El reto de gobernanza y gobernabilidad, mediante la aplicación y administración de la justicia, no lo tienen los magistrados sino sus patrocinadores/padrinos. Aunque el maniqueísmo tradicional en el país habla de ganadores y perdedores, la gran víctima es el país, pues el resultado final solo satisfizo a los grupos de operadores que manejaron el proceso. |
Otro proceso más para elegir a los 13 magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y los 156 de las salas de apelaciones acaba de culminar. Los resultados cumplieron con las expectativas de quienes hemos venido analizando el sistema y sabemos cómo funciona. Claro que no queríamos esto, pero queda claro que haciendo lo mismo, es imposible lograr otros resultados.
He insistido en mis clases, conferencias y columnas que, sin un enfoque sistémico y estructural, el análisis de la realidad arroja resultados miopes, parciales, cortoplacistas y erróneos.
El origen de nuestra debacle radica en el tipo de modelo económico que adoptan las élites dirigentes en un país, el cual, determina una estructura social que, en nuestro caso, es profundamente desigual, lo que genera a su vez privilegios para unos pocos y penurias para las grandes mayorías. A partir de esta lección básica, se puede inferir que los subsistemas económicos, políticos, sociales y culturales, estarán en sintonía con el statu quo. Cualquier modificación posible, seguirá la premisa: “que todo cambie para que nada cambie.”
De acuerdo al hilo anterior, el sector justicia y lo político-electoral, son dos pilares fundamentales que las élites deben mantener controlados, so pena de perder la posición privilegiada de ellos y sus familias, así como la posible interrupción de la sostenibilidad de un sistema diseñado e impuesto a favor de ellos[i]. Entendido el ABC de cómo funciona la dinámica social y política de base, podemos comprender el porqué todos los procesos y procedimientos de la vida pública, están amañados.
Aclarado el tema principal, repasemos algunos aprendizajes de la última elección de la CSJ:
- El procedimiento constitucional de comisiones de postulación está agotado y rebasado. Lo que en un momento se creyó que era la solución a la opacidad y tráfico de influencias, mediante la incorporación de la “academia”, demostró una vez más su ineficacia y porosidad.
- Siguen vigentes los grandes operadores ya conocidos: Estuardo Gálvez, Roberto López Villatoro (llamado el Rey del Tenis) Gustavo Alejos, Gustavo Herrera y Sandra Torres; integrándose en 2024: Néster Vásquez, Allan Rodríguez, Adim Maldonado, Luis Aguirre y Nery Ramos.
- Los operadores hicieron pactos que al final funcionaron. A diferencia de otros procesos, sus colisiones por intereses grupales, gremiales y políticos, no fueron obstáculo para alcanzar acuerdos en conjunto. Ningún electo se salva de señalamientos de todo tipo, siendo el gran perdedor el oficialismo, que no logró colocar a ninguno de sus candidatos.
- Cabe destacar la alineación del Congreso que en solo dos horas eligió a los 13 magistrados, lo que evidencia un arreglo previo entre la mayoría de operadores, bancadas y congresistas, que a su vez, representan otros intereses que vienen de mucho más arriba. Los magistrados tanto de la CSJ como de salas de apelaciones, fueron electos en forma exprés, ´lunes 7 los primeros y martes 8 los segundos, como si se tratara de una escogencia banal.
- El gobierno volvió a demostrar su debilidad, ingenuidad e inexperiencia, destacando la carencia de operadores de alto nivel y “colmillo” político. Las derrotas en el Organismo Legislativo se acumulan, previendo algo similar para las decisiones que faltan: elección de magistrados de salas de apelaciones, elección del directorio de la SAT, presupuesto 2025, elección de nueva junta directiva y otras iniciativas.
- El reto de gobernanza y gobernabilidad, mediante la aplicación y administración de la justicia, no lo tienen los magistrados sino sus patrocinadores/padrinos. Aunque el maniqueísmo tradicional en el país habla de ganadores y perdedores, la gran víctima es el país, pues el resultado final solo satisfizo a los grupos de operadores que manejaron el proceso.
- La presión de las organizaciones de sociedad civil, algunos funcionarios norteamericanos, así como de pueblos indígenas, no pasó de ser mediática; con nula incidencia en el resultado, pues el mecanismo utilizado solo les permite acompañar y denunciar, pero sin efectos vinculantes prácticos.
Para decirlo en breve, el gobierno y su partido oficial (que sigue suspendido) quedaron muy debilitados frente a los otros dos organismos del Estado. En el Congreso, les costará más cualquier negociación y gran parte de la población quedó decepcionada, lo cual, se palpa en las redes sociales y se confirmará en la encuesta de este mes de octubre. Ofrecer cambios sin contar con las herramientas y lectura política adecuada, les está pasando factura.
En el sistema de justicia todo queda sin novedad, por lo que es previsible que la alianza del Organismo Judicial, la Corte de Constitucionalidad y el Ministerio Público continúe invariable o quizá, más fuerte.
Empiezan a salir más detalles de la negociación de Cortes y, seguramente, en pocos días sabremos de otras implicaciones de cara a lo que se viene para finalizar el año y empezar el 2025. Otro elemento a observar con más detenimiento, es la cada vez más sensible presencia y demandas de los Pueblos Indígenas, quienes por mucho, son los protagonistas de la oposición, habiendo desplazado a los liderazgos tradicionales de sociedad civil.
Finalmente, es obvio (o debería serlo para la mayoría) que la única forma de lograr cambios significativos es rompiendo la actual institucionalidad perversa y no hablo de revoluciones armadas (inviables ya) pero sí de una sacudida muy fuerte que involucre a las capas medias y las élites no trogloditas, con visión de mediano y largo plazo.
[i] De la composición de las élites y la teoría del desplazamiento de las mismas, ya he hablado en otras entregas.
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