PROVOCATIO: Para entender el nuevo proyecto RAÍCES

Una casi imperceptible división en Semilla viene desde su formación y los elementos decisivos para que se evidenciara, estuvo marcada por varios sucesos clave: la candidatura de Thelma Aldana, el fallecimiento del Dr. Edelberto Torres-Rivas, el juicio político al Dr. Juan Alberto Fuentes-Knight, su captura y posterior salida del país; el fallido congreso ideológico planteado por la facción más a la izquierda del movimiento; así como la llegada intempestiva de paracaidistas, ya en plena campaña 2023. 

José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)

La asamblea del domingo 25 de mayo recién pasado que dio vida a un nuevo proyecto que llamaron Raíces, generó muchas reacciones, algunas positivas y otras no.

Desde mi propio entendimiento y experiencia, trataré de explicar algunas claves para desenmarañar el proceso que culmina con una división pública de Semilla que, por más que se quiera maquillar, es una ruptura.

El fraccionamiento dentro de los llamados partidos políticos es antiguo y frecuente. Ha pasado con todas y cada una de las plataformas electoreras que han hecho gobierno y también con los que no han llegado al poder, pero han competido una o más veces.

Cuando todavía se podía hablar de partidos, las disputas se centraban en lo ideológico, aunque los intereses personales y grupales también tenían su espacio.  Al respecto, traigo a colación, nuevamente, la definición del padre de la ciencia política, Maurice Duverger, en torno a que estas organizaciones políticas son: Instituciones de derecho público que intermedian entre el Estado y la sociedad, con doctrina e ideología definidas, formación de cuadros, amplio respaldo de bases y un largo etcétera. A la luz de esta afirmación, en Guatemala solo han existido tres partidos: El Movimiento de Liberación Nacional (MLN, de extrema derecha), la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG, de orientación socialcristiana) y el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT, partido comunista), que constituyen las raíces (no es alegoría) de todas las demás agrupaciones que surgieron en la apertura democrática de 1985 a nuestros días, pero bajo formas distorsionadas, y hasta grotescas, que simulan ser partidos.

Como muchos saben, impartí formación política durante 4 años (2018-2022), por medio de la Secretaría de Formación de Semilla, sin estar afiliado a dicha agrupación y con la única intención de aportar en algo que pensé, ilusamente, podría ser diferente. No está demás indicar que nunca he pertenecido a ningún partido político ni comité pro formación, esta fue la primera vez que, desde lo académico, me involucré tan cercanamente.  En 2023 fui llamado a formar parte de un tanque de pensamiento para apoyar en temas de comunicación efectiva, pero nunca pudimos, irónicamente, comunicarnos con la cúpula, porque los intermediarios no lo permitían, por lo que el objetivo de ese “petit” se perdió por completo y dos profesionales nos salimos. 

Estas experiencias me aportaron un conocimiento a lo interno de ese movimiento, lo cual ahora, me da licencia para poder expresar mi humilde y desinteresada percepción. Por cierto, debo decir que fue una rica aventura en la que conocí personas de grandes valores, a quienes aprecio y respeto profundamente, pero que, por diversos motivos, no llegaron a puestos de dirección o candidaturas, o su ubicación en la jerarquía partidaria les impedía incidir efectivamente.  

Una casi imperceptible división en Semilla viene desde su formación y los elementos decisivos para que se evidenciara, estuvo marcada por varios sucesos clave: un movimiento departamental para democratizar el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) que terminó mal, causando la primera gran fisura entre los mandos partidarios y las bases del interior; la candidatura de Thelma Aldana, el fallecimiento del Dr. Edelberto Torres-Rivas, la captura y juicio político al Dr. Juan Alberto Fuentes-Knight y su posterior salida del país; el fallido Congreso Ideológico planteado por la facción más a la izquierda del movimiento; así como la llegada intempestiva de “paracaidistas”, ya en plena campaña 2023.  Más recientemente, hay otros eventos importantes que fragmentaron aún más, como lo sucedido con la diputada Ligia Hernández (ex Instituto de la Víctima), Félix Alvarado (ex MICIVI) y Maynor Estrada (ex MAGA) por mencionar solo algunos ejemplos.

Antes de ser gobierno, las facciones podrían ubicarse en cinco esquinas:

  1. Los y las thelmistas, que más allá del movimiento Semilla, seguían a la ex fiscal, provocando una fisura fundamental y muy dañina que, incluso, estuvo a punto de apoderarse del partido, por eso, el temor perenne de la cúpula por mantener la “dueñez” partidaria.
  2. La cúpula blanca, urbana y clasemediera que poseía el control institucional partidario y que cobijaba a su joven estrella: Samuel Pérez Jr.  La orientación de este grupo era la socialdemocracia liberal y era dominado por mujeres; Patty Orantes, Elena Diez, Anabella Giracca, llamado el “nuevo club de París”, en alusión a la figura original en el PAN de Arzú.
  3. Una línea más “centrista” que pronto se uniría a la institucional del numeral 2., y que respondía a una orientación socialdemócrata conservadora, surgida en plena campaña 2023 que dirige el presidente Arévalo con su operador principal, José Carlos Sanabria.  En este grupo también están Jonathan Menkos y Abelardo Pinto.
  4. Las bases de los departamentos que mantuvieron su lucha por hacer un partido de base social y no tanto de cúpula, democratizando el CEN y que, inicialmente, contaron con el apoyo de Samuel, pero hubo mucha oposición y molestia en la cúpula por lo que cambió todo. Este grupo se dividió en varias facciones posteriormente.
  5. Un grupo minoritario de izquierdas, cuya cabeza más visible fue Raúl Figueroa Sarti y en la que también estuvo la defenestrada Suzanne Brichaux, Luis Raúl Salvadó, Cristian Ozaeta y varios cuadros intelectuales más. De este grupo sale la petición de un congreso ideológico que defina la orientación institucional del partido, la cual fue rechazada in limine (dirían los juristas), por “miedo a perder a la organización”, según me confesó una persona de alto rango dentro de la cúpula semillera.

Ya en el ejercicio del gobierno, tanto en el Ejecutivo como en el Congreso, hubo muchos factores que agrandaron la grieta, pero solo mencionaré el que me parece fundamental: El momento cuando el presidente designa a José Carlos Sanabria como su único interlocutor válido entre el Parlamento y él, haciendo a un lado el liderazgo innato de Samuel Pérez.

A quienes me han consultado qué opinión me merece el recién surgido movimiento Raíces, solo puedo adelantar dos elementos fundamentales en cuanto a las razones de esta ruptura:

  1. Es producto del distanciamiento del presidente y su grupo, con las bases y dirigentes que exigían una acción más acorde a los principios con los que surge el movimiento, de la mano de Edelberto Torres-Rivas, su fundador.
  2. Una acción estratégica para ejercer presión al presidente y así poder negociar en mejores condiciones, sin que, necesariamente, sea un frente de oposición a Arévalo.

Me falta espacio para explicar detalles, pero es importante aclarar algunos puntos que considero básicos y que no son del conocimiento público, para obtener una mejor lectura de los sucesos acontecidos y de los que estarán desenvolviéndose a partir de estos.  Queda pendiente el tema de la viabilidad, legitimidad y orientación ideológica del nuevo proyecto.

PD. Agradezco la confianza y algunos aportes de miembros de la comunidad Semilla que siguen bregando, desde la llanura, por un cambio.


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