El presidente ruso Vladimir Putin reúne en partidos de hockey a parte de la élite política y económica rusa y, en particular, algunos de los miembros del gobierno formados el martes, para alternar encontronazos violentos sobre los patines y juegos de influencia en el vestuario.
El nuevo primer ministro y ex jefe del ente fiscal, Mijail Mishustin, es camarada del presidente en la «Notchnaia khokeinaia Liga», la «Liga de Hockey Nocturno».
Lanzada a finales de 2011 por Putin esta competencia amistosa se ha convertido, con sus cientos de equipos en todo el país, en un círculo de intercambios y reuniones para las personalidades influyentes y los privilegiados.
Obviamente Putin no juega todas las semanas, pero cada año participa en varios partidos de gala muy publicitados, rodeado de poderosos colaboradores y amigos. Putin juega de delantero y por lo tanto siempre marca algún tanto.
Su último partido tuvo lugar a fines del año pasado en una pista de hielo instalada en la Plaza Roja, a la sombra de los muros del Kremlin.
Pero más interesante que el número de goles marcados por el presidente ruso, o que su caída en mayo de 2019 durante una gira en Sochi, es la lista de jugadores que lo acompañan.
Políticos y millonarios
«Todos son miembros del poliburó», el organo director de la ex Unión Soviética, resume irónicamente el analista Evguéni Mintchenko. «Los partidos son un símbolo evidente de su cercanía» con el jefe de estado, agrega.
Uno de los oligarcas más potentes del país, Guennadi Timchenko, 49ª fortuna mundial en 2019, sancionado por Estados Unidos, juega a menudo con Putin, al igual que el rey del níquel ruso, Vladimi Potanin.
Junto a viejas glorias de hockey es posible encontrar a personas cercanas a Putin, comenzando por el Ministro de Defensa, Sergei Shoigou, uno de los artífices de la profunda modernización del ejército ruso, compañero también del presidente en jornadas de senderismo, pesca y caza.
También está Alexei Diumin, 47 años, un ex guardaespaldas que después de ser subdirector de la seguridad presidencial ocupó altos cargos en inteligencia militar y en 2016 se convirtió en gobernador de la región de Tula.
También juegan los hermanos Arkadi y Boris Rotenberg, amigos de infancia y compañeros de judo de Putin, que se enriquecieron desde su acenso al poder.
La compañía de Arkadi Rotenberg -quien es también presidente de la Federación Rusa de Hockey- construyó el puente que conecta Crimea anexada a Rusia. Un contrato de confianza.
Como el golf en Estados Unidos
Judoka con enorme experiencia, Putin comenzó a jugar hockey sobre hielo a los 58 años, entrenando tarde por las noches, según Dmitri Peskov, su portavoz.
Es, claramente, una narrativa que es parte de la promoción del «estilo de vida saludable» del presidente ruso. El ejemplo de Putin lanzó una moda entre las élites rusas, y el hockey se convirtió en su deporte preferido.
«Desde que Putin se puso los patines, está claro que el hockey se ha convertido en el deporte más popular entre altos funcionarios gubernamentales y empresarios», dijo Yevgeni Mintchenko.
«Ahora es como el golf en los Estados Unidos», dijo en referencia al deporte que juega un gran segmento de la élite política, económica y cultural estadounidense, como Donald Trump.
Por esa razón, la «Notchnaya Liga» del presidente ruso ya tenía a fines de 2019 más de 1.000 equipos en todo el país.
Para el politólogo Andreï Kolesnikov, citado por el sitio noticioso Dojd, estas reuniones «son como una logia masónica (…) donde las personas se vuelven muy próximas».
Respondiendo a una pregunta sobre «diplomacia de hockey», Putin dijo el año pasado que «une a las personas y ayuda a construir relaciones de confianza».
El nuevo embajador estadounidense en Moscú, John Sullivan, parece estar en la misma sintonía.
En un video publicado el lunes por la embajada de Estados Unidos, se presenta como «un fanático del hockey para siempre» que quiere «volver al hielo de vez en cuando» en Rusia.