La producción petrolera de Venezuela cayó en mayo a 570,000 barriles diarios, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), un retroceso que la ubica en niveles de hace más de siete décadas y ensombrece aún más el panorama de una economía devastada.
Con un pico de producción de 3,7 millones de bd en 1970, la industria petrolera venezolana ha involucionado a sus niveles más bajos desde 1943, cuando su oferta promedió 491,463 bd según cifras oficiales. El país, que tiene en el petróleo su principal producto de exportación y fuente de divisas, tenía entonces 4 millones de habitantes frente a 30 millones en la actualidad.
El informe mensual de la OPEP refleja un saldo de 54,000 barriles diarios (bd) menos que en abril de acuerdo con fuentes del cártel, y 162,000 bd menos según los reportes del gobierno venezolano a la organización energética.
La estatal PDVSA, que estuvo entre las cinco principales petroleras del mundo y que hace 12 años producía 3,2 millones de barriles diarios, languidece.
Solo durante un paro petrolero entre diciembre de 2002 y marzo de 2003 se observaron cifras menores, de 25,000 bd.
Caída sin freno
Al ubicarse por debajo de los 600,000 bd, la oferta del país caribeño marca nuevos hitos en una caída sin freno durante la última década, que expertos atribuyen a decisiones erráticas, desinversión y corrupción.
Se sumaron al coctel sanciones de Estados Unidos que buscan desplazar del poder al presidente socialista Nicolás Maduro, incluida una prohibición de negociar crudo venezolano vigente desde abril de 2019.
Según la firma S&P Global Platts, Venezuela debió recortar en las últimas semanas aún más su erosionada producción por «limitaciones de almacenamiento» y «falta de petróleo liviano» para procesar su crudo extrapesado y hacer así comercializable la mezcla.
Hasta 2018 Venezuela enviaba 500.000 bd de crudo a Estados Unidos y recibía de ese país 120,000 bd de petróleo liviano y diluyentes, así como insumos para producir combustible. La otrora potencia refinadora terminó por acudir a aliados como Irán, acérrimo enemigo de Washington, para paliar una severa escasez de gasolina.
Todo esto «lo que hace es agudizar el ciclo recesivo de Venezuela», observa el economista José Manuel Puente, del Centro de Políticas Públicas del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).
El país se encamina al séptimo año consecutivo de recesión y su economía ha perdido más de la mitad de su tamaño en ese lapso.
«Se acabó la renta»
Para colmo, Venezuela está exportando «el poco petróleo que vende a pérdida», subrayó Puente. Esto se produce a consecuencia de la caída de precios y las triangulaciones que debe hacer para sacar su crudo evadiendo sanciones.
El país «está al borde de un colapso», advierte el economista.
Cada vez está más lejos una bonanza petrolera que reportó más de 750.000 millones de dólares a la nación caribeña entre 2004 y 2015.
«Se acabó la renta» petrolera, dice el economista Carlos Mendoza Potellá, asesor del Banco Central de Venezuela (BCV).
El experto es crítico de las políticas petroleras del gobierno de Maduro, pero resalta el impacto de las sanciones. «Nos tienen asfixiados, tenemos a (Donald) Trump con la rodilla en el pescuezo», sostiene.
De todos modos, incluso sin sanciones, el especialista considera difícil que el petróleo vuelva a ser «palanca del desarrollo» por los altos costos de producción del crudo extrapesado venezolano.
Venezuela tiene las mayores reservas petroleras del mundo, pero eso «no sirve para nada si no se puede aprovechar», agrega Mendoza Potellá.
¿Recuperación posible?
Los precios, pese a una recuperación leve en las últimas semanas, son bajos por la contracción de la demanda a raíz de la pandemia de COVID-19.
El pasado 24 de abril, el petróleo venezolano cayó a 9,9 dólares el barril, sus peores cotizaciones en dos décadas, y rebotó a 13,45 dólares el 1 de mayo. Desde entonces el Ministerio de Petróleo venezolano no divulga nuevos datos.
Puente considera inviable una recuperación del sector petrolero sin abrir las puertas a privados: «Solos no podemos. No tenemos la tecnología, ni los recursos financieros, ni humanos».
La nueva caída de producción coincide con un recrudecimiento de tensiones entre Maduro y el jefe parlamentario Juan Guaidó – reconocido como presidente interino de Venezuela por medio centenar de países-, de cara a unas elecciones legislativas este año que, sin fecha definida, serán boicoteadas por los principales partidos opositores.
Puente considera que la recuperación pasa por una negociación para una transición política que permita generar confianza y financiamiento.
«No tenemos alternativa, o lo hacemos o seguiremos en el ciclo de desastre», sentencia.