- Al menos 10 cadáveres se han encontrado en bolsas en diferentes puntos de la zona, lo que hace temer que se trate de combate entre pandillas.
Durante tres días consecutivos, cuerpos de socorro y unidades caninas han localizado diez cadáveres y dos osamentas humanas en un barranco utilizado como basurero clandestino en Santa Lucía Los Ocotes, zona 25 de la Ciudad de Guatemala, en un hallazgo que ha alarmado a las autoridades y a vecinos de la capital.
Los primeros hallazgos se registraron el viernes pasado, cuando Bomberos Voluntarios localizaron dos cuerpos en el kilómetro 14 de la carretera que conduce a ese sector. El sábado por la noche, en el mismo lugar, los socorristas acudieron a un aviso por un cuerpo e identificaron otros dos más, todos envueltos en sábanas y plástico, además de una osamenta humana. Este domingo por la mañana, con el apoyo de la Brigada Especial de Rescate y de unidades caninas, se localizaron cuatro cadáveres adicionales en el kilómetro 14.5, lo que eleva la cifra a diez cuerpos recuperados en los últimos días.
Zona 25: un territorio marcado por el crimen organizado

Santa Lucía Los Ocotes, en la zona 25 de la capital, es un área que desde hace varios años aparece de forma recurrente en los informes de violencia urbana vinculada al narcomenudeo, disputas territoriales y presencia de pandillas. Su ubicación, con barrancos profundos, caminos secundarios y zonas de difícil acceso, ha convertido algunos sectores en puntos utilizados para abandonar cuerpos y deshacerse de evidencia criminal.
De acuerdo con reportes del Ministerio Público y de la Policía Nacional Civil, en esta zona operan estructuras delictivas que funcionan como brazos locales de organizaciones mayores, dedicadas al control de puntos de venta de droga y al sicariato. En este contexto, los homicidios suelen responder a ajustes de cuentas, castigos internos o disputas por control territorial, lo que explicaría el patrón repetido de cuerpos envueltos y abandonados en un mismo sector.

Investigadores señalan que el uso de sábanas, plásticos o costales es un sello observado en otros casos de ejecuciones múltiples en el área metropolitana, particularmente cuando se busca retardar la identificación de las víctimas y dificultar el trabajo forense. El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) deberá determinar causas de muerte, tiempo de fallecimiento y posibles vínculos entre las víctimas.
Vecinos del sector han denunciado en repetidas ocasiones la escasa presencia policial permanente, así como la utilización de barrancos como vertederos ilegales, lo que facilita que estructuras criminales actúen sin ser detectadas durante la noche o la madrugada. Tras el hallazgo de los diez cuerpos, las autoridades anunciaron refuerzos de patrullaje e investigación, aunque organizaciones comunitarias insisten en que la respuesta estatal suele ser reactiva y no preventiva.
Los cuerpos fueron hallados en avanzado estado de descomposición, lo que ha dificultado la identificación inmediata de las víctimas, que hasta el momento no han sido individualizadas. Personal de los Bomberos Voluntarios desciende al barranco con el apoyo de perros entrenados para ubicar restos humanos, y tras cada hallazgo se ha notificado al Ministerio Público (MP) y a la Policía Nacional Civil (PNC) para la apertura de las diligencias correspondientes.
Las autoridades de seguridad han señalado que el patrón en que se encontraron los cuerpos —envueltos en sábanas y plásticos— coincide con modus operandi observado en otros hechos de violencia vinculados a disputas de control territorial y narcomenudeo en la capital. Los investigadores preliminarmente han considerado la posibilidad de que las víctimas estén relacionadas con redes del crimen organizado que operan puntos de venta de drogas en zonas 18 y 25, aunque no se ha descartado ninguna línea de investigación hasta que el MP y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) concluyan los peritajes.
Desde el Ministerio de Gobernación se ha señalado que los operativos recientes contra pandillas, decomisos de armas y capturas de presuntos sicarios podrían estar provocando un “reacomodo de estructuras criminales”, con consecuencias violentas como este macabro descubrimiento en la zona 25. Las pesquisas continúan, mientras familiares de personas desaparecidas en el sector han empezado a acercarse al lugar en busca de información.
El caso ha generado preocupación entre residentes de la capital, para quienes la acumulación de cadáveres en un área urbana evidencia el desafío que enfrenta el país para contener la violencia ligada al crimen organizado. Las autoridades han asegurado que se intensificarán las labores de investigación y recolección de evidencia para esclarecer plenamente lo ocurrido y llevar ante la justicia a los responsables.
