PROVOCATIO: Cooptación sostenible

Para combatir el mal que implicaba el tráfico de influencias en los procesos de elección de Cortes y en otros altos cargos, se idearon las ahora famosas comisiones de postulación. El espíritu de la medida no fue malo, pero no entender que el problema es sistémico-estructural provocó que el nuevo actor: la supuesta academia, cayera más temprano que tarde en los mismos vicios que pretendieron combatir dichas comisiones.

José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)

Ahora que la selección nacional de futbol está compitiendo por enésima vez para participar en un Mundial, veo el escenario común de algarabía, esperanza, inocencia y hasta fanfarronería de una población que espera lo imposible. Estos episodios ya son endémicos, pero la recurrencia periódica se mantiene. Cualquier extranjero no entendería absolutamente nada, a menos que se adentre en la historia política de este sufrido país.

No desarrollaré el mecanismo perverso que implica la sobrevaloración del combinado nacional (decir selección ya es demasiado) que, por cierto, es tan conveniente a las élites y su sueño opiáceo de generar unidad nacional, pero en torno a su proyecto ideológico. Solo dejo un dato, el actual entrenador mexicano gana la friolera de Q337,150 quetzales (aprox. 43,500 dólares) AL MES, mientras el país arroja cifras muy preocupantes de pobreza y desnutrición. La cantidad total del proyecto denominado “selección”, es de escándalo, porque implica, además de salarios, toda una parafernalia digna de tratar en otro espacio. ¿Por qué invierten tanto los empresarios en esto? Dejo a su libre, pero informado criterio, la respuesta.

Introduzco el tema principal con este ejemplo, porque la misma sorpresa me causa la inocencia de muchos conciudadanos con respecto al cambio de autoridades en 2026, de las siguientes autoridades:

  • Magistrados de la Corte de Constitucionalidad
  • Magistrados de la Corte Suprema de Justicia
  • Jefe/a del Ministerio Público
  • Magistrados del Tribunal Supremo Electoral
  • Contralor de la Contraloría General de Cuentas

Entender la postura positiva del pacto de corruptos y de sus adláteres frente a estos procesos, es perfectamente comprensible; saben que tienen la sartén por el mango y que los resultados estarán de acuerdo a su planificación y expectativas. Incluso, la posibilidad que se les pueda colar alguna golondrina que no haga verano, también está en sus planes como muestra de “condescendencia” (o pifia), lo cual haría más creíble el proceso y, por ende, la sostenibilidad de su proyecto macabro.

Ahora bien, que personas probas y “preparadas” de cualquier signo ideológico, incluso autodenominadas progres o de izquierdas, caigan en la trampa y promuevan el dañino pensamiento del positivismo iluso, totalmente desconectado de la cruda realidad, sí me parece sumamente penoso.

Como si la historia no nos hubiese dado múltiples ejemplos, basta revisar someramente el mecanismo mediante el cual, se “renuevan” autoridades en forma periódica. Para combatir el mal que implicaba el tráfico de influencias en los procesos de elección de Cortes y en otros altos cargos, se idearon las ahora famosas “comisiones de postulación”. El espíritu de la medida no fue malo, pero no entender que el problema es sistémico-estructural provocó que el nuevo actor: la supuesta academia, cayera más temprano que tarde, en los mismos vicios que pretendieron combatir dichas comisiones.

Ayer, miércoles, dicté una conferencia sobre el contexto del tema desarrollado en esta columna, en la que expongo cómo todos los caminos conducen a Roma, porque el sistema así está diseñado. Desde la captura casi total de la Corte Suprema de Justicia en 2014, se fue dando un proceso de cooptación del resto de organismos y entidades del Estado, cada vez en mayor proporción. Los gobiernos de Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, sirvieron de sólido respaldo a este asalto. Hoy en día, ningún ciudadano, en el uso pleno de sus facultades, por supuesto, puede negar que el pacto de corruptos inundó casi todos los espacios de la vida pública. A pesar de lo anterior, muchos se autogeneraron expectativas desproporcionadas con la llegada de un nuevo gobierno, que es distinto a decir que se ganó el Organismo Ejecutivo, como ya lo he explicado.

No entraré en detalles sobre la conformación de cada comisión de postulación, las que terminarán proporcionando los candidatos a ocupar los diferentes cargos ya descritos; sin embargo, se puede decir que, en términos generales, es casi la misma composición. De órganos ya cooptados, no podemos esperar representantes idóneos, independientes e imparciales.

Solo veamos el caso del Ministerio Público. La comisión de 13 miembros elige a 6 candidatos y se conforma así:

  • Presidente del Organismo Judicial (OJ) y de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), quien preside la comisión.
  • Presidente del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG): Representa al gremio de abogados y notarios.
  • Presidente del Tribunal de Honor del CANG: Representa la instancia encargada de velar por la ética profesional de los abogados.
  • Decanos de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales: Representan a las universidades del país, tanto públicas como privadas. Cada universidad tiene un decano que participa en la comisión.

No quiero insultar su inteligencia tratando de explicar porqué una comisión así conformada, no presentará candidatos idóneos para que el presidente de la República deba elegir. Misma situación aplica a los organismos ya descritos que también se elegirán en 2026, año preelectoral, pero casi electoral, dada la debilidad del gobierno.

Hay una gran diferencia entre ser un optimista informado, y uno cuya base es tan solo la esperanza que parte de la ilusión por un mundo mejor.


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