PROVOCATIO: Cuidado con los advenedizos

  • Algunos más relevantes y capaces que otros, se mueven con la sinuosidad que les provee su experiencia en las lides políticas. Muchos de ellos solo venden humo y aunque cuentan con imaginarios sociales positivos, varios de ellos son conocidos por su conducta relajada, el manejo poco transparente de recursos, las negociaciones espurias y la utilización política y mediática de los puestos públicos que han ocupado, en función de sus propios intereses políticos. Estos son los verdaderamente peligrosos.

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Como era previsible, desde el extraordinario, sorpresivo y reconfortante suceso que
Movimiento Semilla pasara a segunda vuelta, se ha dado un fenómeno poco evidente. Me refiero a las demandas de algunos sectores autodenominados progres
o de isquierda (sic) quienes desde ya recomiendan todo tipo de acciones con aires
de advertencia o regaño, pretendiendo que la socialdemocracia que practica Semilla se ajuste a la medida de lo que ellos piensan y demandan creyendo que ello es lo
“correcto”. Afortunadamente, estos grupos no tienen mayor importancia y sus
exigencias casi siempre se canalizan en redes y espacios de poca relevancia.

Así mismo, pero más peligroso, se empieza a ver a los advenedizos de siempre
paseando por los corredores del hotel de la Avenida Las Américas y otros espacios
importantes, granjeándose (o tratando de hacerlo) las simpatías de los líderes del
partido recién victorioso.

No es que sea un fenómeno nuevo, pero es importante advertir la diferencia entre
aquellos actores que expresan un apoyo genuino de quienes solo disfrazan sus
intenciones oportunistas; distinguir a quienes hablan con voz propia y a quienes se
cuelan para representar intereses de otros y convertirse en sus interlocutores.
Se debe separar a aquellos que, a pesar de su capacidad técnica, tengan un
pasado oscuro, sea por complicidad o acción propia. Por cínico o increíble que
parezca, exfuncionarios de los gobiernos de Otto Pérez Molina, Jimmy Morales y
el actual sátrapa, empiezan a tocar las puertas. Algunos incluso, ya pasaron a la
sala, aunque todavía no les permiten subir al segundo nivel donde están las
habitaciones, signo inequívoco que se les ha brindado esa confianza.

Las socorridas frases de “fui obligado”, “las circunstancias me orillaron”, “no fue lo
que parece” y la favorita: “no soy político sino técnico”, así como cualquier gama
de artilugios, estarán saliendo a relucir en su lenguaje y lobby correspondiente.
Además de los exfuncionarios, no faltan quienes todavía ocupan posiciones dentro
del actual gobierno, siendo éstos, los más difíciles de ubicar, al menos,
públicamente.

Algunos más relevantes y capaces que otros, se mueven con la sinuosidad que les
provee su experiencia en las lides políticas. Muchos de ellos solo venden humo y aunque cuentan con imaginarios sociales positivos, varios de ellos son conocidos por su conducta relajada, el manejo poco transparente de recursos, las negociaciones espurias y la utilización política y mediática de los puestos públicos que han ocupado, en función de sus propios intereses políticos.

De empresarios ni hablar, la mano que mece la cuna se cuela por sí misma o por
interpósitas personas. Para ello, preparan el terreno adecuadamente, abonándolo
periódicamente. Si no, vean las muestras “democráticas de buena voluntad” del
CACIF publicadas en Prensa Libre de ayer miércoles, llamando a un pacto
nacional, como si Semilla no tuviera la suficiente legitimidad para convocar a todos
los sectores. Lo que en realidad denota, es su preocupación por seguir teniendo
privilegios a la sombra del Estado.

Hay otro grupo que no puede incluirse como advenedizo estrictamente, pero que
siempre está en la jugada y su sobrevivencia, precisamente, depende de ello.
Algunos más relevantes y capaces que otros, se mueven con la sinuosidad que
les provee su experiencia en las lides políticas. Muchos de ellos solo venden humo
y aunque cuentan con imaginarios sociales positivos, varios de ellos son
conocidos por su conducta relajada, el manejo poco transparente de recursos, las
negociaciones espurias y la utilización política y mediática de los puestos públicos
que han ocupado, en función de sus propios intereses políticos.

Conozco una buena cantidad de ejemplos que muestran comportamientos públicos externos “idóneos”, mientras internamente hacen lo contrario, al mejor estilo de la novela: “El extraño caso del Dr. Jekyll y el señor Hyde”.

No voy a mencionar nombres porque creo que no abona a la situación histórico-
concreta que estamos viviendo. Espero que los cuadros más experimentados y
con colmillo político de Semilla, sepan advertir de lo que hablo. Muchos de ellos ya
habrán identificado en sus mentes a los personajes descritos supra. Entiendo la
necesidad del lobby con muchos actores y la negociación con quienes no son
amigos naturales, pero cuentan con poder. Solo espero que sepan dimensionar el
espíritu intrínseco de estas humildes recomendaciones de alguien bien
intencionado que, desde la llanura, las expresa.

Por otra parte, me preocupa esa “necesidad” expresada, casi inmediata, por
dar a conocer el gabinete. Faltan cinco meses que serán eternos pero que, a
su vez, constituyen un lapso más que prudente para integrar un equipo idóneo, eficiente, experimentado, sobre todo, con el talante ético que las circunstancias históricas demandan. No es un cambio de gobierno cualquiera, ya lo dijimos; es un parteaguas entre lo viejo conocido y espurio, versus la construcción de un futuro diferente.

Finalmente, quiero dejar plasmada mi preocupación por las excesivas expectativas
que se están empezando a volver demandas. Pretender en 4 años un vuelco total
de la problemática política, económica y social del país, es ilusorio e incluso podría
sonar hasta perverso, según de donde provengan esas falsas expectativas. Mucho
menos, debemos pensar que en los primeros cien días, acostumbrada luna de
miel brindada a otros gobiernos, se pueda cambiar problemas estructurales de
siglos.

Lo que sí espero y confío que lo harán, es el combate a la corrupción desde
el primer día, asumiendo una reorganización administrativa urgente, con nuevos paradigmas, sin plazas fantasma y con el personal técnico idóneo para emprender esta descomunal tarea de desinstalar la corrupción en todos los mecanismos e institucionalidad pública.

Para tener el talante moral de reclamar, primero debemos apoyar desde nuestros
saberes, experiencias y espacios. En este marco, el apoyo desde la calle es
fundamental, tanto para llegar a la toma de posesión, como para el seguimiento
del gobierno democrático que millones decidimos elegir.

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