Son los mismos que niegan el genocidio y el racismo extremo de este solar, muestran su desprecio por la academia y la intelectualidad, dando muestras patéticas de fundamentalismo religioso para explicar cualquier cosa. Repiten como loros sobre los peligros infundados de convertirnos en una Venezuela o de una ilusoria amenaza comunista que debería consumir nuestras luchas cotidianas. Su nivel cultural se circunscribe a la reproducción de memes y lo que logran escuchar o leer por lugares y ocasiones indeterminadas |
Quiero aprovechar esta Semana Santa inusual para dirigirme a quienes nos quedamos descansando fuera del bullicio, el consumo y la exposición al virus pandémico. Este año seremos muchos más, no solo por cuestiones de prevención sanitaria sino por razones económicas de distinto tipo y origen.
Estoy seguro de que las élites económicas no me leen, y aunque lo hicieran, clamar por reflexión o demandar ética a esa clase parasitaria que se beneficia tanto del statu quo, no sería muy inteligente. Hace mucho dejaron a un lado el asquito inicial por el ascenso y protagonismo del crimen organizado en general y el narco en particular. Hoy en día, difícilmente hacen negocios al margen del capital ilícito.
Dirigirse a la pequeña burguesía o las altas capas medias, tampoco sería muy esperanzador, pues su naturaleza ha tendido históricamente hacia la connivencia con las élites, sea como adláteres o como advenedizos.
Su grado de subalternidad se disfraza mediante privilegios que las élites y el sistema les conceden. Profesionales liberales, empresarios pequeños y medianos, técnicos de alto nivel, burócratas oportunistas –incluidos militares– y, sobre todo, los miembros de una mal llamada “clase política” que, si bien aparecen en primera línea y asumen el costo del escarnio público, son tan solo operadores de la cada vez menos oculta, mano que mece la cuna.
Salud y educación
Llamar a la reflexión a las clases depauperadas o en proceso de depauperización (ya no digamos el lumpen) es francamente inútil, porque sus prioridades son tan primarias que, pedir análisis y reflexión a quien no ha comido o consume sus horas en la angustia de la falta de techo, salud y educación, así como la búsqueda de empleo y oportunidades, deviene en un desconocimiento total de la realidad y generar una expectativa así, no deja de tener un poco de perversión.
Se lee duro pero este sistema nos ha llevado a estos extremos y las cosas deben abordarse desde la incorrección política de ser fieles a la verdad y el análisis frío, llamando a las cosas por su nombre y describiendo los fenómenos en su justa dimensión.
¿Qué queda? Una franja variopinta de capas medias con distintos niveles de comodidad o incomodidad social y económica. En este segmento quedan quienes descansamos esta semana como opción y no como acorralamiento, quienes hemos cubierto las necesidades básicas y que, sin lujos, hemos escalado en la pirámide de Maslow (al menos hasta el tercer nivel o más). Esto nos permite un espacio de relajamiento para pensar, reflexionar, analizar, criticar y elaborar imaginarios explicativos de la realidad y planes básicos de futuro.
«Aquellos que sueñan con la Sele”
Sin embargo, dentro de este último segmento, hay muchas personas y grupos que se identifican con una realidad ajena, y a pesar de su propia subalternidad y limitaciones, hacen causa común con el opresor y sus operadores. Son los llamados en redes: los miwatecos[i], aquellos que sueñan con la “Sele” y su eterna lucha por ir a un Mundial, ese grupo idílico que vive de un pretendido e inexistente segundo lugar del himno nacional o que gusta comparar las bellezas naturales de este paisaje tropical con las del primer mundo, a las que por supuesto, considera inferiores. También suspiran por supuestos años de gloria de la “Tacita de Plata” o la frase “¿En qué momento se jodió Guatemala?”.
Son los mismos que niegan el genocidio y el racismo extremo de este solar, muestran su desprecio por la academia y la intelectualidad, dando muestras patéticas de fundamentalismo religioso para explicar cualquier cosa. Repiten como loros sobre los peligros infundados de convertirnos en una Venezuela o de una ilusoria amenaza comunista que debería consumir nuestras luchas cotidianas. Su nivel cultural se circunscribe a la reproducción de memes y lo que logran escuchar o leer por lugares y ocasiones indeterminadas: “dicen”, “supe”, “me contaron” para terminar con aire sabihondo con el contundente: “No me recuerdo dónde, cuándo y a quién escuché o leí…” Lo que sigue puede ser cualquier barbaridad.
Al final, queda una minúscula franja que todavía se divide en dos: por un lado (la mayoritaria) que manifiesta que no quieren saber nada y recurren al “sálvese quien pueda, que si no trabajo no como”.
Reflexiones
Desconfían de todo y de todos. Por otro lado, queda un segmento ínfimo que lee y razona.
A este quiero dirigirme hoy jueves para que, de aquí al Domingo de Resurrección, puedan plantearse las siguientes reflexiones que les permita clarificar una postura post Semana Santa:
- ¿Está consciente del tamaño y gravedad del problema político, económico y sociocultural de este bello paisaje y de las pocas o nulas salidas a la crisis?
- ¿Está en la capacidad de dimensionar hasta dónde ha llegado el crimen organizado, la corrupción y la impunidad, sin dejar ningún campo intacto?
- ¿Se ha percatado que la violencia (en todas sus formas) se ha convertido en la forma privilegiada de “arreglar” cualquier diferencia?
- ¿Tiene clara conciencia que del pacto de corruptos se pasó a una alianza CRIMINAL que copó todo, absolutamente todo?
- ¿Está compenetrado que entre Honduras y Guatemala las diferencias conceptuales de Narco-Estado son mínimas y de forma?
- ¿Está enterado que ya empezó la campaña electoral 2023 la cual será más de lo mismo y arrancará contundentemente después del feriado?
- ¿Le genera alguna inquietud que el próximo gobernante sea igual o peor a los dos últimos?
- Finalmente le dejo los cuestionamientos más importantes:
- ¿Cree que usted y su familia pueden gozar eventualmente de inmunidad frente a este dantesco cuadro?
- ¿Cree que usted y su familia pueden generar una dinámica de vida ajena a la realidad circundante sin que les afecte?
- ¿La corrupción y la impunidad no le afectan directamente y que no terminarán afectándolo a usted o su familia, tarde o temprano?
- ¿Se ha preguntado si su indolencia e inacción terminarán sepultándolo a usted y su familia?
- ¿No cree que ya es impostergable tener una posición frente a esta tétrica realidad o bien forma parte del grupo de avestruces que esconderán la cabeza en la tierra esperando que el peligro pase o desaparezca por arte de magia?
- ¿Si no ha sido víctima, cuánto tiempo cree que falta para que usted y su familia lo sean?
Hablar de claridad política, organización y unidad ante el monstruo, es un estadio para el que definitivamente no estamos preparados. Empecemos por lo básico, por ello, lo invito a contestarse estas preguntas, porque de su respuesta, depende el futuro de este territorio que llamamos Guatemala y el bienestar o sobrevivencia de usted y su propia familia.
José Alfredo Calderón E.
Historiador y analista político
[i] La “categoría” whitemalan se inscribe entre la pequeña burguesía y las capas medias altas y se refiere al adlátere que vive una vida de privilegios que el mismo superlativiza para creerse parte de las élites sin serlo. Su “blancura” y visión de un mundo perfecto lo caracterizan. Para ellos no existe desnutrición, violencia, corrupción ni ningún mal y el statu quo debiera prevalecer por sobre todas las cosas. La Patria del Criollo es su referente de nación.