La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, manifestó ser víctima de una gran injusticia, y que en cambio el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha que lidera las acusaciones en su contra, es investigado por la fiscalía debido a presuntos actos de corrupción.
Rousseff hizo alusión a algunos legisladores, –pero en escial a Cunha–, pues ellos son acusados, yo no tengo acusación. Lo más extraño es que quien me juzga es corrupto, afirmó y agregó que todo el mundo sabe que tiene cuentas en el exterior y que está acusado por el Ministerio Público, señaló, mientras que los presentes coreaban: fuera Cunha.
La jefa de Estado, dijo ser víctima de una gran injusticia e insistió que no cometió ningún crimen de responsabilidades que argumente la apertura de un proceso de destitución en su contra.
La presidenta de Brasil, aseguró que está siendo acusada por practicar unas maniobras cometidas desde 1994 por todos los Gobiernos que la precedieron y subrayó que eso demuestra que en Brasil hay dos pesos y dos medidas.