y heredó un país en pleno boom económico, motor de crecimiento en la región tras haber sido gobernado por su antecesor Lula Da Silva desde 2003. En esos años dorados, el país fue elegido para celebrar los Juegos Olímpicos de 2016 y la Copa Mundial de Fútbol (2014).
Su imagen ha sufrido un fuerte desgaste a la par del deterioro de la economía, el crecimiento brutal del desempleo y la inflación. Las revelaciones de una trama delictiva en torno a Petrobra le costaron a la petrolera más de USD 2.000 millones, fueron la gota que derramó el vaso.