El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, –suspendido de sus funciones por sospechas de corrupción–, renunció a ese cargo pero no al escaño, que aun así puede perder en un proceso abierto por ese órgano legislativo.
Solamente mi renuncia puede ayudar a estabilizar la Cámara, declaró Cunha en una rueda de prensa, con la voz quebrada y al borde de las lágrimas.
En diciembre pasado, aún ejerciendo como presidente de la Cámara Baja, Cunha aceptó a trámite las acusaciones que llevaron al juicio político a la presidente brasileña, Dilma Rousseff, quien fue suspendida de sus funciones el pasado 12 de mayo y desde entonces es sustituida por su entonces vicepresidente, Michel Temer.
Cunha hizo alusión a ese asunto y aseguró que, desde que puso en marcha el trámite que llevó a instaurar el juicio contra Rousseff, ha sufrido una «persecución» que, incluso, afirmó fue la causa que llevó a la Corte Suprema a suspenderlo del ejercicio de su cargo mientras lo juzga por supuesta corrupción.
La renuncia de Cunha a la presidencia de la Cámara baja obligará a convocar nuevas elecciones para ese cargo, que desde su suspensión está en manos del diputado Maranhao, quien es rechazado por la gran mayoría de los parlamentarios.
*Con información de Infobae