PROVOCATIO: ¿Inocencia, pendejez o perversidad?

Leer noticias en Guatemala es deprimente por la gran cantidad de podredumbre que se constata y la reiteración de hechos que hacen más fuerte esta sensación de hartazgo y náusea que sentimos la mayoría (dentro de una minoría).  Pero más deprimente es darse cuenta cómo la población que tiene un mínimo de instrucción y el privilegio de gozar de las amenidades del internet y redes sociales, hace gala de inocencia, pendejez o perversidad.

Las personas sin instrucción[1] y en estado de pobreza extrema, están aisladas de la realidad, pues sus prioridades se reducen a la próxima comida del día o la semana. Los que tienen instrucción (aunque sea precaria) y pobreza menos drástica, han hecho de la tenencia del celular y el acceso limitado a redes sociales, una necesidad simbólica para sentirse parte de un sistema que los excluye, siendo fáciles víctimas de la desinformación, las fake news y las tendencias espurias de opinión.  Aquellos con una instrucción que trasciende la primaria y que han ido alejándose de los primeros dos peldaños de la Pirámide de Maslow[2], siguen siendo, en términos generales, víctimas de un sistema que genera imaginarios sociales irreales e información manipulada para favorecer a quienes –precisamente– se benefician de la ignorancia y precariedad de las masas.  Hasta allí, cierta dosis de justificación podría exculpar a estos sectores, pues la mediocridad educativa y la falta de oportunidades de un sistema desigual e injusto, no permite que muchas personas de estos segmentos poblacionales se puedan superar y obtener información de calidad, conocimientos técnico-científicos y destrezas que los preparen, no solo para sobrevivir, sino para desarrollarse en la vida.

Luego vienen los más favorecidos, los que difícilmente tienen excusa, los que terminaron la secundaria y accedieron –una minoría– a la universidad pública y quienes terminan la universidad y se convierten en la servidumbre técnica de quienes administran el sistema y, los más afortunados, trabajan directamente con los dueños de este bello paraje que ostentosamente llamamos país.  Las élites tienen claro su papel (su condición y conciencia de clase dominante, aunque no sea hegemónica[3]), ya que su prioridad es mantener el statu quo y fueron ellos quienes inventaron “la clase política” para hacer el trabajo sucio público, mientras ellos hacen lo propio, pero tras bambalinas pues son caballeros y damas “bien”.  Tener a quien echarle la culpa para cuando las cosas van mal es de sus mejores inventos, el otro lo constituye esa figura del marginal que se cree parte del sistema y habla como defensor del mismo.

El sistema social, político y económico no se produce por generación espontánea, es un largo proceso histórico-estructural que genera desigualdad y, en consecuencia, produce miseria –pero fundamentalmente– la ilusión de que las cosas mejorarán, si no en este mundo, en el otro que venden las iglesias de todo cuño.

¿Por qué este largo preámbulo? Para entender los mecanismos del sistema y cómo funcionan las dinámicas que de él se derivan. Solo conociendo las raíces del mal podemos escudriñar en sus causas y entender que, si no se cambia la estructura del problema, de nada sirven los cambios gatopardistas que insisten en la forma y no el contenido.

Ahora bien, para muestra un botón. Resulta que la mayoría de especialistas en generalidades y el colectivo común, están sorprendidos por el repentino y maravilloso giro de la Fiscal General, quien “apartándose” de las mafias, ha plantado cara al Congreso y ha presentado una acción de amparo contra la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y las Salas de Apelaciones. Por si la algarabía necesitaba atizarse más, los jefes de los “amitos” locales le dieron asilo a Thelma Aldana con lo que desbaratan la solicitud de extradición contra ella, hecha por la FECI por instrucciones de la niña Consuelo. Por supuesto que todo esto, aderezado con distractores de todo tipo: Surge de nuevo tema de la reforma constitucional, los diputados piden indemnización, Gustavo Alejos evidencia el descaro y la impunidad del sistema, la inducida idea de una pandemia del CORONAVIRUS, intento de suicidio de exdiputado condenado por asesinato, TOMi[4] el dispositivo que Giammatei quiere impulsar en preprimaria, Bird la plataforma de patinetas electrónicas y no pare de contar, estimado ciudadano.

Pero resulta que mientras no se cambie el sistema, las cosas continuarán igual o peor. Se pueden cambiar los mecanismos –comisiones de postulación, por ejemplo– pero el resultado será básicamente el mismo o más desastroso, ya que si usted no sabe, yo se lo cuento, de la actual selección quedaron fuera magistrados de la CSJ como Vitalina Orellana y Orellana, José Antonio Pineda Barales, Nery Oswaldo Medina Méndez, entre otros de ese calibre, los cuales tendrán una segunda oportunidad al repetirse el proceso.  También quedaron fuera cuestionadas juezas y jueces como Zonia de la Paz Santizo y Beyla Estrada de Brito, Carlos Guerra y Mynor Moto, que también podrían tener otro chance.

Como lo mío es provocar más que enseñar, le dejo estas inquietas preguntas, dilecto y ojalá, interesado lector:

¿No le parece que los hechos siguientes tienen una relación que solo se puede explicar en inglés? Reciente viaje de niña Consuelo a USA, petición del MP para traerse abajo el proceso de elección de cortes, asilo concedido a Thelma Aldana, elecciones en USA, el pacto de corruptos (fortalecido y ampliado) cierra filas…

¿Cree usted que el repentino giro de la fiscal es genuino y no resultado de alguna presión anglosajona?

¿Es usted de los que creen que puede repetirse el caso de Thelma Aldana, quien llegó a la Corte Suprema de Justicia de la mano de Juan de Dios Rodríguez[5], luego nombrada por Otto Pérez Molina en el MP y finalmente lideró la lucha contra la corrupción?

¿No se le ha ocurrido que repetir todo el proceso de selección de candidatos a magistrados puede llevar el oculto y avieso fin de salvar a los facinerosos que se quedaron en el camino y que quieren incluir en las listas de nuevo?

¿A quién beneficia esta crisis institucional que alarga la gestión de la Corte más corrupta de la historia?

La ya muy avanzada cooptación del Estado, produjo una correlación de fuerzas muy inclinada al lado oscuro. ¿Cree usted que es el mejor momento para impulsar una reforma constitucional? ¿Es posible que salga algo bueno de este Congreso que ya se estrenó con el mismo talante del anterior?

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político


[1] Es pertinente acotar que instrucción no es lo mismo que educación. La primera se da en la escuela, la segunda en el hogar, por lo que las características del mismo, incidirán en la calidad de la misma (vivienda digna, hogar integrado, amor familiar, cobertura de necesidades básicas, etc.). El nivel de instrucción se refiere a los grados obtenidos que permiten conocimiento y destrezas.

[2] El psicólogo Abraham Maslow diseñó una pirámide de cinco niveles que describe las necesidades humanas, que van desde lo más básico a la autorrealización de la persona. La satisfacción de esas necesidades depende de muchas cosas, pero sobre todo, del nivel socioeconómico para resolverlas.

[3] Dominación y hegemonía no siempre coinciden, sobre todo en estas fincas bananeras.  La dominación la da el poder, la hegemonía la da el consenso.

[4] https://www.prensalibre.com/vida/tecnologia/como-funciona-tomi-la-computadora-que-alejandro-giammattei-implementara-en-guatemala/

[5] Que sigue guardando prisión por el caso IGSS y otros.

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