La celebración del Día del Ejército volvió a poner en debate cuál es el papel que deben jugar las Fuerzas Armadas en una sociedad democrática, y esto ocurre en momentos en que la institución ha sido salpicada por señalamientos de corrupción. A casi 20 años de la firma de la paz firme y duradera, el tema militar sigue enfrentando a la sociedad y levantando pasiones encontradas.
Álvaro Alay / aalay@cronica.com.gt
¿Debe apoyar el Ejército las tareas de seguridad pública? ¿Construir carreteras o fabricar pupitres? O por lo contrario ¿Debe dedicarse únicamente al resguardo de las fronteras y de la soberanía nacional?
Estas y otras opiniones sobre el rol que deben jugar las Fuerzas Armadas en tiempos de paz y que siguen dividiendo a la sociedad guatemalteca, salieron a luz nuevamente durante la pasada celebración del Día del Ejército.
Estos hechos tuvieron como telón de fondo los señalamientos de corrupción y procesos penales contra dos de los últimos ministros de la Defensa Nacional —Manuel López Ambrocio y Ulises Anzueto Girón—.
La controversia inició con el anuncio de que, por primera vez desde el 2008, el desfile militar saldría nuevamente a las calles. Al final, tras una lluvia de críticas, el gobierno dio marcha atrás y este se realizó, como se venía haciendo, a puerta cerrada.
Encendió aún más la hoguera el discurso del mandatario Jimmy Morales —que representa la unidad nacional—, quien aseguró durante la celebración castrense que hay grupos que lucran con el conflicto armado y, por si fuera poco, marchó como soldado. Y días después defendió la participación de la institución castrense en tareas de seguridad ciudadana y enfatizó que continuarán con esas labores.
De hecho, existen sectores de la población que piden que los uniformados de verde olivo presten seguridad en sus colonias y municipios, ya que desconfían de la Policía Nacional Civil (PNC) y hay otros que los rechazan por considerar que no fueron entrenados para eso y los tildan de violadores de los derechos humanos.
Para algunos analistas esa actitud del Jefe de Estado era de esperarse, puesto que está en sintonía con el grupo que lo llevó al poder —exmilitares que formaron el ahora partido oficial—.
Más dinero y poca transparencia
El nuevo gobernante ha continuado con la política de darle mayor protagonismo en la vida nacional a la institución castrense, tal y como se ha venido haciendo en los últimos tres gobiernos. Una de las primeras decisiones de Morales fue sacar al Ejército a construir 8 mil kilómetros de carreteras y a hacer escritorios.
Durante el mandato de Otto Pérez Molina se fortaleció presupuestariamente a la institución y se aumentó en 1 mil 500 el número de soldados destinados a tareas de seguridad ciudadana. Y en tiempos de Álvaro Colom se dedicaron a repartir Bolsas Solidarias.
Hay otro hilo conductor que ha unido a las tres últimas administraciones y es el fortalecimiento del presupuesto militar y el hecho de que a la par de ello no se ha transparentado la ejecución presupuestaria bajo el argumento de seguridad nacional.
En el último año del gobierno de Colom se decidió aumentar el presupuesto de las fuerzas castrenses, tomando en cuenta que el Ejército de Guatemala recibía hasta el 0.33 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y la disposición fue que lo mínimo que debía recibir era el 0.33 por ciento, lo cual no deja un techo, sino un piso.
En el 2008, el Ministerio de la Defensa Nacional (MDN) contaba con un presupuesto de Q1 mil 261 millones; posterior a ello, para la toma de posesión de Pérez Molina en el 2012, tuvo un presupuesto de Q1 mil 759 millones, y ahora Jimmy Morales en la primera magistratura el presupuesto supera los Q2 mil 116 millones.
En este sentido los recursos económicos asignados al Ejército han aumentado un 67.80 por ciento en ocho años; es decir, de 2008 a la fecha se tiene un incremento de Q855 millones. El presupuesto asignado para las tareas de seguridad ciudadana —apoyo a la PNC a través de las fuerzas combinadas—, es uno de los que más ha crecido en estos ocho años. Los recursos económicos para apoyar a la Policía en las tareas de seguridad pública era en 2008 de Q6.2 millones y actualmente alcanza Q202 millones.
