Las protestas contra la reelección del presidente Evo Morales hacían una pausa este sábado en Bolivia, cuando miles de personas acudieron a los cementerios a honrar a sus muertos y crecía la incertidumbre sobre la auditoría de la OEA a los cuestionados comicios del 20 de octubre.
«Vamos a ser respetuosos del informe de la OEA», declaró Morales en un acto en la región central de Cochabamba el sábado, al día siguiente de que renunciara el jefe de la misión del organismo que audita las elecciones, el mexicano Arturo Espinosa, para favorecer la «imparcialidad», tras admitir que había publicado artículos críticos sobre el mandatario izquierdista boliviano.
La renuncia del experto electoral mexicano fue un revés para el proceso lanzado el jueves para verificar el cuestionado escrutinio oficial, que dio un nuevo mandato de cinco años a Morales.
El presidente ha insistido en llamar a sus seguidores a «defender la democracia y los resultados» electorales, mientras toda la oposición boliviana rechaza la auditoría de la OEA, incluido el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), rival electoral de Morales.
«Más vale que la OEA reciba la señal para que se repliegue y deje sin efecto su trabajo», declaró el sábado el opositor Rolando Villena, un exdefensor del Pueblo y exaliado de Morales.
La situación estaba más tranquila en Bolivia este sábado que en las jornadas anteriores, aunque persistían la tensión, los paros cívicos y los bloqueos de calles en varias ciudades.
Los bolivianos acudieron masivamente a los cementerios para honrar a sus muertos, en la festividad católica del Día de los Difuntos, mientras la fiscalía anunciaba el arresto de seis sospechosos de los homicidios de dos opositores en el poblado de Montero, en la región oriental de Santa Cruz, el miércoles.
«Hay una pausa [en las protestas], pero no una tregua», dijo a la AFP el profesor de música Lindomar Castillo, de 41 años, mientras visitaba la tumba de sus familiares fallecidos en el cementerio ‘La Llamita’, en una ladera de uno de los montes que rodea a La Paz.
«Maniobra distraccionista»
Los movimientos opositores han convocado a asambleas para este sábado en la noche en la ciudad oriental de Santa Cruz y para el domingo en La Paz, con el fin de decidir nuevos pasos a seguir.
La oposición rechaza la auditoría de la OEA, pues cree que se trata de «una maniobra distraccionista para mantener a Morales en el poder».
El informe de la misión de la OEA debe estar listo en dos semanas y el apoyo de Morales a esta auditoría sería una señal de que piensa que le será favorable para sellar un cuarto mandato hasta 2025.
Los movimientos opositores han ido radicalizando su discurso y ya no quieren la auditoría ni un balotaje entre Morales y Mesa. Ahora piden la anulación de la votación y la convocatoria a nuevas elecciones generales (presidenciales y legislativas).
En medio de las protestas y controversias, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) boliviano anunció el viernes el cómputo final de los comicios, ratificando la reelección de Morales, con el 47,08% de los votos, seguido por Mesa, con 36,51%.
De acuerdo a la ley, por la diferencia de más de 10 puntos sobre Mesa, el presidente ganó un cuarto mandato hasta 2025.
Los choques entre opositores y policías han dejado 191 detenidos y 60 policías contusos, uno de ellos en estado de coma, según el jefe policial Julio Cordero.
En multitudinarias asambleas populares efectuadas en La Paz y Santa Cruz, los opositores acordaron el jueves seguir adelante con las protestas en las calles, una señal de radicalización del movimiento.
La asamblea o «cabildo» de La Paz fue más lejos todavía, al proclamar «¡Ni Mesa, ni Evo Morales!», un signo de independencia política y de que los activistas paceños quieren nuevas elecciones sin ninguno de los dos principales candidatos del la contienda del 20 de octubre.
En Santa Cruz, feudo de la oposición, y Potosí (suroeste) continuaban los paros y bloqueos de rutas que han paralizado la actividad laboral y educacional. También hubo protestas el viernes en Cochabamba (centro) y Trinidad (noreste).
En varias ciudades las escuelas estuvieron prácticamente paralizadas durante toda la semana.
Desde que comenzaron las protestas, al día siguiente de los comicios, se han registrado unos 140 heridos, además de los dos fallecidos, según la Defensoría del Pueblo.