PROVOCATIO: Los mapas de poder y las ilusiones democráticas

Aplaudo, comparto y apoyo la aspiración democrática a un Estado Plurinacional con un nuevo texto constitucional en consecuencia, pero no hay que olvidar que lo mejor es enemigo de lo bueno. Los mapas de poder son cartografía indispensable para la lectura política.  

No cabe duda que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones en el tema de la Reforma Constitucional. A juzgar por las opiniones públicas en redes sociales, tirios y troyanos están de acuerdo en tocar la Carta Magna.  Las razones e intenciones son diametralmente opuestas por supuesto, pero las dos posiciones fundamentales coinciden en una “refundación del Estado”.

El sueño de los ultraconservadores en Guatemala ha sido despojar a la actual Constitución de ese contenido “socializante” por tantas garantías sociales que contiene y por haber eliminado la veda a las ideas comunistas o protocomunistas.

Extrañan la Constitución totalmente contrainsurgente de 1965, la cual fue redactada y promulgada durante el gobierno de facto del coronel Alfredo Enrique Peralta Azurdia, Ministro de la Defensa del general Ydígoras y quien inaugura en la etapa posrevolucionaria, esa rutina militar de traicionar a quienes los pusieron en el puesto, protagonizando golpes de Estado.

Tengo la impresión que, de los sectores contemporáneos que impulsan el cambio constitucional, el polo ultramontano está más sabido del contexto histórico y el mapa político que dio origen a las constituciones de 1956 y 1965. El sector democrático   –en cambio– parece estar guiado más por la emoción y el espíritu de la utopía, que de una lectura actual de la correlación de fuerzas y el mapa político regresivo que vivimos.  Por ello, me permito hacer un pequeño recordatorio histórico contextual y así ubicar la peligrosidad de tocar la Constitución en las actuales condiciones.

El texto constitucional de 1965 estuvo marcado por varios sucesos que lo delinearon:

  1. La invasión norteamericana consentida por el ejército nacional que provocó la contrarrevolución de 1954 y generó un retroceso descomunal en todas las conquistas de la Revolución de 1944.
  2. El levantamiento militar del 13 de noviembre de 1960 que luego se convertiría en el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre, marcando así el inicio de la guerra de 36 años en este bello paisaje. Luego vendría la formación de las Fuerzas Armadas Rebeldes –FAR–[i]
  3. La indignación que causó saber, que en territorio nacional, la finca Helvetia en Retalhuleu (propiedad de la familia Alejos) fue utilizada como base de entrenamiento de las huestes mercenarias para invadir Bahía de Cochinos en Cuba. Incluso sectores dentro del ejército, inspirados en el ejemplo de los cadetes de 1954[ii], promovían movimientos internos de rechazo al alto mando militar y el gobierno Ydigorista.
  4. Las Jornadas de Marzo y Abril de 1962, cuando profesores y estudiantes universitarios y sus similares de educación media, sindicatos, gremios, organizaciones de pobladores, sectores de la incipiente socialdemocracia guatemalteca y movimientos populares de distinto cuño, se unieron en contra del gobierno corrupto del general José Miguel Ramón Ydígoras Fuentes (1958-1963) y estuvieron a punto de derrocarlo.
  5. El temor interno de élites económicas y militares generado por el regreso del Dr. Juan José Arévalo Bermejo, primer presidente de la Revolución de 1944, quien ya había arribado al país, horas antes de la asonada militar del 31 de marzo de 1963 y había hecho pública su intención de participación política.
  6. El escozor de los sectores anticomunistas del gobierno norteamericano porque se repitiera en Guatemala otra revolución. Después del rotundo fracaso de la invasión a Bahía Cochinos en 1962, la Revolución Cubana se convertía en un estandarte para la lucha de los pueblos latinoamericanos y eso, en términos geopolíticos, era muy peligroso para Estados Unidos.

Con estos antecedentes, era lógico que la dictadura militar implantada en 1954 quisiera sellar su anticomunismo desde el texto constitucional, por lo que redactó y sancionó una primera en 1956 y luego la penúltima en 1965, ambas con un carácter contrainsurgente, es decir, con el espíritu de coartar cualquier expresión social contraria al statu quo.

