Privados de viajar como millones de personas en todo el mundo a causa de la pandemia de covid-19, los tailandeses encontraron un remedio tomando café en las cómodas butacas de un avión.
En la turística ciudad de Pattaya, estos nuevos pasajeros, virtuales, se acomodan en los asientos de primera clase de un avión desafectado.
Tarjeta de embarque en la mano, algunos incluso optan por un recorrido que les permite visitar la cabina de los pilotos.
«Gracias a este café, puedo sentarme en primera clase y divertirme en la cabina asumiéndome como el comandante del avión», señala a la AFP Thipsuda Faksaithong, de 26 años. «¡Es muy divertido!», añade entusiasmado.
Chalisa Chuensranoi, de 25 años, incluso llega a decir que la experiencia ha sido tan buena como en todos los viajes que ha realizado antes de la pandemia, que obligó en marzo a Tailandia a cerrar sus fronteras.
«Sentarme aquí, en primera clase (…) me hace sentir como si realmente estuviera en un avión, en vuelo», añade.
Segundo local
En otro café, éste ubicado en la propia sede de la compañía nacional Thai Airways en Bangkok, los clientes dan la impresión de que incluso extrañan la comida que se sirve en los aviones. Hasta parecen deleitarse con los espaguetis a la carbonara y la carne de bovino al estilo tailandés servidos en bandejas de plástico por verdaderas azafatas, actualmente desocupadas.
Pero para Intrawut Simapichet, de 38 años, que llegó al café junto a su esposa y su bebé, esta experiencia es mucho más que una simple comida.
«Habitualmente, viajo muy seguido y ahora tengo que encerrarme en casa (…) es un poco deprimente», admite, sentado junto a otros «pasajeros», que incluso posan con equipaje para hacerse una foto junto a una falsa puerta de avión. Inclusive, admite que «(este café) colma lo que me falta».
El reino ha registrado una baja tasa de contagios por coronavirus, con unos 3,400 casos constatados y 58 muertes.
El cierre de las fronteras ha afectado mucho a la economía del país, en gran parte basada en el turismo.
El gobierno está estudiando actualmente la posibilidad de establecer «burbujas de viaje» con determinados países que han logrado controlar la enfermedad.