El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, reconoció este martes que no estaba al tanto del fallido operativo del jueves pasado para detener a Ovidio Guzmán, hijo del encarcelado capo Joaquín «Chapo» Guzmán.
«Yo no estaba informado, no me informan en estos casos, porque hay una recomendación general que se aplica, le tengo mucha confianza al secretario (ministro) de la Defensa», dijo el mandatario izquierdista en su habitual conferencia de prensa matutina.
Ovidio Guzmán, uno de los 10 hijos reconocidos del Chapo, fue detenido brevemente la tarde del jueves en Culiacán, capital del estado de Sinaloa (noroeste), pero fue liberado cuando su cártel respondió librando una batalla campal en las calles de la ciudad.
«Cuando me enteré que se había generado este conflicto y les pido (a los ministros) que se reúnan para tomar una decisión, me lo presentan y yo lo avalo», agregó López Obrador.
Dijo también que las fuerzas federales seguirán trabajando para detener al hijo de Guzmán.
«No puede haber impunidad, nada más que hay que cuidar a la población, no debe haber los llamados daños colaterales y para ello la inteligencia más que la fuerza», dijo.
El presidente reiteró que avaló la decisión tomada por su gabinete de seguridad de detener el operativo, lo que se tradujo en la liberación de Oviedo, quien es buscado con fines de extradición a Estados Unidos, que lo acusa de tráfico de drogas.
«Me siento bien de haber avalado la decisión de suspender ese operativo que pudo haber causado la pérdida de mucha gente (…), lo político es lo de menos», dijo en respuesta a las críticas de expertos en seguridad y opositores que señalan que esto fue una humillación para el Estado mexicano.
Guzmán, de 28 años, es uno de los cuatro hijos que el Chapo, preso en Estados Unidos cumpliendo una condena de por vida por narcotráfico, tuvo con Griselda López Pérez, su segunda esposa.
Tras las balaceras que se registraron en Culiacán, el gobierno federal desplegó 230 elementos del ejército para reforzar la seguridad.
El Chapo Guzmán, que llegó a ser considerado el narcotraficante más poderoso del mundo, fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2017.
Tras un período de peleas internas, sus hijos han asumido el control del cártel, junto con su cofundador, Ismael «El Mayo» Zambada.