PROVOCATIO: Entretener la nigua…


…se integran mesas en las que interviene toda clase de personajes, muchos de ellos, sin la más mínima capacidad de decidir o influir para que otros lo hagan. Otro elemento recurrente es que casi todas las propuestas giran en torno a los efectos del problema y no sus causas. Una coincidencia más, es que en las mesas no aparecen los actores privados, estatales y municipales que deberían estar, pues la pérdida del negocio los amalgama como socios directos o indirectos. En lo político, lo más importante es cambiar para que nada cambie.


José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)

El título de la presente columna hace remembranza a un dicho muy popular que se usaba hace ya muchos años atrás y se refería al caso de los médicos que tratan pacientes en múltiples sesiones, pero sin lograr un alivio definitivo para el afectado. Este dicho está en desuso, pero la práctica médica fraudulenta sí persiste en varios galenos que ordenan exámenes, remiten a otros especialistas y, en ambos casos, los laboratorios y clínicas son de colegas amigos o socios. Al final, la dolencia (nigua) persiste sin conocer la causa y el periplo con especialistas se mantiene hasta que el presupuesto del afectado colapsa.

Para reforzar lo anterior, recuerdo que, en mis años mozos, un ingeniero me explicaba, entre humor negro y flemática ceremonia: “¿sabe usted qué se hace en el Estado para que algo no se resuelva? Pues formar una comisión”, contestaba con una sonrisa apretada.

Estos dos casos a guisa de anécdotas, me sirven para ejemplificar lo que pasa en la cotidianidad de este sufrido y aguantador país. Por razones de espacio tocaré solo tres ejemplos de entretener la nigua para babosear al paciente, léase ciudadano.

  1. Transporte público extraurbano. El jueves 13 de febrero publiqué esta columna que brinda detalles de lo que argumento: https://cronica.com.gt/provocatio-otra-tragedia-y-la-perversion-sigue/  Entretener a todos con los efectos sin ir a las causas y encima, echarle la culpa al más débil en el eslabón de la impunidad y la perversión. Resultado, el problema sigue y persistirá.
  2. Manejo de los deshechos sólidos (basura): la misma dinámica que con el problema del transporte; se culpa a “guajeros”[i], recolectores, pilotos de camiones, pero se mantienen intocables los delincuentes de corbata que han hecho de este drama, un negocio rentable y perverso, pues se vale de la miseria de mucha gente y del trabajo infantil, en una nueva versión de esclavismo moderno. Las causas del problema se esconden en aras del enriquecimiento ilícito e inhumano PRIVADO, entreteniendo a una masa dosificada mediante mesas de “diálogo” que nunca obtendrán resultados concretos y, lo principal, no tocan el mecanismo estructural que promueve, desarrolla y hace sostenible este negocio. Para hacer más creíble la novela, el MARN y la MUNI se enfrentan en público y la saga de noticias enfrenta a quienes defienden a los pobres explotados y quienes los ven como los causantes de todo. El aderezo se forma de una serie de recomendaciones en torno a que el problema es del vecino y que, si cada quien, en su corazoncito cambiara, y reciclara, no habría problema. Otras perlas giran en torno a la modificación de la ley, o mejor aún, a la anulación de toda normativa. Rematan quienes, del diente al labio, hablan del drama de los guajeros y recolectores y que todo se reduce a mejorar sus condiciones, no las esenciales, por supuesto.
  3. Mecanismo político-electoral: Cada cuatro años se plantea la necesidad de ajustar la normativa, es decir, la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP). Propuestas van y vienen, pero en el aire se detienen, pues todo se hace con base a un protocolo que está hecho para “entretener la nigua”. Nadie habla de modificar el SISTEMA político y pretender cambios estructurales, sino de paliativos para hacer mejor la regulación, pero sin cambiar, en absoluto, la esencia de cómo elegir y ser electo. Dejarle a los diputados y los operadores políticos esta tarea, es como colocar a Drácula a dirigir un banco de sangre.  ¿Se recuerdan del pecado original mencionado por la CICIG? El dilema sigue vigente, pues sin atacar el financiamiento electoral ilícito, nada, absolutamente NADA cambiará.

En los tres casos planteados, se integran mesas en las que interviene toda clase de personajes, muchos de ellos, sin la más mínima capacidad de decidir o influir para que otros lo hagan. Otro elemento recurrente es que casi todas las propuestas giran en torno a los efectos del problema y no sus causas. Una coincidencia más, es que en las mesas no aparecen los actores privados, estatales y municipales que deberían estar, pues la pérdida del negocio los amalgama como socios directos o indirectos. En lo político, lo más importante es cambiar para que nada cambie.

La cobertura mediática que estos problemas tienen, solo sirve para impulsar personajes anónimos o que no han terminado de despegar en sus ambiciones electoreras y corruptas. Para los viejos lobos que conocen a la perfección el mecanismo perverso, es la oportunidad de oro para aparecer cuando todo se ha vuelto un caos y sugerir las benditas “mesas de diálogo” y comisiones que no solucionan nada.  

Hay tres grandes ganadores en este escenario: las no siempre visibles élites económicas (la mano que mece la cuna), los altos intermediarios del negocio, y las plataformas electoreras que le sirven a estas mafias.

Según el último dato a febrero de 2025, hay 23 pseudopartidos vigentes que se relamen los bigotes por el cada vez más cercano 2027: Valor, Todos, URNG, UNE, Unionista, BIEN, VIVA, CREO, Victoria, WINAQ, VAMOS, Prosperidad Ciudadana, Azul, Nosotros, Cabal, Cambio, Elefante, VOS, PODER, Jaguar, Verde, Nuevos Tiempos.

Si usted piensa que en alguno de ellos está la solución a los graves problemas del país, aproveche la ocasión para hacer una mesa de diálogo, entretener la nigua e intercambiar sueños opiáceos y que todo siga igual, por los siglos de los siglos, amén…


[i] 1. Persona, generalmente niño, que rebusca y almacena guajes para reciclarlos y poder subsistir. 2. Pepenador, persona que vive de recoger la basura.


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