Los líderes del Partido Republicano han decidido echar toda la carne al azador, en cuanto a sus críticas contra su acérrima adversaria, la demócrata HIllary Clinton. Su estrategia se centra en atacar los puntos débiles de su contrincante, quien hasta ahora aún lleva la delantera (aunque mínima) en las encuestas y sondeos.
La Convención Republicana ha sido el espacio ideal para que las críticas se hicieran hacia la demócrata, quien ha sido señalada de haber utilizado su correo privado para difundir asuntos de Seguridad Nacional mientras fungía como Secretaria de Estado. Hace dos semanas el FBI aseguró que Clinton fue extremadamente descuidada con el uso de dicha información, sin embargo, no encontró motivos para pedirle a la Fiscalía que imputara de cargos a la exfuncionaria.
El caso ya fue cerrado por el Departamento de Justicia, sin embargo, los contrincantes de la exprimera dama han aprovechado su Convención para pedir que Clinton sea encarcelada. A la cárcel, a la cárcel, gritaron varias veces los políticos.
Donald Trump fue oficializado como el candidato republicano para la carrera presidencial a la Casa Blanca. A partir de ahora enfocará toda su artillería para que junto a sus partidarios regresen al poder tras ocho años en los que Barack Obama ha sido Presidente.