PROVOCATIO – ¿Y ahora qué…?

…para que exista un cambio real (aunque no estructural) en el Organismo Ejecutivo, se necesitan 5 mil cuadros nuevos que reúnan capacidad, honestidad, así como conocimiento y visión de Estado.  NINGÚN partido político existente o pasado, puede cumplir con este requisito.  Sin embargo, en su oportunidad, se concedió que, al menos 1,200 funcionarios de las características mencionadas, podrían hacer un cambio sensible, aunque no ideal. En ambos escenarios, sin expectativas de un cambio revolucionario, obviamente.
José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)

Después de un proceso fallido más en el sector justicia, la situación queda muy clara: la cooptación del Estado está consolidada por las mafias.

La ilusión que un gobierno progresista (pero débil) cambiara las cosas y cuya llegada no tuvo la apoteosis de un Juan José Arévalo en 1944 (86 % de votos), poco a poco se diluye. Si bien los datos de la última encuesta de CID-Gallup aún no han sido abiertas al gran público, está claro que el apoyo inicial al presidente y su gobierno, se ha ido diluyendo: de un 54% en mayo, a un 32% en los primeros días de octubre.

Lo expliqué ampliamente desde antes que asumiera el llamado Gobierno de la Nueva Primavera. Las experiencias de Méndez-Montenegro (1966-1970) Vinicio Cerezo (1986-1991) y Álvaro Colom (2008-2012) aportaron muchos insumos para predecir lo que pasaría. No debemos olvidar que Guatemala tiene la oligarquía más ignorante, conservadora y criminal del continente. Que no aprendamos de la historia, es otro cantar.

Aunado al dato histórico, existe una sentencia demoledora. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), realizó un estudio en la primera década de este siglo, el cual fue liderado por Edelberto Torres-Rivas, por cierto, fundador y guía del Movimiento Semilla. En las conclusiones se destaca que, para que exista un cambio real (aunque no estructural) en el Organismo Ejecutivo, se necesitan 5 mil cuadros nuevos que reúnan capacidad, honestidad, así como conocimiento y visión de Estado.  NINGÚN partido político existente o pasado, puede cumplir con este requisito.  Sin embargo, en su oportunidad, se concedió que, al menos 1,200 funcionarios de las características mencionadas, podrían hacer un cambio sensible, aunque no ideal. En ambos escenarios, sin expectativas de un cambio revolucionario, obviamente.

Preguntas para la reflexión: ¿Con cuántos nuevos funcionarios idóneos llegó el nuevo gobierno? ¿50? Tomando en cuenta que son 450 mil trabajadores públicos: ¿Qué impacto puede causar medio centenar de “valientes”? Lo anterior, asumiendo que todos son capaces, honestos, con conocimiento y visión de Estado, lo cual, ya vimos que no es así. ¿Qué porcentaje de funcionarios y empleados impuestos por los partidos: Patriota, FCN Nación y VAMOS se quedaron enquistados en el actual gobierno? ¿Qué porcentaje de cuestionados personajes que ya se habían retirado de la burocracia, fueron llamados por la Nueva Primavera? ¿Cómo se puede asumir el “control” del Ejecutivo sin Plan Estratégico, haciéndolo sobre la marcha? ¿Cuántas personas no aceptaron los cargos que el mandatario les ofreció para formar el gabinete? ¿Cuántos advenedizos se subieron a última hora al bus de emergentes? ¿Cuántos más se subieron, una vez ganada la presidencia? ¿Qué porcentaje de talentos reales y de peso académico y político están en el gabinete y áreas estratégicas? Podría continuar con un sinfín de provocaciones, pero asumo que el punto ha quedado claro.

Lo más grave es que la porosidad y debilidad gubernamental, así como el deterioro de la figura presidencial, se da a solo 9 meses de haber asumido y sin visos de mejorar, sino todo lo contrario. La ciudadanía tampoco repara que este, es el partido y candidato que gana con el menor margen de votos en la historia de la vida democrática desde 1985. No entraré a considerar lo que ya se conoce con amplitud sobre los factores de la llegada intempestiva del nuevo proyecto.

Para sellar la gravedad de la situación, no veo un movimiento ciudadano alternativo, mucho menos un partido; tampoco una organización civil preocupada por algo más que las elecciones de 2027 que, penosamente, empieza a ser tema de conversación.  Ya las discusiones domésticas no son acerca de cómo apoyar al gobierno para que no termine de caer o de cómo presionarlo para que cambie drásticamente el rumbo. Las dudas surgen en torno a posibles candidatos y cómo evitar que la extrema derecha vuelva a ganar, que es lo previsto.

No se trata de hacer leña del árbol caído, tampoco de esperar resultados radicalmente diferentes, dada la naturaleza del proyecto. Tampoco se debe insistir en la letanía: ¿Preferían a Sandra o Conde? ¿Quieren otro Giammattei? o peor aún, perseguir cual net a quienes siendo democráticos, apoyaron, pero no se casaron incondicionalmente con la aventura socialdemócrata. Deben aprender a distinguir entre el ataque artero de los operadores del crimen, y las críticas de todos aquellos sectores que, no siendo Semilla o gobierno, tienen pensamiento democrático y sueñan con una patria diferente, entendiendo las limitaciones histórico-estructurales de un país como este.

Quienes no somos figuras públicas sino humildes ciudadanos de a pie, seguiremos aportando y, cuando sea el caso, apoyando o criticando las acciones gubernamentales.  Cada quien cuenta con oportunidades, por mínimas que sean, que suman para un futuro menos gris. En mi caso, la academia, la docencia y el intercambio de conocimientos en el campo popular, seguirán siendo los espacios para desarrollar mi propósito de vida: ¡ID Y PROVOCAD A TODOS!

Mi posición es clara, aún con todas sus deficiencias, se debe ayudar al gobierno para que llegue a la orilla del puerto el 14 de enero de 2028. Ahora bien, el derecho a criticar lo malo y lo penoso, sigue siendo una facultad incuestionable del pensador crítico.

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