Exactamente 20 años después, se dan algunas condiciones similares. Dos sucesivos golpes de Estado generan el escenario para una nueva Constitución. José Efraín Ríos Montt el 23 de marzo de 1982 y luego Oscar Humberto Mejía Víctores el 8 de agosto de 1983, ambos generales del ejército.  Durante el gobierno de facto del segundo, se instala una Asamblea Nacional Constituyente, más o menos con formas democráticas formales (1984) y expresiones políticas que antes fueron perseguidas y tildadas de comunistas, como el partido Democracia Cristiana[iii], pudieron participar.  De hecho, el régimen militar mandó a traer al exilio a Mario Solórzano Martínez, Secretario General del recién formado Partido Socialista Democrático cuyo líder Alberto Fuentes Mohr había sido asesinado por el gobierno de otro general, Fernando Romero Lucas García en 1979. La idea era darle una fachada democrática no solo a la Asamblea Constituyente sino a las elecciones de 1985 que fueron ganadas por el socialcristiano Marco Vinicio Cerezo Arévalo.

La vigente Constitución Política de la República no es perfecta, pero se debe decir que, técnicamente, fue de las mejores en el continente al promulgarse. Guatemala fue el primer país americano en contemplar, desde el texto constitucional, la figura del Ombudsman (Procurador de los Derechos Humanos). Así mismo, la parte sustantiva recoge 29 de los 30 derechos consignados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y mantiene un espíritu garantista en toda su redacción.

¿Requiere de cambios? Sí. ¿Se puede mejorar? Sí. ¿Es el momento adecuado para hacerlo? NO. ¿Por qué? Porque se necesita ser ciego para no ver el mapa de poder actual en la cooptación total del aparato estatal.  Los tres organismos del Estado y prácticamente toda su institucionalidad: ANAM, Contraloría de Cuentas, SAT, Superintendencia de Bancos, Colegio de Abogados, TSE, Ministerio Público y un largo etcétera, están cooptados por la alianza criminal que integran los empresarios organizados en CACIF y FUNDESA (G-8 incluido), los principales caciques religiosos fundamentalistas, los militares y clase política corrupta, la cual ya se les salió de las manos a sus creadores y financistas originarios (las élites económicas) y por supuesto, el gran actor transversal: el narco

La isla democrática que representan la CC y el PDH, muestran un cuadro precario: La Corte de Constitucionalidad sobrevive en condiciones muy limitadas y en abril 2021 vence el plazo para elegir nuevos magistrados (a la vuelta de la esquina) y el Procurador de los Derechos Humanos sigue bajo un asedio constante y creciente. Ni hablar siquiera del estado del movimiento social para enfrentar esta vorágine regresiva…

Todo intento de modificar la Constitución pasa necesariamente por el actual Congreso y los mecanismos de un sistema corrupto, clientelar y patrimonialista. No se necesita ser un genio para saber exactamente qué pasaría. ¿No les parece sospechoso que la extrema derecha también hable de reforma constitucional? Se relamen los bigotes, pues como dicen los gringos, sería un piece of cake[iv] para ellos y sus sueños fascistoides.

Aplaudo, comparto y apoyo la aspiración democrática a un Estado Plurinacional con un nuevo texto constitucional en consecuencia, pero no hay que olvidar que lo mejor es enemigo de lo bueno.

Finalizo con la frase que me acompaña desde hace años: “Creo en el futuro porque yo mismo participo en su construcción” de Jules Michelet.

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político


[i] Cabe acotar que hay dos etapas del movimiento guerrillero con características propias y diferentes entre sí. La década de los sesenta es protagonizada por las FAR y en los años setenta, se amplia con el Ejército Guerrillero de los Pobres y la Organización del Pueblo en Armas.

[ii] Los Cadetes de 1954 fue un movimiento protagonizado por estudiantes de la Escuela Politécnica que se rebelaron contra sus oficiales y se enfrentaron al mal llamado ejército de liberación, sometiéndolos en condiciones vergonzosas para el invasor. Por cierto, este hecho explica por sí mismo la debilidad del grupo de mercenarios, quienes fueron reducidos por los jóvenes cadetes y obligados a marchar semidesnudos por las calles de la ciudad, en una clara demostración de orgullo y dignidad militar, así como sentimiento patriótico.  

[iii] Es ampliamente conocida la militancia anticomunista de la Democracia Cristiana Internacional, pero en Guatemala, cualquier expresión democrática que no fuera de extrema derecha era considerada peligrosa en los años de la guerra.

[iv] La expresión “pedazo de pastel” para referirse a algo fácil se originó en la década de 1870, cuando se repartieron pasteles como premios por ganar competencias aparentes. Por ejemplo, la pareja más elegante ganaría el pastel. A partir de esto, el término «pedazo de pastel» se usó como sinónimo de que algo era fácil de lograr.

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