¿Qué papel debe jugar el Ejército?
Al respecto, Lizandro Acuña, analista de seguridad y justicia del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), considera que debido a que el territorio nacional es vulnerable a desastres naturales, las fuerzas militares deben brindar apoyo en estas emergencias, tal como lo han hecho, pero esto debe de reforzarse.
Lo cual es respaldado por el analista en seguridad y defensa Mario Mérida, quien asegura que el MDN puede apoyar de manera positiva en lo que se refiere a la defensa civil y manejo de desastres naturales.
Tienen experiencia en desastres naturales y vemos alta vulnerabilidad cuando se presentan este tipo de tragedias, porque no se pueden pronosticar y la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres no alcanza el nivel de respuesta ni organización para poder hacerlo, subraya Mérida.
Para otros como Fernando Girón, analista en temas de seguridad, lo que se debe hacer es cambiar la doctrina de seguridad del Ejército y menciona que su única función es el resguardo del territorio nacional, debido a que es para lo que tienen capacidad las fuerzas castrenses.
Ronaldo Leiva, exministro de la defensa, comenta que el Ejército ha tenido sus facetas en los diferentes gobiernos, porque tiene un papel asignado que es la soberanía, la paz, y la seguridad interior y exterior del país, pero reconoce que también ha formado parte de las diferentes políticas que han hecho los gobernantes, como repartir Bolsas Solidarias, pero ha seguido con su labor principal que es la de proteger la soberanía nacional.
Hay ciertas políticas que se dan en algunos gobiernos, en el gobierno de Álvaro Arzú se involucró en la seguridad ciudadana, como parte del acompañamiento de la Policía Nacional Civil, mientras que esta se organizaba para cumplir con esas misiones. Lo que pasó es que ya nunca los retiraron de esa labor, después en el gobierno de Alfonso Portillo se dieron lineamientos de apoyar en seguridad ciudadana, eso hasta la fecha, subraya Leiva.
La reserva para la seguridad ciudadana para el año 2006 rondaba los 3 mil elementos, en el Gobierno del Partido Patriota se aumentaron 1 mil 500 más, lo cual deja un saldo de 4 mil 500 elementos castrenses dedicados a la seguridad ciudadana, lo cual revela que en lugar de salir de la seguridad ciudadana se fue adentrando más en el tema.
Mario Polanco, del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), reconoce que la población siente más confianza cuando ve soldados que cuando ve policías; sin embargo, indica que el haber estado 16 años en las calles ha demostrado que no necesariamente la presencia militar se convierte en un disuasivo, porque siempre hay actos de delincuencia.
Girón resalta que el Ejército, a partir del año 1996, ha sufrido un deterioro operativo profesional y ético muy profundo, porque perdió su razón de ser, por lo que considera que prácticamente no tiene misión.
Desde 1954 a 1996 su principal función fue ser el gendarme de los privilegios de la elite económica y esa elite ya no los necesita, acotó el experto en temas de seguridad.
Opacidad y corrupción
La falta de transparencia en la ejecución presupuestaria es una de las cosas que más se les critica a las Fuerzas Armadas. Al respecto, Polanco, del GAM, comenta que hay mucha corrupción dentro del Ejército.
Hay dos exministros en proceso, y otros que han sido procesados, como institución deberían de investigar entre sus filas, porque miran al Ejército como botín. El argumento de ellos es que es secreto de Estado, ser honrado no debe de ser secreto de Estado, afirma el activista de derechos humanos.
Acuña, del Ipnusac, comparte este criterio al indicar que todos los fondos públicos independientemente sean militares, civiles o sociales, desde el momento que se tiene un presupuesto derivado de los impuestos que pagan los guatemaltecos están sujetos a fiscalización.
Y por último, Girón, argumenta que el Ministerio de la Defensa Nacional nunca ha tenido transparencia, y puede ser que sea una de las carteras con mayor opacidad y el brazo técnico es el Ejército, quienes se amparan del secreto del Estado. Si alguna institución urge de ser investigada de manera forense, es el Ejército, en los últimos 30 años como mínimo, enfatiza el entrevistado.