Rey maya-k’iche’ por 29 días: ATANASIO TZUL símbolo de lucha

Líder y político indígena del siglo XIX, encabezó un movimiento de resistencia al pago de tributos ilegales. Alcanzó importantes cargos y fue defensor de la igualdad de derechos entre indígenas y españoles, reconocida por la Constitución de España de 1812 –conocida como Constitución de Cádiz o La Pepa–.
Redacción Cultura/Crónica
Corría el año 1820. En España se vivían tiempos complicados para el rey Fernando VII, también conocido como El Deseado (1808-1833). En la América hispana, Guatemala incluida, había también mucha efervescencia por los cambios en Europa, y el desorden crecía por la imposición de nuevos tributos y los impuestos eclesiásticos, lo que provocó el rechazo de las comunidades indígenas, particularmente en Totonicapán.
La reacción de repulsa no se hizo esperar y dos personajes importantes de las comunidades maya-k’iche’ de esa región de la Capitanía General de Guatemala se rebelaron. Eran Atanasio Tzul, uno de los más destacados líderes de esos lugares, y Lucas Akilal.
Estos dos líderes habían escrito una carta al Rey en 1813, en la que agradecían el reconocimiento de igualdad entre españoles e indígenas que se contemplaba en la Constitución de 1812. Ellos no sabían que no había sido iniciativa del monarca, sino resultado de la reunión de las Cortes Generales de España que se reunieron en Cádiz para su promulgación; por cierto, de corte muy liberal para la época.
Los cambios en España y Europa provocaban también la suspensión de leyes, entre ellas –temporalmente– dicha Constitución. Fue el propio Fernando VII quien eliminó muchos de sus avances.
Las autoridades de Guatemala, el Capitán General y principalmente el Arzobispo de Guatemala, Ramón Casaus, impulsaron su cobro a las comunidades indígenas, provocando la indignación de Atanasio Tzul, quien se opuso a ello y encabezó un levantamiento popular.

Una vida con trayectoria
Atanasio Tuzl nació en el Cantón Paquí –que existe hasta la fecha–. Su familia se dedicaba a la producción de jabones. No ha sido posible establecer con exactitud la fecha de su nacimiento, pero se estima que para aquel año rondaba los 60 años de edad.
En 1813 se le reconoce como Principal de la Parcialidad de Linkah, y en 1816 se convierte en alcalde de San Miguel Totonicapán. En ese cargo logró que el único tributo de comunidad que debería pagarse fueran siete reales, con el fin de tener recursos para sufragar los sueldos del párroco y de las autoridades de la comunidad. Se le reconoció siempre como un funcionario justo.
Para el año del levantamiento popular, ya era el representante de las parcialidades de Likah, Pachah, Uculjuyub, Chiché y Tinamit, aunque era un cargo no oficial ni reconocido por las autoridades de la Capitanía General, entonces bajo el mando de Carlos Urrutia y Montoya, quien mostraba fragilidad en su salud y ese mismo año delegó el cargo en Gabino Gaínza.
Cuando llegan las presiones por los nuevos tributos, Tzul unió sus fuerzas con Lucas Akilal y juntos lucharon contra el poder de la colonia española, repudiando a la élite ladina. El levantamiento no se hizo esperar y pronto se dio la remoción del Alcalde Mayor, José Manuel Lara de Arrese.
Tzul se convirtió en representante del gobierno indígena y el 12 de julio, los principales de las comunidades le reconocieron a él y su esposa, Felipa Soc, como los reyes de aquellas comunidades. A la pareja le impusieron las coronas de San José y Santa Cecilia, como símbolo del poder que duraría apenas 29 días.
El derrocado Lara de Arrese tardó algún tiempo en organizar una milicia ladina, la cual reprimió el levantamiento y logró la captura del líder indígena, quien fue azotado durante siete días y luego enviado a prisión a Quetzaltenango para enfrentar un juicio que, al sufrir retraso, obligó a las autoridades a concederle el indulto el 1 de marzo de 1821, por la creciente presión de manifestantes totonicapenses.

Versión académica
La Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos de Centroamérica (AFEHC), destaca lo siguiente sobre Tzul y su movimiento –cita textual–:
“El levantamiento de 1820 mostró concretamente la pérdida del control español en Los Altos de Guatemala, manifestada en el rechazo repetido de los pueblos indios al pago del tributo desde su restablecimiento en 1816.
En 1820, los indígenas de San Miguel Totonicapán, con el apoyo directo de los pueblos vecinos de San Cristóbal Totonicapán, San Francisco El Alto y Momostenango, lograron destituir, por unas semanas, al Alcalde Mayor José Manuel Lara de Arrese, e imponer su propio gobierno.
Tzul fue sin duda la figura más representativa del movimiento y, según algunas fuentes contemporáneas, la vox pópuli y algunos historiadores, fue proclamado rey.
Aunque no se descarta completamente la posibilidad de que haya sido coronado, resulta más probable que fuera nombrado gobernador durante una ceremonia oficial de los líderes del movimiento organizaron, haciendo propias las órdenes que el Jefe Político había girado a las autoridades locales, para celebrar el restablecimiento de la Constitución de Cádiz de 1812 y con ello, la eliminación del tributo.
De cualquier manera, durante aproximadamente veinte días, entre el 9 de julio y el 3 de agosto de 1820, Tzul actuó como el representante más destacado del gobierno indígena, aunque el macegual Lucas Aguilar desem-peñara un papel de igual, o posiblemente de mayor envergadura, en la toma de decisiones al interior del incipiente gobierno regional.
Después de que el movimiento sufrió una represión brutal a manos de aproximadamente mil milicianos ladinos de la región de Los Altos, Tzul y otros líderes fueron encarcelados en Quetzaltenango, donde permanecieron hasta principios de marzo de 1821, cuando fueron liberados después de una manifestación de mujeres y hombres totonicapenses en la capital del reino.
… La importancia de Atanasio Tzul reside en que encarna, como ningún otro personaje, con la excepción de Tecún Umán, la participación de los indígenas en la creación de la historia guatemalteca, a través de un papel activo en los conflictos de aquella época, definiendo así el rumbo político de su país. Aún vencido, el movimiento, inicialmente encabezado por Tzul y Aguilar, mantuvo su relevancia durante los siguientes veinte años y, desde una posición de relativa debilidad (con la que siempre han participado los pueblos indígenas en América Latina) impactó el destino del istmo a través de su papel primordial, por medio de la resistencia al tributo y la participación militar en apoyo a Carrera, en la desaparición del Estado de los Altos en 1840. (Fin de la cita).
Tzul encarna, al igual que Tecún Umán, la participación indígena en la construcción de la historia nacional.
Tzul encabezó un movimiento popular de rechazo al pago de nuevos tributos.

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