Relacionan por primera vez la exposición al polvo del 11-S tras la caída de las Torres Gemelas con lesiones hepáticas

Investigadores del Hospital Mount Sinai de Nueva York han hallado por primera vez pruebas de que los intervinientes en el World Trade Center durante el 11-S tienen una mayor probabilidad de desarrollar una enfermedad hepática si llegaron al lugar justo después de los atentados, frente a los que trabajaron en la Zona Cero más tarde en las labores de rescate y recuperación.

Su estudio, publicado en el ‘American Journal of Industrial Medicine’, relaciona el aumento del riesgo de enfermedad hepática con la cantidad de polvo tóxico al que estuvieron expuestos los trabajadores, que fue mayor inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

  • El hígado suele verse afectado por las exposiciones químicas debido a su función de desintoxicación de sustancias extrañas, y la enfermedad hepática cuyos primeros signos se detectaron en este estudio, la esteatosis hepática, está asociada a las exposiciones químicas.

Daños a largo plazo

Tras el atentado de 2001, más de 20,000 intervinientes estuvieron expuestos a polvo, partículas en el aire y sustancias químicas que se sabe que causan toxicidad en el hígado, lo que aumenta el riesgo de padecer la enfermedad del hígado graso asociada a tóxicos, incluida la forma más grave, la esteatohepatitis asociada a tóxicos, que puede provocar insuficiencia hepática y cáncer de hígado. El Mount Sinai vigila a estos intervinientes como parte de un programa federal de salud del World Trade Center bajo la dirección del doctor Michael Crane.

«Nuestro estudio demostró que se justifica un seguimiento continuo de la enfermedad hepática en los intervinientes en el World Trade Center, como los agentes de la ley, los bomberos y los trabajadores de recuperación en cualquier ámbito del lugar, especialmente los que llegaron a los atentados o poco después de los mismos y tuvieron una mayor exposición al polvo tóxico», explica la autora principal del estudio, Claudia Henschke, doctora en medicina y profesora de radiología diagnóstica, molecular e intervencionista de la Facultad de Medicina Icahn del Mount Sinai.

«Por el momento –añade–, no existen protocolos para monitorizar a los respondedores de la enfermedad hepática, por lo que este estudio señala la necesidad de seguir estudiando esta cuestión en esta población de riesgo».

Los investigadores descubrieron la enfermedad hepática analizando los escáneres pulmonares de 1,788 intervinientes en el World Trade Center que estaban siendo monitorizados por el Centro de Excelencia Clínica del Programa de Salud del World Trade Center del Mount Sinai.

Aunque los escáneres se realizaron para controlar a los intervinientes en busca de enfermedades pulmonares, que se han establecido como un problema de salud relacionado con la exposición en la Zona Cero, los investigadores desarrollaron un algoritmo que encontró pruebas de enfermedad hepática en la parte del hígado visible en los escáneres.

  • El algoritmo fue capaz de encontrar una menor densidad en el hígado, que es una prueba de esteatosis hepática, en algo más del 14 por ciento de los encuestados.
  • Los investigadores descubrieron más tarde que los intervinientes que llegaron antes -dentro de las dos semanas siguientes al atentado- y que estaban más expuestos al polvo tóxico del World Trade Center tenían más indicios de enfermedad hepática en sus escáneres.
  • Los intervinientes con una densidad especialmente baja están siendo evaluados para su posible remisión a especialistas en hígado para su diagnóstico y tratamiento.

«Nuestro trabajo anterior descubrió que la evidencia de enfermedad hepática era tres veces mayor en los escáneres pulmonares de los intervinientes en el World Trade Center en comparación con los escáneres pulmonares de otros pacientes, por lo que este nuevo estudio sugiere que los intervinientes que llegaron antes a la Zona Cero deberían recibir un mayor control de la enfermedad hepática –señala el primer autor del estudio, Artit Jirapatnakul, PhD, profesor adjunto de Radiología Diagnóstica, Molecular e Intervencionista en el Icahn Mount Sinai–. Ahora que tenemos este vínculo, el siguiente paso es comprender por qué o cómo el polvo tóxico causa realmente daños en el hígado».

También es fundamental seguir definiendo las características y la prevalencia del daño hepático en los intervinientes en el World Trade Center y educar a los intervinientes y a sus proveedores sobre los beneficios potenciales del cribado del cáncer de hígado para los que tienen un alto riesgo, según otra autora, Andrea D. Branch, doctora, profesora de medicina en el Icahn Mount Sinai y directora de un estudio en curso patrocinado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo que investiga las pruebas de esteatohepatitis asociada a tóxicos en los intervinientes en el atentado del World Trade Center.

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