- Las protestas pro-palestinas durante La Vuelta a España transformaron una competencia deportiva en un escenario cargado de tensión política y riesgo operativo.
Lo que empezó como manifestaciones de solidaridad escaló hasta alterar el desarrollo natural de una de las grandes citas del ciclismo internacional.
La seguridad de los ciclistas y la integridad de la carrera quedaron seriamente comprometidas, generando debate sobre la pertinencia de involucrar conflictos geopolíticos en eventos deportivos.
Origen y detonantes de las manifestaciones
Las protestas comenzaron como expresiones de solidaridad con Palestina frente a la participación del equipo Israel–Premier Tech en la carrera. Activistas desplegaron pancartas y banderas palestinas en puntos clave de la competición, desde etapas iniciales (como Figueres, etapa 5) hasta tramos emblemáticos como Bilbao, causando interrupciones y riesgos de seguridad.

Etapa a etapa
Etapa 11 (Bilbao): Manifestantes irrumpieron cerca de la meta; el pelotón fue neutralizado, sin declarar ganador y con el cronometraje detenido a 3 km del final.
Etapa 15 (Monforte de Lemos): Un manifestante corrió hacia la pista provocando una caída que involucró a Javi Romo (Movistar) y Edward Planckaert. Ambos continuaron, pero Romo resultó levemente afectado.
Etapa 16 (Poio → Mos-Castro de Herville): Se pasó por alto el final planificado. La llegada fue adelantada 8 km por bloqueos en la ruta; Egan Bernal fue declarado vencedor tras un cerrado remate final.
Etapas anteriores: También se reportaron intentos de bloqueo durante la contrarreloj por equipos (Figueres), así como sabotajes de comunicaciones y hackeo parcial de radios oficiales.
