A penas empezamos a sufrir las terribles negligencias de ambos y ahora, además, la época de lluvia acaba de iniciar.
A luces positivas y opiniones muy generosas, el gobierno del señor Morales es a lo sumo uno insustancial, vacío, carente de resultados e incluso desprovisto de un intento respetable. En sentencias más objetivas quizá es llanamente un muy mal gobierno. La opinión bien puede generalizarse a todas las instituciones que componen el Ejecutivo, ninguna se diferencia de las demás, todas son genuinamente desaprovechadas. Y, sin embargo, en especial ofende la gestión del señor Aldo Estuardo García Morales. El señor ministro de comunicaciones, infraestructura y vivienda dirige un ministerio que ha logrado superar las incapacidades del gobierno pasado.
Él, junto a la viceministra de Infraestructura, María Alejandra Má Villatoro, han presidido lo que bien puede catalogarse como el período de mayor desgracia de nuestra red vial. Aunque es difícil cuantificarlo, me atrevería a avanzar a la mesa de discusión pública que en la época democrática moderna de este país, nunca se habían desatendido tanto las líneas asfálticas.
Los baches no son ya agujeros u hoyos en la línea de rodaje, sino, más bien, son secciones colapsadas que ponen en genuino y grave riesgo a quienes circulan por ella. Algunos ejemplos a considerar. La carretera que va de la capital a Barberena tiene, en muchas secciones, fracciones que han colapsado en un extremo haciendo un bache por un lado, pero levantando en el extremo opuesto una pequeña pared. Rodar así es una peregrinaje por la vía del desastre. De hecho, toda la carretera a El Salvador, desde el km 8 hasta el cruce a Moyuta, está atiborrada de gigantes cavidades en el asfalto. En la carretera que da vuelta al lago de Amatitlán si se tiene suerte todavía se logra ver lugares donde una vez hubo asfalto. Las dos carreteras que suben del Amatitlán a Fraijanes, una por Colmenas y la otra por Villa Canales están prácticamente inservibles. Y acá, además, cabe decir que un tráiler volcó el Sábado pasado, lo que trae a relevancia la siguiente pregunta: ¿por qué permiten en esos caminos tan estrechos circular transporte pesado si hay carreteras construidas para esto?
La ruta al atlántico, particularmente las secciones en el km 108 y 130 parecen zonas de guerra recién bombardeadas. La carretera a Tecpán, aunque todavía sobrevive quizá mejor que el resto, ya empieza a mostrar las mismas temibles oquedades que se encuentran en el resto de vías del país.
Lo peor del caso es que a penas empezamos a sufrir las negligencias de García Morales y Má Villatoro, la época de lluvia está apenas iniciando y las carreteras irremediablemente se devastarán aún más.
Yo no creo que yo podría dormir en la noche al saber que mi gestión es tan deplorable, tan carente de resultados, tan estricta y llanamente inadecuada.
Lejos de aprovechar la oportunidad que tienen de mejorar a su país, de avanzar la vida de millones de personas a través de la gestión de uno de los ministerios más relevantes de la administración pública, estos dos individuos han escogido el camino de la indolencia y de la insolvencia profesional. Quizá la única forma que les queda para generar algún valor sea hacerse a un lado. Recibir activos en administración de un operador tan malo como el gobierno de Pérez Molina y todavía lograr arruinarlos más es un desacierto de magnitudes colosales, propias de solos los absolutamente peores.