José Alfredo Calderón E.
Historiador y analista político
Basta ver/leer los medios y redes para verificar el hastío, rechazo e indignación de una buena parte de la población, ante cinco puntos fundamentales:
- Las promesas presidenciales contenidas en el discurso de toma de posesión contrastan abrupta y estrepitosamente con la realidad en estos 120 días de gobierno. Este fiasco lo esperábamos quienes nos dedicamos al análisis político y social, pero muchísima gente sí le creyó a Giammattei y estaba esperanzada…
- Cuando se vino la pandemia, muchos pensaron que siendo médico sería más sensible ante la necesidad y vulnerabilidad de las mayorías. Así mismo, habiéndole fallado a la población con medidas proempresariales y en abierta alianza con el pacto de corruptos que viene del gobierno anterior, muchos abrigaron la idea que se reivindicaría ante la tragedia. Gran oportunidad que desaprovechó, urdido en sus laberintos, pues cualquier político sabe que nunca ha habido almuerzo gratis.
- La corrupción en plena crisis. Al principio funcionaron los estribillos: “el Congreso no lo ayuda, él es bueno pero la gente que lo rodea…, él solo no puede hacer todo, pobrecito cuántas presiones tiene, déjenlo trabajar tiene pocas semanas…” Pero el grosero incremento de la corrupcióna todo nivel, imposible de no ser detectada por él y, por tanto, permitida, aprovechando la crisis y la necesidad de tanta gente, fue la gota que rebalsó el vaso. Robar es malo, pero hacerlo en estos tiempos es simplemente mezquino y criminal.
- Por si fuera poco, además de lo anterior vino lo peor: la incapacidad para manejar la crisis. A pesar de las donaciones del sector privado, algunos países amigos y de la ciudadanía en general, la ayuda no llega y nadie se lo explica. Ni los más vulnerables ni los guerreros que se están fajando en primera línea han sido asistidos. Endeudó al país en Q29.4 millardos y quiso engañar a la población haciéndoles ver que se volcaría en ayuda de los damnificados. Pronto se descubrió que ese endeudamiento sirvió para cumplir con compromisos empresariales (vía bonos), deudas políticas con los corruptos y cooptados sindicatos estatales de salud y educación, infraestructura ajena a salud y otros negocios. Aún así, en el momento de escribir estas líneas, la ayuda sigue sin llegar y la gente está perdiendo la paciencia, incluso de quienes hasta hace poco podían pasar por giammatteiliebers. La táctica de crear tanto programa fue para confundir, pues ahora resulta que no se puede implementar la ayuda porque: no hay listado, sí hay listado pero está mal hecho, CHN no puede canalizar ayuda porque hay que modificar su ley orgánica previamente, el criterio del contador de energía eléctrica tiene sus fallos, el dinero ya está pero no alcanza, sí alcanza pero no llena los requisitos… y podríamos enumerar cientos de fallos y pretextos, que lo único que evidenciaron es la verdadera razón del endeudamiento: no es para atender la crisis y menos, cobijar la necesidad de tanta gente.
- La guinda en este amargo y funesto pastel, la puso las graves falencias comunicativas del presidente, a pesar de su reconocida oratoria, lo cual demuestra que, más que fallos, hay una aviesa intencionalidad para confundir. Sea creando personajes “chistosos” como doña Chonita, sea regañando con aspaviento a la ciudadanía cuales “niños malcriados” a los que les dice: “Si se portan bien, les traigo buenas noticias”, sea leyendo una serie de datos inconexos como la famosa tabla en excel y que, al final, hacen ininteligible el mensaje presidencial; diciendo una cosa hoy y otra mañana, informando de una forma en cadena y luego en los medios de comunicación afines, explicando en detalle lo que había querido decir pero no dijo, dejando a la población en total desasosiego y desorientación.
El resultado actual es una indefensión de las mayorías, convenientemente desorganizadas, y ahora, regañadas por protestar o no saber acatar las contradictorias disposiciones presidenciales. La culpa es de nosotros los ciudadanos, sobre todo los más pobres. La misma institucionalidad pública desgastada (cuando no destruida) por sus financistas (a quienes sí atiende) ahora no responde adecuadamente en la crisis.
Esta ingrata sensación de sentirse a la deriva, sin liderazgo nacional ni capacidad alguna de estadista en la figura presidencial, me hizo recordar la película: “Y dónde está el piloto?”, estrenada el 2 de julio de 1980 en USA y que, al venir al país fue un exitazo de taquilla. Un avión en crisis y un piloto que también lo está. No encontré mejor analogía para describir el descalabro en el que estamos por un presidente que esperó siete elecciones para llegar al poder, olvidando lo que ya había dicho Vinicio Cerezo: En Guatemala, el presidente no manda; en clara alusión a la presión y manipulación que ejercen los poderes fácticos (élites económicas) en la presidencia. Aunado a este factor de mucho peso, se tiene en Giammattei, una personalidad explosiva, egocéntrica e histriónica que resulta inestable, diversa y peligrosa, la cual, ya lo distanció de su propio vicepresidente desde el año pasado y que, ahora, esa distancia se hizo más evidente.
¿Quién está a cargo? ¿La Secretaria General Leyla Lemus? ¿El histórico Francisco Ortega Menaldo? ¿La trinca de los hermanos Dedet Casprowitz, aliados a la otra trinca de los Melgar Padilla? ¿El poder “especial” de Miguel Martínez desde el Centro de Gobierno? o ¿Doña Chonita Malouf de Leporowski? ¿A veces unos, a veces los otros? Algo es definitivo, la desgastada figura presidencial no manda.
Afortunadamente, entre tanto yerro, al fin un nombramiento tardío pero pertinente. Ojalá dejen trabajar al Dr. Edwin Asturias. Mis respetos para la osadía del prestigiado galeno.